Capítulo 66

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Se mantuvieron en total silencio dentro de la habitación, luego fueron llamados por el médico, les dijo que al día siguiente sería el horario de visita, por la tarde. Ambos se despidieron tristemente de Harry y salieron del Hospital.

Lavell se mantuvo sentado a la entrada del nosocomio, fumando lloraba de a ratos. Todos desidieron partir de allí y volver al día siguiente, todos menos Lavell.

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El Sr. Casey llegó a su casa y encontró a su esposa en la habitación llorando, mientras observaba fotos de su hijo cuando era bebé.

—No puedo creer que no hayas ido a ver cómo estaba tu hijo, te desconozco Liz —decía al tiempo que tiraba su chaqueta sobre la cama.

—¿Cómo está él? ¿Es grave?

—Está vivo de milagro, ese maldito de su novio no supo como defenderlo.

La mujer comenzó a llorar aún más.

—Lo sabía, todas las desgracias que le pasan a Harry son por su culpa, juro que lo mataría...

—¡Ya Liz! Ese chico está tan preocupado como nosotros, al menos tan preocupado como yo, el infelíz no paraba de llorar...

—Se merece todo lo peor de este mundo —decía la mujer con rabia.

—Mira Liz, al menos él fue al hospital, tú ni siquiera moviste un centímetro de tu cuerpo, no te preocupó tu hijo...

—¿Estás defendiendo a ese desgraciado? —vociferó enfurecida.

—No, solo digo como son las cosas aquí, mañana por la tarde será el horario de visita y me imagino que irás a ver a tu hijo —decía más que molesto, pero la mujer no contestó.

Con su silencio estaba todo más que dicho, ella no iría ni siquiera a ver a su hijo, su odio, rencor y homofobia podían más con ella.

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Al día siguiente:

Era de tarde, el Sr. Casey por supuesto no abrió su negocio y luego de discutir con su esposa, montó su camioneta. Manejó hasta el hospital, llegó algo temprano, pero allí encontró a Lavell, el joven dormía en un asciento.

El hombre arrugó el entrecejo, lo vió con la misma ropa del día anterior, no lo creía posible, pero se le pasó por la mente en que quizás el chico pasó la noche ahí, a pesar de que no podía ver a Harry.

No se animó a preguntarle, si no que esperó que Rashida llegara junto a los demás jóvenes.

Lavell abrió sus preciosos ojos verdes y vió a unos pasos de él, a su suegro. No se dijeron palabra alguna.

Pasaron unos diez minutos y llegaron todos los demás, listos para visitar a Harry.

—¿Alguna novedad? —preguntó Marcus.

—Al parecer todo sigue igual, le dije a los médicos que cualquier novedad me avisaran —le contestó Lavell encendiendo un cigarrillo.

Rashida notó que el joven tenía la misma ropa del día anterior, se acercó a él, lo abrazó y le preguntó si acaso el había ido a descansar.

Lavell agachó su mirada.

Disco Studio (LGBT)Where stories live. Discover now