8.

2.7K 236 35
                                    

—Entonces... ¿Lisa es tu Lisa? ¿La misma Lisa que te dejó cuando eran pequeñas y estuviste esperando durante mucho tiempo aunque no sabías si iba a aparecer? —inquirió Jisoo con un tono algo despectivo, mientras observaba a la rubia y llevaba una fresa a sus labios.

Después de degustar un delicioso desayuno hecho por Jisoo —que consistía en pancakes, un tazón de cereales con frutas y algo de jugo de naranja—, nos sentamos a conversar en los muebles de la sala. Lisa y yo habíamos tomado asiento en los sillones mientras Jennie y Jisoo se mantenían en el sofá, tan apegadas como su fueran siamesas.

Fulminé con la mirada a mi mejor amiga, siendo consciente de que aquello había sido una indirecta hacia la menor.

Lisa se sonrojó un poco y asintió, rascando su mejilla nerviosamente.

Y Jennie, por su parte y aprovechando su lugar en el sofá —justo detrás de Jisoo, que parecía más bien debajo—, observó los labios de Jisoo e inclinó su cabeza hacia ella al mismo tiempo que entreabría su boca. Jisoo se volteó y simplemente se inclinó más cerca, con la fresa aún entre sus labios, permitiendo que Jennie mordiera un pedazo de ella antes de seguir intimidando a Lisa.

Sigo sin creer que no sean nada, osea, ¿con qué clase de amiga haces eso? Porque ella y yo, por más cercanas que seamos, lo único cerca que hemos estado de hacer eso fue cuando le pedí que me diera de sus chocolates y me colocó uno en los labios con sus dedos.

La rubia frente a mí suspiró —al parecer no se había percatado de la acción de las mayores—, y le dirigió unas palabras a Jisoo.

—Sé que me fui durante mucho tiempo y no regresé, pero no porque no quisiera, sino porque no podía. No estaba bajo mi jurisdicción volver. Aún vivía con mis padres y cuando empecé a independizarme fue que finalmente me permitieron regresar.

—¿No pudiste mandarle al menos una carta o qué sé yo? No tienes idea de lo preocupada que estuvo todo este tiempo.

—Jisoo —farfullé en un tono bajo, advirtiéndole que no se pasara.

—¡Lo hice! —chilló Lisa—. Lo intenté, durante varios meses. Hacía cartas y le pedía a mi abuela que me ayudara a enviarlas, pero siempre regresaban a mí. No importa en qué fecha o lo que pagara por el envío, siempre regresaban, así que simplemente dejé de enviarlas.

—Oh, bueno... Algún tiempo después de que se fueron mi tía y yo cambiamos de hogar. Conseguimos un apartamento en otro barrio y empecé a asistir a otra escuela —comenté, recordando la charla que había mantenido con mi tía poco después de la despedida con Lisa.

—Me di cuenta después de que Jennie y yo fuimos a visitarlas al segundo día de estar aquí. Los nuevos inquilinos no son amigables, por cierto.

—¿Aún recordabas la dirección? 

—Un poco —asintió—. Pero fue algo difícil. Como todo ha cambiado tanto... Así que me guíe por las cartas, también.

—Por lo tanto, eso quiere decir... Que Chaeyoung es la chica de la que tanto me hablaste durante todo este tiempo. La que creí que era una estúpida imaginaria de la que te escuché hablar por tanto tiempo aunque dudara de su existencia —concluyó Jennie.

—Sí, ¿y por qué me apoyaste y me seguiste aquí si dudabas de mi cordura? —preguntó Lisa, levantando una ceja hacia su amiga en reproche.

La castaña solo se limitó a levantar ambos hombros.

—Porque eso es lo que hace una amiga —respondió—. Aunque yo no creyera que fuese real, y aunque tenía mis serias dudas respecto a si íbamos a encontrarla o no en una ciudad tan grande como Seúl, tú eras mi mejor amiga. Sigues siéndolo y siempre voy a apoyarte, sin importar qué.

Promise┊ChaelisaWhere stories live. Discover now