XXVII

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Me encuentro nuevamente con la simpatía del espectro de la soledad. En cada descanso opto por escabullirme al tercer piso en lugar de irme a la cafetería o al teatro o quedarme en la sala de ensayos junto al resto. No me acompaña nada más que un plato de comida y el humeante café de mi termo junto con una vista de primer fila a la carretera a través de la ventana. Un placentero silencio ahoga ese sentimiento en mi interior que me inquieta. Es mejor así. Necesito callar todos los pensamientos que me invaden.

Media lata de atún con espinacas y seis rodajas de pepino dejan su sombra fantasmal en mi recipiente de plástico, a excepción por esa barra de chocolate todavía cubierta por su envoltorio.

Aún no entiendes el concepto de dieta estricta, eh madre.

Noto una mancha borrosa formándose en el pasillo por mi vista periférica y bajo mi termo con café. Ji Sung se sienta en la pared contraria a la mía y cruza las piernas destapando su recipiente con comida. No me dice nada, tan sólo come y se gira a la ventana, tampoco me dirige la mirada.

ManonWhere stories live. Discover now