35.

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Parpadeé lentamente y apegué mi cara contra el pecho de Lisa, incapaz de moverme; sin embargo, mi cuerpo no parecía del todo de acuerdo con mi idea de permanecer más tiempo allí.

Gimoteé y, finalmente, me decidí a levantarme para ir a la baño. Quizá pueda volver a dormir un poco más después.

No obstante, cuando intenté separarme, los brazos que Lisa mantenía en mi cintura apretaron su agarre y me llevaron más cerca a ella. La chica acostada a mi lado murmuró algunas cosas, aún con los ojos cerrados, y apoyó su mentón sobre mi cabeza.

—Lisa, ¿podrías soltarme?

—No —musitó, con la voz ligeramente ronca y apegándome más a ella, si es que eso era posible.

—Vamos, déjame ir.

—Nunca.

Me reí ante el tono infantil, sin embargo, me empecé a remover en la cama buscando que me soltara. Lisa no parecía muy contenta con eso, porque empezó a lanzar unos cuantos gruñidos, pero nunca me soltó.

—Hablo en serio, Lili. Quiero hacer pipí.

Ella hizo un puchero, pero se separó de mí y me permitió finalmente hacer del uno en el baño.

Cuando salí me tumbé en la caba a su lado y, tomando sus manos, las coloqué nuevamente a donde pertenecían, en mi cintura.

Ella soltó una risa.

—Creo que deberíamos levantarnos, es tarde.

—Bien, ahora tú eres la aguafiestas.

Volvió a reír e, inclinándose levemente, plantó un beso en mis labios que correspondí con mucho gusto.

De alguna forma, todo esto que hacíamos se sentía completamente natural y cómodo; y me encontré a mí misma imaginando si así serían nuestros días de ahora en adelante. 

Despertarme entre los brazos de Lisa, mientras ella me sostenía como si fuese lo más preciado para ella y nos besábamos adormiladamente... Podía acostumbrarme.

Cuando se separó, después de plantar suaves y delicados besos sobre todo mi rostro, se sentó en la cama y empezó a estirarse.

—Dormí como un bebé —dijo.

Me reí un poco al notar esa sonrisa hermosa que adornaba su rostro y empecé a realizar el mismo procedimiento, sentándome y estirándome en la cama.

—¿Qué hora es? —pregunté.

Ella tomó su teléfono, que estaba a un lado en la mesita de noche, y parpadeó con incredulidad.

—Son las once.

De inmediato parpadeé de la misma forma. 

¿Sólo habíamos dormido dos horas?

—Sólo dormimos dos horas —murmuró Lisa—. Parece que hubiesen sido más.

Asentí.

—Bueno, mira el lado positivo. Te da tiempo de tomar una ducha.

Cuando dijo aquello, no pude evitar sonrojarme y golpear su hombro mientras escuchaba su risa.

—¡Lisa! —reproché.

—¿Qué? No me vas a decir que no te sientes sucia después de eso.

—Bueno... ¡En todo caso tú también deberías ducharte!

Ella me lanzó una mirada cargada de picardía.

—¿Es esa una invitación?

—¡Aléjate de mí, pervertida! —chillé y me escondí entre las sábanas.

Promise┊ChaelisaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang