XXIII

1.5K 284 148
                                    

Deslizo lentamente mis calcetines por mis pies magullados enfocando la vista en cada rincón del cuarto como un guardián vigilante. Ni un solo ruido perturba el silencio en el que está sumergido el área de las duchas. Finalmente estoy completamente solo. Termino de atar las cintas de mis zapatos y cuelgo mi bolsa en el hombro, me apresuro a salir, mas no doy un mísero paso cuando soy atrapado contra las taquillas por la mano de Ji Sung estámpandose contra ellas.

—Caballero Renato des Grieux, qué gusto verte aquí —me dice esbozando una sonrisa, pero yo sé que el gusto no es bien convenido gracias a su sarcástico tono de voz. No le digo nada y le miro inmutable—. ¿Qué fue lo que viste? —interroga hostil.

—No sé de qué hablas —respondo buscando pasarlo de largo, pero me lo impide interponiendo su cuerpo.

—No te hagas el tonto —susurra, tengo su rostro a centímetros del mío—, no creas que no te reconocí espiando en las duchas. ¿Qué fue lo que viste, pervertido?

—No vi cómo te follabas al novio de Yang Min —le respondí con tanta frialdad que me caló, y por lo visto también a él, aumentó el ritmo de su respiración violentamente.

—No dirás ni una palabra.

—¿O qué?

¿Por qué te quieres ocultar, Han Ji Sung? ¿Qué es lo que me harás si Yang Min se entera? ¿Descuartizarme y lanzar mis restos a un lago envueltos en una bolsa de basura? Aunque se trate de ti no me harás doblegarme.

Esperaba a que me dijera algo, que soltara alguna amenaza, pero en cambio rió paseándose la lengua en los dientes superiores con diversión.

—¿Celoso? —incita en tono meloso.

—¿De qué? —El lugar es tan silencioso que tome que escuche mis palpitaciones.

—¿Crees que no he notado cómo me miras? —Debía reprimir los escalofríos que recorrían mi piel como olas chocando entre ellas al momento en que corrió su índice por mi pecho— ¿Qué puedo hacer por tu silencio, ah? —Tenía que hacer que no se notara cómo tragaba saliva. Ji Sung, no me hagas caer de rodillas. Vuelve a elevar la mirada hacia mí luego de observar su dedo bajar por mi ombligo— ¿Quieres que te haga una felación?

Tomo su muñeca antes de que siga bajando, tengo que apretarla para conseguir sacarlo de su burbuja y que no me meta consigo en ella.

—No es necesario, no diré nada —digo soltando su mano y la alejo de mí.

A Ji Sung le toma varios segundos fuera de sí reaccionar a mí respuesta, arruga las cejas incrédulo. Sí, también estoy sorprendido. Finalmente se separa de mí.

—Bien.

Y se marcha dejándome con el corazón en la boca.

ManonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora