Capítulo VI - Chess

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—¡Chess!

—¿Qué sucede? Déjame dormir...

—¿Cómo es SIFA? ¿Hay árboles? ¿Flores? ¿Praderas? —preguntó Titus con melancolía en su voz, mientras su mirada pensativa se perdía en el exterior a través de la ventana, o más bien, el hueco donde solía haber una.

Chess se sentó en el borde de la cama con desgano. Tratando de organizar sus ideas, estiró el cuello, se frotó los ojos e intentó acostumbrarlos a la luz que ingresaba desde el exterior. El calor era constante durante todo el año. Los días en que la gente necesitaba llevar una chaqueta para salir de casa habían quedado atrás. Las cuatro estaciones climáticas solo podían ser disfrutadas por los ciudadanos que vivían en C.C, aunque algunas zonas de SIFA tenían hasta dos estaciones bien definidas: verano e invierno.

—Claro, hay un poco de todo —respondió con sorna.

Chess se puso de pie junto a Titus y miró a través de la ventana. Fue inevitable recordar lo que su padre le contaba sobre lo que se podía ver desde allí. Su optimismo buscaba en algún rincón la belleza y el oxígeno que él solía disfrutar. Le había contado innumerables veces que en su tiempo se apreciaba un tupido bosque durante las gélidas mañanas, pero hoy, solo quedaban nimios arbustos que con gran esfuerzo soportaban el calor y la sequía en aquel desolador escenario. Una imagen fraternal se encuadraba a través de la ventana: la mirada pensativa de los dos hermanos hacia el único horizonte que les tocaba apreciar. Esa era su realidad.

Desde que Chess comenzó a pelear en Ciudad Capital, lo único en lo que podía pensar era en ganar el campeonato y asegurar así el pase para él y su hermano menor. Titus era casi tan alto como él, pero siempre sería su hermano pequeño. Había prometido a su padre protegerlo. Aún podía escucharlo decir: "Debes cuidarlo, pase lo que pase". ¿Qué quería decir con eso? ¿Acaso sabía que algo iba a pasar? La cuestión es que pasó. A los pocos días, su padre y la madre de Titus murieron. "Fue solo un accidente", eso le habían dicho los agentes de las FES (Fuerzas de Espionaje Socialista), militares entrenados desde jóvenes bajo las órdenes de Salvador el Grande.

Pero fue ese día. Ese fatídico día en el cual enviaron al PAS dirigidos por un militar de las FES y requisaron toda la casa. Tomaron varios objetos que pertenecían a su padre y a su madrastra y se los entregaron al superior que dirigía la operación, marchándose de allí como si nada hubiera sucedido. Chess nunca supo qué se llevó el hombre de las FES. Y, por si fuera poco, nunca les permitieron ver los restos de los difuntos.

—¿Algún día me llevarás a verte pelear? —preguntó Titus, aunque ya conocía la respuesta.

—Sabes que no te dejarán pasar. Pero me conoces: ganaré la próxima pelea y podremos irnos de este basurero. ¡Ahora vete al colegio! —dijo, revolviéndole los pelos de la cabeza.

Mientras su hermano asistía a clases, él entrenaba duro, día tras día, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Chess estaba decidido a darlo todo para ganar los pases y marcharse a C.C. Sabía que, si no vencía a su contrincante en la final, su hermano se quedaría solo en un mundo difícil, sumergido en un mar turbio cargado de adversidades, enfrentando desafíos y peligros sin su protección.



—¡Bien, jóvenes! ¡Saquen sus libros de Historia! —ordenó la profesora.

La mujer vestía un uniforme verde militar y llevaba el pelo recogido con una cola de caballo que salía por debajo de su boina roja. Había dedicado toda su vida al servicio del Estado: nunca se había casado debido a su compromiso con el Partido. Era su todo, y siempre le gustaba demostrarlo. Como no había logrado ingresar a las Fuerzas Especiales por una diferencia de centímetros entre sus piernas, se había dedicado a enseñar lo que más amaba: Historia.

DOS MUNDOS - Black Hole IHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin