Manon

XVIII

—Un, dos, tres, cuatro... Estén atentos a sus salidas.

La clase fue dividida tomando a su vez el salón contiguo al nuestro. El escenario sería tomado principalmente por el pueblo y los nobles, por Edmondo y Lescaut.

La historia daba inicio una tarde en la que jóvenes y estudiantes paseaban por una plaza, que destacaba por ser el centro de reunión recatada de juegos y bebidas. Hyun Jin será el primer en dar a conocer la cara una vez que se abra el telón, se sabe la historia de memoria, lo que respecta a memoria muscular. Comienza sentado en medio de la pista teniendo a los pueblerinos arremolinándose a sus alrededores, sigue la serie de pasos indicados por Kim Hwi Yong, nuestro segundo instructor, a la perfección, sin defecto. Al finalizar, llega el turno de Edmondo, jovial, embustero, podría contarle a las naciones lo que es vivir el placer juvenil y todos le seguirían la marcha. Ji Sung es acompañado por un grupo de chicos además de él, sin embargo, no deja de resaltar con esa gran y despreocupada sonrisa. Aun estando descalzo sus pasos son precisos, se desplaza por la superficie libremente, encarna a Edmondo como si hubiese vivido su persona en otra vida.

Ed, en comparación con Lescaut, es pobre, y ambos tienen un concepto diferente con respecto a los placeres de la vida. Mientras que uno se embriaga en vino en fiestas de cóctel, el otro se emborracha hasta el culo de cerveza jugando cartas alrededor de un mesa. De clases diferentes que sus personalidades chocan. Lescaut es vil y descarado con Edmondo, pero no se molesta en seguirle el juego, su interacción echa chispas. Ed es levantado más de una vez por Lescaut, gira siendo sostenido de la cintura y tomado de la mano a pesar de que se tratase de un muchacho pobre e inmundo.

Desde la pared translúcida del salón en el que me hallaba con Yang Min observo el dueto de Edmondo y Lescaut. Veo como cada vez Ji Sung es soltado con brusquedad e indiferencia cuando el número termina.