LXXVII

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Mi cuerpo adquiere el peso del mismo calibre que un ancla sobre el colchón. Me siento en extremo pesado, pero ese abrumante sentimiento se desvanece a medida que despierto, me acurruco al cuerpo a mi lado. Noto un aroma extraño. Sobre mi mejilla siento un peso casi imperceptible picándome, abro los ojos notando que es una mosca, vuelvo la mirada encontrándome con un cuerpo en putrefacción frente mío.

Un jodido cadáver.

Empujo al cuerpo lejos de mí procurando no caerme de la cama y escucho la puerta abrirse.

—Creo que no te agrada Rodolfo —Entra Ji Sung aún en pijamas y se acerca a la cama.

—¿Rodolfo?

—Así le puse a tu peluche —dice señalando al otro extremo. Con un ligero trazo de temor me volteo y me asomo con lentitud por el borde, me encuentro con el peluche tirado en el suelo. Vuelvo a recostarme con pereza—. ¿Mal nombre? —Niego teniendo los ojos cubiertos por ambos brazos. Mi cabeza punza— ¿Estás bien? —No estoy nada bien. Siento su ligero peso posarse en la orilla de la cama y su mano tantearme por el pecho debajo de la camisa cerca de la cabeza del esternón— Estás ardiendo en fiebre —Recién caigo en cuenta de que estoy sudando. Ji Sung me retira los brazos de la cara y recarga los labios en mi frente reafirmando mi estado—. Vamos al médico.

—No quiero ir —murmuro.

—Tienes que ir a la compañía.

—Al diablo la compañía, te voy a llevar a consulta.

—Han.

—Llama al trabajo, di que no irás.

—Tengo que trabajar.

Necesito dinero.

—Min Ho —Vuelvo a sentirlo sentarse sobre la cama luego de que se levantara a vestirse. Como puedo me incorporo en los antebrazos y consigo sentarme con su ayuda, termino por apoyar la cabeza en su hombro—, hey, mi amor. Sé lo mucho que trabajas y todo el esfuerzo que pones en ello —su voz tan suave me arrulla en susurros—, pero estás cargando con mucho estrés.

—Me estoy volviendo loco, Hannie.

—Claro que no, estás estresado. Todos pasamos por eso, una vez que pase todo esto volverás a estar bien. ¿Entiendes? —Esto no es normal, Hannie— Sólo será por hoy, ¿sí? Necesitas descansar —Me besa en la sien ahuyentando esos grados por encima de la escala ordinaria de mi temperatura corporal—. ¿Sí, bebé?

Asiento.

Necesito ir con un médico.

ManonWhere stories live. Discover now