Capítulo 3

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Llegaron al local y allí en la vereda se encontraba James, con un gran estéreo colgando de su hombro y grandes auriculares. Harry salió enseguida a su encuentro.

—Hola James ¿Y esto? ¡Wow, se ve fenomenal!

—Hola Harry ¿Te gusta? Lo busqué ayer por la tarde —decía el chico al tiempo que retiraba los auriculares de sus oídos.

—¡Seguro que llamaste mucho la atención al venir aquí! ¿No? Es genial, ¿Me lo prestas? —se maravillaba Harry.

—¡Ni lo sueñes!

—Lindo estéreo, ¿Cómo lo haz adquirido? —le preguntó el Sr. Casey.

—Ahorrando, por supuesto.

—¡Fantástico, te felicito! —le respondió el hombre abriendo las persianas del local.

Ingresaron los tres al local de ropas. James se dirigió hacia el depósito y Harry fue tras él.

—¿Me lo prestarás algún día?

—¡Hey! ¿Por qué no te compras uno? —reía el jovencito.

—Porque estoy ahorrando para comprar mi propia casa, tú ya lo sabes.

El Sr. Casey llamó a ambos jóvenes y al instante estuvieron ante él.

—Bien James sobre aquél estante están los dos pedidos de la mañana y tú Harry prepara los pedidos del mediodía, los tienes anotados sobre el mostrador.

—Ok! —dijeron ambos chicos al unísono.

James tomó ambas bolsas las cuales contenían camisas de seda, se apresuró a salir del local y llevar los pedidos, no caminaría más de cuatro cuadras, aprovechó para llevar su estéreo y escuchar música en el camino.

Mientras tanto Harry se apresuró a encender el equipo de música, y comenzó a sonar la radio local. Preparó los pedidos que al mediodía James debía entregar. Luego se acomodó listo para recibir a cualquier cliente que ingresara al local. Mientras su padre acomodaba algunas prendas puestas en perchas. Pasaron unos minutos, cuando ingresó un hombre robusto y alto, el sujeto de tez morena mostraba un poco de preocupación en su rostro. Harry se acercó a él con una sonrisa.

—¡Buenos días señor! mi nombre es Harry, ¿En qué puedo ayudarlo?

El hombre observó el lugar y le devolvió una leve sonrisa tímida.

—Buenos días... verás, mañana tengo una boda y he recorrido muchos lugares, pero no he hallado talle para mí. ¿Crees que pueden tener aquí algo para mí?

—¡Oh sí, tenemos todos los talles, somos el único local de la zona que cuenta con esto! No se preocupe encontraremos el mejor traje para usted, acompáñeme, le mostraré algunos —le dijo al cliente siempre simpático y con una sonrisa. Ayudó al hombre a escoger un traje que le agradara. El robusto hombre no podía creer que por fin había encontrado el traje perfecto para él.

—¡Le queda fantástico! —exclamó Harry.

—¡Es perfecto, lo llevaré! —dijo sin pensarlo dos veces.

El hombre le confesó que de ahora en más, compraría todas sus prendas en ese lugar. El joven se alegró por ello.

Luego de que el cliente pagara, lo despidió con un apretón de manos.

Un minuto después ingresó un joven y esta vez, el Sr. Casey lo atendió, siempre simpáticamente. Así transcurrió todo el día, sabían que al llegar el fin de semana había mucho movimiento en el local. Solo pararon una hora para almorzar. Luego siguieron hasta las 17 h. Harry fue al depósito y se cambió de ropa, un día antes ya la había guardado ahí, pues sabía que iría a Disco Studio a practicar baile. Una vez que el local cerró sus puertas, los tres se subieron a la camioneta.

—James ¿irás conmigo a Disco Studio?

—No gracias hoy voy a casa, quiero seguir escuchando mi música —rio el chico.

—Te llevaré a tu casa, pero antes dejaré a Harry en Disco Studio, dime hijo ¿A qué hora quieres que te pase a buscar?

—No papá, no te preocupes volveré junto a Farrah y Marcus.

—No llegues tarde a casa, recuerda que mañana abriremos hasta el mediodía.

—Si lo sé  —dijo el joven rodando sus ojos.

La camioneta se dirigió hacia el estudio de baile.

Harry los despidió. Una vez que su padre se alejó, miró a ambos lados de la vereda, no había rastro de sus amigos.


Disco Studio (LGBT)Where stories live. Discover now