LIX

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En una noche de vela, cuyo elemento de entretención principal es el juego, veo llegar por la entrada a Geronte de Revoir y Manon juntos. Quedo perplejo ante el cuadro, pero actúo con naturalidad frente a Revoir como si de viejos amigos se tratase en la puesta en escena. Manon sonríe risueña y aletea las pestañas sentada sobre el regazo del hombre, le acaricia la mejilla de vez en vez con la mirada puesta en ese rostro alargado, mirada que escasamente se posa en mí.

Quiero obtener respuestas cuando somos dejados solos, mi tibio e incrédulo corazón las necesita. Me evade la palabra más de una vez y sin poder responder a nada más huye. Mi alma pesa en esta coraza que forma mi cuerpo, el alma que una noche anterior fue entregada a la hermosa chica de Arras, expreso aquello en una danza desconsolada. ¿Por qué me hiciste creer que entre nosotros había florecido algo? Debería olvidarme de ti, pero mi corazón se aferra, sabe que te pertenece. Trastabillo una vez, pero procuro no detenerme.

Dulce, seductora, tierna Manon. Sé que no me estás rompiendo a propósito. En mi desesperado intento por llamarte mis pies vuelven a deslizarse por el suelo, esta vez tengo que estabilizarme con una mano y, aunque haya caído seguro, no dejará de seguirme esa frustración de errar un paso anteriormente dominado.

—Min Ho —De brazos cruzados, Choi me llama deteniendo el ensayo indicándome sin necesidad de utilizar palabras que quiere hablar conmigo. Nuestra charla toma lugar en el salón contiguo, dejándonos en un aislamiento total del resto del grupo—. Creí que habíamos aclarado de esto.

—Lo hicimos.

—¿Y bien?

Sé lo que está esperando de mí, pero es algo que ni siquiera yo comprendo.

—El suelo está resbaloso —Es lo primero que se me pasa por la cabeza.

—¿Y eso qué tiene que ver? —En ningún momento gira la mirada hacia mí.

—No puedo bailar ahí.

Suspira.

—Min Ho, estamos a un mes y tres semanas del estreno y no conseguimos llegar a la mitad. Te asigné este papel porque sé que puedes dar mucho; no sabes cuánto me enfurece escucharte decir una excusa como esa.

—Es que... Si tan sólo...

—No, Min Ho. ¿No lo entiendes? No estás preparado y aun así creí en ti. Estoy esperando que me des el máximo, pero lo único que siento es que estoy perdiendo el tiempo contigo —Suspiro pesadamente, no soy capaz de formular palabra—. Me prometiste una cosa.

—Estoy dando todo lo que puedo —digo sin estar seguro de que me escuche.

—¿Qué dijiste?

—Estoy dando todo lo que tengo que dar.

—Pues necesito que des más.

Asiento y contengo cualquier respuesta dominada por mis emociones.

—Sí.

—Min Ho —vuelve a hablar con voz más suave—, no quiero tener que llegar a esto, pero conozco tus complejidades. Tienes que decirme ahora si estás verdaderamente listo para asumir el papel —Siento su mano posarse en mi espalda baja en un intento de transmitirme confort y con cuidado la retiro. Quiero cargar con el peso de este papel, quiero decirle. He estado trabajando muy duro por él, estoy dando todo lo que puedo, soy el indicado para esto. Las palabras se me atoran en la boca—. Última advertencia, Min Ho, en la siguiente estarás fuera.

Afirmo con la cabeza.

—Sí.

Quiero ser el primero en no arrepentirme por esto.

ManonWhere stories live. Discover now