Capítulo XX - Amanda

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Sophie se despertó y se levantó del sillón entusiasmada. Las otras mujeres se le habían anticipado la noche anterior y ocuparon las camas de la habitación, mientras que el joven dormía sobre la alfombra del suelo de la pequeña sala de estar.

Corrió la cortina y vio como la luz se colaba a través de un cielo claro, iluminando la habitación. Entre los edificios, cientos de drones volaban en todas direcciones entrelazándose con las nubes. A lo lejos divisó uno que se dirigía en línea recta hacia ella y en su camino dejaba una estela blanca en el fondo celeste. Pensó que se estrellaría con el edificio, pero frenó a centímetros de la ventana y quedó flotando al otro lado del vidrio. "Para Amanda Collins", apareció escrito en la pantalla del artefacto y arrojó un paquete que traía colgando dentro de un hueco al costado de la ventana.

—Buen día —dijo el joven restregándose los ojos encandilados.

—¡Oh! Disculpa, no quise despertarte —dijo Sophie al juntar la cortina.

—¿Qué es eso? —preguntó señalando el bulto.

—No tengo idea. Por cierto, soy Sophie.

—Soy Robert. —De inmediato miró su pulsera y dijo—: Mejor dicho, ahora soy Mark. Tal vez deberíamos empezar a usar estos nombres desde ahora.

—¡Mucho gusto, Mark! —Y levantando la pulsera dijo—: entonces yo soy Amanda.

Sophie comenzó a abrir el paquete. Despegó la cinta que unía las tapas de la caja con cuidado de no rajarlas. Las separó evitando marcar demasiado los pliegues y se sorprendió al encontrar una tela turquesa en su interior.

¡Era un vestido! Lo sostuvo sobre sus hombros. Tenía un amplio corte en la espalda, acompañado de un fino tajo que iba desde el ras del suelo hasta la mitad de su pierna y, por delante, un delicado escote que dejaría a cualquier mujer colmada de miradas.

—Parece que ya hiciste amigos en la ciudad, ¿no?

—Así parece —dijo Sophie. Tomó un papel que estaba en el fondo de la caja y lo leyó en voz baja: «Querida Amanda, espero que te guste el vestido. Me tomé el atrevimiento de combinarlo con tus ojos. Te espero en el lobby a las seis de la tarde. Besos. Edy».

Llamaron dos veces a la puerta, Robert se colocó la camisa y fue a ver quién era.

—¿Tú eres Mark? —Dos personajes vestidos con traje preguntaban por él.

—Sí, soy Mark —respondió.

—Toma tus cosas y síguenos. Tienes que prepararte para la pelea de esta noche.

Sophie abrió los ojos sorprendida. A pesar de ver al fornido joven nunca pensó que sería un luchador. ¿Y si peleaba contra Chess? ¿Tendría oportunidad contra él?

—Rob... —corrigió antes de que alguien la escuchara— Mark. ¿Tú pelearás esta noche en el Det...algo?

DetFight —acotó—. Sí, pelearé hoy.

—¿Conoces a Chess?

—¿Chess? —se quedó meditando un segundo. Mmm... No, no conozco a nadie aquí.

—Oh... Lo siento pensé que ustedes se conocían. Él peleará la final.

—Creo que te refieres al Vikingo. Es una leyenda.

—Supongo que estamos hablando del mismo —sonrió Sophie.

—Sé quién es, pero no pelearé contra él. Yo estaré en la pelea de apertura. Soy como el payaso del rodeo, solo entretengo antes de que venga el jinete.

Sophie no entendió a qué se refería, pero se alegró de saber que Chess estaba en Ciudad Capital.

—Si de casualidad lo ves, ¿puedes decirle que esta noche estaré alentando por él?

DOS MUNDOS - Black Hole IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora