Capítulo 30

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Harry se encontraba junto a James en su habitación, estaban ensayando la canción que el chico grabaría en Disco Studio el próximo jueves.

De repente su padre abre la puerta.

—Harry, un chico te busca en el teléfono

Harry corre hacia allí, con entusiasmo. Su padre no entendía nada.

—¿hola?

—hola Harry, soy Lavell ¿cómo has amanecido después de la noche de baile?

—oh, muy bien ¿y tú?

—muy bien, perdona, no ha pasado ni un día y ya te estoy llamando por teléfono

Ambos rieron.

—me encanta que lo hagas, llámame cuando quieras —Le decía animado.

Su madre lo obserbaba desde lejos, no le gustaba nada lo que veía. Ya se imaginaba que el "amigo" De su hijo lo había llamado.

—me preguntaba si mañana podríamos salir a almorzar, tendré libre al mediodía —decía Lavell.

—si, me encantaría, también estaré libre al mediodía y después tendré que volver al negocio.

—genial, mañana al mediodía en el parque del centro ¿puedes?

—¡si, claro, ahí estaré! 

—ok, no me falles, te estaré esperando

Harry suspiró de amor.

—claro que no te fallaré, ahí estaré mañana

—bien Harry cuídate, un beso, adiós

—también cuídate, adiós —le dijo sonrojado. Se lamentó no haberse animado a enviarle "un beso" El también. Pero ante esto se puso más que felíz. Al día siguiente tendría otra cita con el chico de ojos verdes.

Harry volvió a la habitación, y todo el día actuó como un tonto, todo se le caía de las manos y su madre ya intuía algo extraño.

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Al día siguiente:

El chico salió al mediodía del negocio, sería la primera vez en años, que no almorzaría junto a su padre. Acordó con su progenitor, que volvería a la una de la tarde para el negocio.

Nervioso caminaba suspirando de a ratos, encendió un cigarrillo para calmar su nerviosismo. Al llegar al parque vió a Lavell sentado en una banca con sus hermosas piernas cruzadas, una camisa celeste abierta a la altura de su pecho que dejaba ver toda su sexy masculinidad.

Harry sintió que un calor le recorrió todo el cuerpo, además de que sin quererlo, sintió mariposas en su estómago.

Se acercó a él.

Lavell al verlo, se puso de pie enseguida.

—¡Hola Harry, te ves genial! 

—Hola Lavell gracias, tú también te ves genial

—gracias, me preguntaba dónde podríamos almorzar ¿alguna sugerencia?

—no lo sé, donde tú quieras —le decía muy tímido.

—elije tú, a mi no me importa el lugar, solo estar contigo —le dijo riendo sensualmente sin dejar de mirar el rostro sonrojado de Harry.

Harry rió muy vergonzoso, no sabía que decir, sus palabras simplemente no le salían, y odiaba que le pasara eso.

—realmente no lo sé

—mmm, unas hamburguesas ¿que te parece? —propuso Lavell.

—si, está bien

Comenzaron a caminar, Harry no decía nada.

—¿ocurre algo? Estas muy callado

—nada es solo que... Nada olvídalo

—¡vamos, por favor dime! 

—solo que me gustó mucho tu invitación, siempre almuerzo con mi padre y no hace más que hablar de negocios

—bueno, cuando quieras lo podemos repetir

Lavell no podía dejar de mirar a Harry y este odiaba no poder mantener su mirada por más de dos segundos sobre el rostro de Lavell, odiaba ser tan tímido.

Llegaron al restaurante y pidieron un menú de hamburguesas con papas fritas.

Rieron mucho cuando el ojiverde intentó comer su hamburguesa pero, al ser tan grande se le cayó sobre la bandeja, la comida era un desastre y pidieron cubiertos.

—nunca imaginé que alguna vez comería una hamburguesa con cubiertos —decía Lavell riendo.

—yo tampoco —reía Harry tímidamente.

—cuéntame ¿estás nervioso por lo del sábado? Seguro van a ensayar mucho esta semana, lamento no poder ir a verlos. Pero el sábado por la noche iré a Disco Studio, no me lo perdería por nada.

—si, estoy algo nervioso. Solo espero que todo salga bien, no creo que ganemos, pero será divertido participar

—¡ten confianza, eres un excelente bailarín, lo harán muy bien! 

—gracias, eso espero

—¿sabes? Ya no estoy en la cochera, ahora estoy viviendo en un hotel, claro hasta que se me acabe el dinero

—suena bien, me gustaría visitarte algún día, ¿Sigues viendo a tu novia?

—Harry, yo ya no tengo novia, desde el sábado que no la veo y ya no me interesa volver a verla

El chico blanco explotó de alegría por dentro.

—eso es bueno, ella no era una buena mujer, ¿Te maltrataba mucho no?

Lavell agachó su mirada.

—así es, ella me pegaba mucho, a veces me siento un cobarde por no haberme defendido, pero es que de verdad, no puedo pegarle a una mujer, no lo sé...

—si, te entiendo pero perdón, ella al menos debería recibir una cachetada. Se lo merece.

—si, pero yo nunca pude hacerlo. Harry me gustaría decirte algo... Yo...

Hubo un silencio.

<<¡vamos dilo maldición! >>

Pensaba Harry.

—¿tú qué?

—quiero... Ehmm, quisiera llevarte a conocer donde vivo, quizás algún día podrías ir, te llevaré ¿qué te parece?

<<¡mierda! ¿Por qué no puedo decírselo? Solo son cuatro malditas palabras>>

Pensaba Lavell molesto.

—¡oh, sí ya te he dicho que me encantaría! No habrá problema

La hora pasó volando, y Lavell prometió que durante la semana iría a la tienda de Harry, quería comprar un buen atuendo para la gran fiesta de Disco Studio.

El chico encantado, le agradó la idea y luego se despidieron.

Realmente la habían pasado muy bien juntos, pero una vez más, el ojiverde no se animó a confesarle su amor y ya no aguantaba más. Sentía que explotaría en cualquier momento.

Disco Studio (LGBT)Where stories live. Discover now