XII

1.7K 295 15
                                    

—Entonces... Manon, eh —digo a la instructora. Ella se hallaba ensimismada ayudándome a ejercer fuerza en mi pie y rodilla para trabajar mis desgastadas puntas de los dedos con una tabla, donde mi pie y pierna entera debían de estar rectas.

—Así es. Será una temporada emocionante.

Con Choi nos conocemos desde que era adolescente y habíamos formado una especie de conexión afectuosa, más de uno aquí me odiaba por eso, fui acusado muchas veces de obtener los papeles principales por ser “el consentido de la instructora”, y otras veces lo fui por “tirarmela”.

De principio estaba indeciso con sacar el tema, pero me decido a hacerlo antes de que cambie de opinión.

—Quiero participar en la obra —solté, a lo que ella reaccionó levantando velozmente la cabeza.

—No.

—Choi... —La llamo como me había permitido hacerlo hace años.

—Min Ho, te conozco, no dudo en que merezcas un papel más importante, pero piensa en tu condición.

—Me siento perfectamente bien.

—¿Pero bailar exhaustivamente? —Negó con la cabeza apretando los ojos— Puedes presentar secuelas, te puedes hacer daño.

—Estoy seguro de que puedo hacerlo —dije con seguridad ocultando en mí la vacilación.

—No puedes bailar, Min Ho.

—Seguí entrenando después de recuperarme, lo que es cosa de elasticidad y fuerza los recuperaré en los siguientes meses.

—Estarás listo para la siguiente temporada —evade tirando de mi pierna con más fuerza, supe que estaba buscando la forma de callarme.

—Yo también pertenezco al grupo, también tengo derecho de...

—¡Se hace lo que yo digo! —exclama fijando su vista directamente en mí. Me percato de que la atención del resto del grupo está sobre nosotros. Baja la mirada avergonzada y me inclino buscándola.

—Choi, hey —le hablo suavemente—. Desde chico ha sido mi sueño bailar para grandes compañías, quiero ser llamado por esos cazadores de talentos.

—Lo sé, cielo, lo sé.

—Si quiero recuperarme necesito volver al ruedo, ¿vas a dejar que vuelva a perder la oportunidad?

Parece meditarlo, estoy casi convencido en que dejará por terminado el tema hasta que vuelve a hablar.

—Te dejaré audicionar —Levanto la mirada otra vez—, pero —continua— la última decisión es mía, ¿entiendes?

Asentí con energía.

—Gracias.

—No agradezcas —Retiró la tabla de debajo de mi pierna y me dejó flexionar la rodilla—, ve a trabajar las puntas.

No te vas a decepcionar de mí.

ManonМесто, где живут истории. Откройте их для себя