Capítulo 84

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Los jóvenes estaban en pleno vuelo, mientras Harry escribía sobre un papel.

—¿Qué escribes? —preguntó Farrah.

—Estoy escribiendo una canción con las últimas palabras que me dijo Lavell —contestó de manera triste.

—¿Y qué fue lo que te dijo?

—Por favor no te vayas...

—Oh amigo, por favor, no estés así ya verás que en San Francisco conocerás a alguien que te ame de verdad y que deje todo por ti. ¿Acaso no lo notaste? Ni siquiera fue al aeropuerto a despedirte.

—Si lo sé, pero me será difícil olvidarlo Farrah, aún lo amo demasiado.

La chica lo abrazó.

—No te preocupes Harry, ya verás que todo irá mejor, te lo aseguro.

El chico guardó el papel y se acomodó en su asiento para dormir por unas horas.




Davon estaba ansioso en el aeropuerto. Tenía puesto un pañuelo en la cabeza y se veía hermoso con su maquillaje y atuendos femeninos. Suspiraba de a ratos observando la puerta desde donde saldrían los jóvenes.

Observó como salía mucha gente con bolsos, cuando por fin los vio los saludó desde lejos. James corrió a sus brazos, Davon le dio varios giros por el aire a su hermano, estaban realmente felices de verse de nuevo.

—¡Bienvenidos no puedo creer que por fin estén aquí! —exclamó Davon al tiempo que abrazaba a cada uno.

—¡Mi querido primo! —dijo Harry contento.

—Harry, por fin estás aquí, no puedo creerlo. —los condujo hacia fuera del lugar y tomaron  taxis.

—Los demás músicos llegarán mañana —aclaró Harry.

—¡Eso es fabuloso! Ahora se hospedarán en el edificio en donde vivo, tú Harry y mi hermano estarán en mi departamento y los demás en el piso de abajo, vivo en un hermoso departamento color amarillo, ya verás lo hermoso que es.

Llegaron los dos taxis a un edificio color amarillo de tres pisos.

Todos bajaron con sus bolsos y subieron hacia el Departamento de Davon.

Al ingresar no podían creer lo hermoso que era.

—¡Tienes un piano! —se maravilló Harry.

—Así es, aquí podrás componer tus canciones si quieres. Tengo tres habitaciones, una de ellas será para mi hermano y la otra para ti Harry ¿Qué te parece?

—Genial, me parece bien. —sonrió.

—Les tengo una propuesta, ¿Qué tal si conocen un poco la ciudad? Hay un parque con una vista preciosa hacia el puente.

Todos estuvieron de acuerdo, pero Harry no tenía ánimos de nada.

—Vayan ustedes, yo me quedaré aquí —dijo sin ganas de nada.

—Oh no Harry, tú eres el principal quiero que conozcas esta hermosa ciudad. —lo abrazó y lo condujo hacia el gran ventanal—. Mira toda esta hermosa ciudad ¿no te parece bonita?

—Pues... si.

—¿Entonces? Vamos primo ¿Qué te ocurre?

—¿Ya lo notaste? Lavell no vino conmigo, el prefirió quedarse, ni siquiera me despidió en el aeropuerto.

—Si Harry, lo noté, si no te amó de verdad no importa, estoy seguro que aquí conocerás a alguien interesante, hay hombres hermosos por todos lados, no lo podrás creer. —lo animó.

—¿Por qué todo el mundo menciona eso? No quiero conocer a nadie, no me interesa, voy a concentrarme en la banda.

Mientras observaban la ciudad desde el balcón, Davon hizo un movimiento extraño con su brazo detrás de su espalda.

—¿Qué hiciste en tu espalda? —preguntó Harry de repente.

—¿Qué? No hice nada —respondió Davon riendo.

—Vi que hiciste un movimiento con tu mano, pero no lo vi bien ¿Qué te ocurre?

—Ah, es solo... —pensó por dos segundos—. Es que tenía comezón, ya sabes que uso sostén y bueno a veces me molesta solo me estaba rascando, pero mira allá Harry —le señaló una parte de la ciudad—. Allí es donde quiero llevarte la vista es fenomenal y...

Un sonido estruendoso se hizo presente interrumpiendo a Davon, todos se exaltaron. Había caído un jarrón que estaba ubicado justo en la entrada, al costado de la puerta.

—¡Oh por Dios! ¿Qué ocurrió? —exclamó Davon.

Hubo tres segundos de silencio.

—Lo siento Davon —profirió la novia de Marcus un tanto avergonzada—. Fui yo, se me cayó el jarrón, no era mi intención...

—No te preocupes no es nada.

Harry arrugó el entrecejo.

—¿Cómo pudiste hacerlo si estabas junto al piano? —preguntó extrañado.

—Eso no importa, ya lo limpiaremos —agregó Davon de repente—. ¿Están listos para salir?

James tomó su estéreo.

—Lo llevaré para que escuchemos música —dijo animado el adolescente.

—Buena idea hermanito, después iremos a un restaurante, allí di varios shows, soy amigo del dueño y me dijo que puedo llevar a quien quiera, la comida y bebida siempre será gratis.

Todos se maravillaron, todos menos Harry.

—Vayan ustedes, yo me quedaré aquí, en serio no estoy de ánimos —profirió cabizbajo.

Davon lo volvió a abrazar.

—¡Vamos primo! Tienes que olvidar lo malo y despejarte un poco, no te arrepentirás, lo prometo. —le rogó.

El chico blanco suspiró. Sin ganas aceptó ir, no sin antes llamar a su madre por teléfono y avisarle que habían llegado bien.

Dejaron sus bolsos allí y caminaron por las hermosas calles de San Francisco, el sol era radiante y una brisa acariciaba sus rostros. Aun así, Harry seguía un tanto desanimado. Sentía una mezcla de sensaciones, por un lado más que feliz por estar allí y por que ya contaba con el apoyo de su madre a la que extrañaba demasiado, por otro lado, la tristeza por haberse separado de su novio al cual jamás olvidaría.

Disco Studio (LGBT)Where stories live. Discover now