LXXX

954 198 57
                                    

Las noches se volvieron más plácidas, silenciosas, tranquilas. Dormía sin temor a lo que pudiera ver en sueños o al despertar, dormía en una nube a pesar de que se tratara de esa cama de resortes destrampados.

Empecé a tomar los antidepresivos junto con los somníferos y todo aquello que me atormentaba se había esfumado. No más delirio, no más voces, no más sombras, no más demonios. Se habían ido. Me hace sentir mucho mejor.

En el último mes hice una desintoxicación completa desde el cuerpo hasta el alma. Volví a controlar mi dieta, mejoré mi empeño en el trabajo, gané elasticidad, perdí grasa, empecé a meditar, me corté el cabello. El padre de Ji Sung dejó de aparecerse por la casa, “así suele ser, se queda unos días y luego se vuelve a ir” fue lo que había dicho, tomamos ventaja de ello y limpiamos hasta el último rincón de la casa, compramos plantas y maceteros nuevos y reemplazamos la rosa marchitada por una nueva. Nos repartimos las comidas y las tareas del hogar, Ji Sung solía esperarme hasta tarde con la cena y yo le levantaba temprano con el desayuno. Ciertamente parecía como si fuésemos únicamente los dos viviendo ahí.

—Ése es el Min Ho que tanto extrañaba —aduló Choi en uno de los ensayos.

Volví a la compañía. Sin reclamos, sin previo aviso. Solamente fui a retomar el papel que se me había sido asignando, y más dispuesto que nunca, me di a la entrega como nunca antes lo había hecho. He vuelto a ser yo.

SinTalento: ¿Estás libre hoy?

Consentido: ¿Qué tienes pensado?

Empecé una especie de amistad con Hyun Jin en la compañía, cuando no hablábamos en los descansos lo hacíamos por mensaje de texto, nos deshicimos de todo lo que nos repudiaba del otro e inclusive llegamos a salir un par de veces.

Con mis padres no me he contactado todavía, pero lo haré en cuanto les anuncie mi compromiso con Ji Sung. Una tarde libre que estaba meditando Han no paraba de molestarme, huyó de mí cuando lo amenacé en hacerle cosquillas y de algún terminamos haciendo el amor en su habitación después de tanto tiempo que no lo hacíamos.

—Nunca nadie me lo había hecho con tanto cariño —me dice con voz adormilada una vez hallada bien entrada la noche.

—Se le llama hacer el amor.

—Les pones nombres tan raros a las cosas.

No era algo que tuviese planeado realmente, lo pensé por años como ese sueño utópico en que me enlazaba con él por el resto de mis días, no imaginé que se volvería realidad hasta esa noche.

—Ji Sung.

—Mhm.

—Cásate conmigo.

—¿Uh? —Abrió los ojos y me miró tan confundido. No entiendo cómo es que no me sentí tan nervioso.

—Sé mi esposo.

—¿Por qué quieres casarte conmigo?

Cariño, no lo ves, pero para mí no eres solamente el chico del que estuve enamorado desde la primaria.

—Porque eres mi destino —Su sorpresa fue tanta que derramó lágrimas, no me respondió al instante por la conmoción—. ¿Qué dices?

Se arrastró a mi lado y me abrazó el pecho, no le podía ver la cara porque la tenía escondida en mi cuello.

—Sí quiero —sus murmullos me cosquillearon con ternura.

Me besó los labios con tanto fervor que casi podía tocarle el alma, le limpié sus lágrimas y le acaricié los nudillos, rodeando el anillo que compré para él en nuestra primera cita. El chico de mis sueños me hacía el hombre más feliz del mundo volviéndose mi prometido.

No podía sentirme más pleno, afortunado y tranquilo.

ManonWhere stories live. Discover now