Manon

LII

Cada semana es mi turno en la casa de realizar la lavandería, y como cada semana echaba la ropa de mi bolso de entrenamiento en la lavadora adicionando a mi rutina un playlist de música pop actual, hábito que adopté junto a bailar por los pasillos desde que empecé a salir con Ji Sung. Camisas de algodón, mallones, calcetines, toallas, pantalones, una concha. Metí todo eso en el electrodoméstico y comencé el ciclo de lavarlo luego de vertir una copa de jabón líquido.

En adición reviso los bolsillos delanteros y laterales de la bolsa encontrando envolturas de papel, pelusas y un paquete de pañuelos a la mitad, pero nada de eso me hace sonreír como lo hizo una pequeña barra de chocolate con una etiqueta pegada en ella.

Te quiero, dice la leyenda con un corazón dibujado a la derecha.

Hannie...

Toso de repente. Más que una pequeña reacción es un ataque de tos, me doblo colocándome de cuclillas en el suelo, mis ojos se están aguando a causa del impacto. Algo me está raspando el esófago. Alejo la mano que me cubría la boca y veo en ella sangre. Hay algo atorado en la garganta.

Corro al baño dejando un trazo de gotas carmesí por el pasillo cada que toso y me inclino sobre el lavabo, mis dientes están completamente rojos y la ansia me recorre con miedo. Siento aquello en la base de la lengua, utilizando lo primero que pensé meto dos dedos por la boca y presiono al final de mi garganta hasta que me provoco arcadas, toso violentamente en el lavabo y escupo el intruso sobre él. Es pequeña, afilada, cubierta de sangre y saliva.

Es una espina.