Capítulo 11

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Harry se despidió de sus amigos y mareado, presionó el timbre de su casa.

Su madre lo recibió. 

—¡hola mamá, buenos días! —le sonrió con sus ojos irritados. 

—¡Buenos días, oh por Dios Harry, tienes un aliento fuerte a licor, entra ya de una vez, mira tus cabellos...! —dijo la mujer al tiempo que dejaba pasar al chico.

—¡no sabes lo que pasó, gané un concurso de baile, fue genial...! —decía tambaleándose, luego se le escapó un eructo.

—que bien Harry, te felicito, pero mira tu pantalón blanco, sabía que vendrías todo sucio —la Sra Casey cerró la puerta enseguida con llave.

—¡oh mamá, es solo un roze, con este pantalón he barrido la pista de baile!

La mujer sonrió. 

—¿y cuál fue el premio? ¿Dinero?

—diez tragos gratis

—mmm eso explica tu ebriedad, ¿y haz conocido a alguna chica? —le preguntó ilusionada. 

—no pero... —el joven pensó por unos segundos y siguió —. No mamá, no conocí a nadie.

—¡oh Harry! Bueno ve a tu habitación, debes descansar.

El chico camino con dificultad hacia su habitación, tomándose de las paredes. Al ver su cama se tiró boca abajo, su último pensamiento antes de dormir fue la cara de Lavell, y luego el sueño lo venció.

Su madre ingresó a la habitación y vió que el chico ni siquiera se había quitado los zapatos, entonces procedió a quitárselos, y luego lo tapó con una manta.

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Harry despertó y lo primero que vió fue a Toby a su lado repitiendo la frase "Harry esta durmiendo".

—¿que haces aquí Toby? Ve con mamá —le dijo restregando sus ojos.

—¿que haces aquí Toby ? Ve con mamá —repitió el ave. 

—si, como sea... —dijo levantándose. 

—¡si como sea Harry duerme! —decía Toby. 

El chico observó el reloj, eran las 15:15 de la tarde. Su cabello olía a cigarrillo. Sin ganas, tomó una ducha rápida y se dirigió a la cocina, tenía mucha hambre y sed.

Por suerte su madre le había guardado comida, y se dedicó a comer vorazmente. Hizo un emparedado y volvió a su habitación, colocó en el tocadiscos un disco de Andy gibb, comenzó la canción "I just want to be Your everything". No pudo evitar pensar en Lavell, en como la noche anterior habían entrelazado sus cuerpos al bailar, la química que había entre ellos era fenomenal y Harry no paraba de pensar en ello.

Mientras cantaba la canción, el rostro de Lavell estaba en su mente. No quería ilusionarse, pero allí estaba como un tonto pensando en él.

Lo que no sabía, es que el chico de ojos verdes, al otro lado de la ciudad, también estaba pensando en él en aquel preciso momento.

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Mientras tanto, en el Departamento donde vivía Jammelah, (un barrio de dudosa reputación) estaba su novio junto a ella y discutían como siempre.

—sé que hace dos meses he venido aquí, pero ¿tengo que vivir en ese nido de ratas? ¿Y porque tú puedes vivir aquí en este departamento? —le reclamaba Lavell. 

—¡calla tu maldita boca, eres un negro desagradecido, te doy un lugar y así me pagas!

—no soy desagradecido, pero es una cochera por amor a Dios, está llena de chatarras.

Ella le aplaudió frente al rostro y gritó altanera:

—¡pues ponte a limpiar querido, reacciona, no esperes que yo lo haga maldito idiota, vamos mueve tu maldito trasero y ve a limpiar tu lugar!

La joven encendió un cigarrillo de hierva.

—¿por que no dejas eso? —le dijo Lavell. 

Ella se dirigió a él y le plasmó una cachetada, luego lo tomó fuertemente de sus cabellos, el joven no se defendió.

—¡cállate maldito desagradecido, no eres nadie para darme órdenes, ahora desaparece de mi vista, mueve tu trasero lejos de mí! —Le dijo al tiempo que lo soltaba.

El joven se puso de pie, y se retiró del lugar, su mejilla le ardía. Sus ojos verdes estaban inundados en lágrimas, encendió un cigarrillo y caminó dos cuadras hasta llegar a una cochera, propiedad de una casa cuyo dueño no tenía buena reputación, pero era amigo de Jammelah.

Suspiró al llegar allí, sonrió dulcemente al recordar la hermosa sonrisa de Harry y lo que vivió la noche anterior, ahora ya sabía su nombre, pero no entendía que era lo que le pasaba con respecto a él. No entendía por que le había atraído tanto. Terminó de fumar su cigarrillo y se dispuso a limpiar el lugar y quitar todo lo que había dentro.

Todo lo que no servía lo sacó a la vereda, la cochera quedó casi vacía, solo había una mesa de luz y la cama. Luego de aquella limpieza, se tiró a la cama y descansó. Denuevo el dulce rostro de Harry volvió a su mente.

No pudo evitar suspirar.

Lavell sentía que no tenía otra opción que estar ahí, cuando conoció a Jammelah, estaba por quedarse sin techo y ella lo acogió, pero a un muy alto precio, debido a "los negocios oscuros" De Jammelah y su primo Al, no se quedaban en una ciudad por más de seis meses, Lake George no sería la excepción.

Hacía dos meses que ellos estaban en ese pueblo, y Lavell no era tonto, sabía que algo extraño se escondía tras los "negocios" de su novia, ella nunca le quizo contar nada.

En realidad lo que más quería él, era conseguir un empleo y alejarse definitivamente de ella, ya que recibía constantes maltratos.

Tubo que soportar maltratos en su niñez y ahora, la vida le había entregado a una novia violenta, parecía que la suerte nunca estaba de su lado.

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