30.

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Algunos días después de mi charla con Jisoo, para mi absoluta desgracia, nos habíamos encontrado más veces de las que podía contar con aquellas chicas no tan desconocidas. Eunbi y Yewon no paraban de buscar la atención de Lisa y Jennie respectivamente —a pesar de que ya le había demostrado que Lili era mía. Parecía que no se iba a rendir tan fácilmente—. La castaña parecía estar bien con eso, no obstante, Lisa pues... Ella no parecía estar tan bien al respecto. Eunbi le agradaba, ella misma me lo dijo esa misma noche después de su salida con Jennie, pero parecía querer algo más y Lalisa no estaba de acuerdo con eso. Yo estaba muy feliz por su confesión.

Pero aquellas interacciones que ambas tenían causaban estragos en mi interior y había estado pensando tanto en eso que finalmente llegué a una conclusión... La menstruación estaba por venir.

Esa fue la única conclusión a la que pude llegar.

Así que justo hoy me encontraba durmiendo cómodamente en mi cama, cuando sentí algo extraño... Me levanté aturdida, tras sentarme en la cama y observar a la nada esperando que mi cerebro cargara, lo sentí otra vez y corrí rápidamente hacia el baño.

Y lo que más temía se hizo realidad.

—¡Noooo! —grité.

Corrí de un lado a otro en mi habitación, abriendo gavetas y tomando todo lo necesario, mientras me encerraba en el baño nuevamente.

A los pocos minutos Jisoo apareció tocando con desesperación mi puerta.

—¡Chaeng! ¡¿Estás bien?!

—¡Código rojo, Jisoo! —lloriqueé, mientras retiraba el acondicionador de mi cabello.

—Oh no. ¡Regreso enseguida!

Y sentí como la puerta de mi habitación se cerraba.

Terminé de ducharme y me arreglé, para tirarme en la cama al sentir una horrible punzada en mi vientre bajo y murmurar un bajo quejido.

Al instante Jisoo apareció por la puerta junto a mi tía y las demás. Todas con cosas en las manos.

—¡Rosie! ¡¿Cómo te sientes?! ¡¿Estás bien?! —Lisa fue la primera en acercarse, arrodillándose junto a mí en la cama con una expresión preocupada en su lindo rostro.

—Mi pequeña, Jisoo nos dijo que te sentías muy mal... Lamento que haya llegado ahora.

—Tenemos algunas cosas que podrían ayudarte —murmuró Minji, pasándome una pastilla para el dolor y un vaso con agua.

La tomé rápidamente.

Jennie, sin decir absolutamente nada, me pasó una bolsa con agua caliente que coloqué con rapidez sobre mi parte adolorida.

La tía Dara me dio un beso en la cabeza y colocó el desayuno en la cama a mi lado.

—¿Tienes hambre?

Negué débilmente e hice un puchero.

—Debes comer algo —insistió, pasando una mano por mi cabello y plantando un suave beso en mi frente.

—No quiero nada.

Jisoo se posó a un lado de mi tía y sonrió mientras sacaba una barra de chocolate de su bolsillo.

De inmediato mi estómago rugió.

—Excepto eso.

—¿Chocolate? ¿Tan temprano? Absolutamente no —negando con la cabeza, mi tía obligó a Jisoo a guardar el chocolate en su bolsillo nuevamente y me observó—. Si no desayunas, no hay dulce.

Promise┊ChaelisaWhere stories live. Discover now