Capítulo XLVII - Arión

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Al bajar del hypertren su corazón comenzó a latir deprisa. Jamás había cruzado el río que dividía SIFA de los suburbios. Caer en este agujero era la peor desgracia para cualquiera que se hubiese deleitado con los deliciosos sabores de C.C. Un gran porcentaje de personas desembarcaron allí, endeudados y habiéndolo perdido todo, obligados a vivir a orillas del muro. El resto, los más pródigos, habían empeñado todos sus bienes para conseguir un poco más de PLS, llevándolos inevitablemente a la quiebra. De cualquier forma, ambos grupos prefirieron vivir en ese sitio a ser deportados hacia el otro lado de las murallas. Por eso mismo, allí dentro, la sociedad se dividía en dos clases: aquellos que lamentablemente tomaron malas decisiones en los negocios y, por el otro, los adictos que cedieron a sus impulsos más primitivos de placer.

Arión sintió las primeras miradas amenazantes. En la favela no pasaría desapercibido un hombre con ese porte. Muchos de los habitantes padecían una contextura física similar a la de los desechables que sobrevivían al otro lado de la muralla. Además, notó que su traje era demasiado ostentoso para ese sitio. Aceleró su paso buscando un lugar para ocultarse. A unos metros encontró un escalofriante pasaje con trozos de nylon negro que simulaban un techo: era lo único que se avistaba en esa calle desierta. Examinó ambos costados antes de entrar, asegurándose de que nadie lo estuviera siguiendo. Como pudo, se escondió entre unas bolsas mal olientes y tiró su saco detrás de un montículo de mugre. Mientras cruzaba el pasaje se despeinó el cabello logrando un estilo más juvenil, desacomodó su camisa fuera del pantalón y la arrugó lo que más pudo. Luego, dio unos golpes sobre el suelo polvoriento y quitó el brillo a sus zapatos. Ahora su estilo desaliñado le permitiría pasar desapercibido entre la gente del lugar. Frente a él observó su reflejo sobre un desgastado y desteñido ventanal y sintió repulsión al ver la imagen de un hombre tan vulgar.

Cuando salió del pasillo unos gritos lo espantaron. Su corazón volvió a agitarse. Torpemente retrocedió y pisó un charco escondido entre las sombras que manchó sus pantalones, ayudándolo con su camuflaje. Al asomarse descubrió que los gritos provenían de unos niños jugando con una pelota hecha de papeles unidos. A medida que avanzaba por la solitaria calle miraba a su alrededor con desazón en cada pisada. «¿Por qué tuve que venir aquí?», pensó cerrando sus ojos y mordiendo su labio inferior. «Estúpidas decisiones. Debo dejar de beber» —resopló negando con la cabeza.

El solo quería averiguar si lo que había escuchado de Alex era cierto. ¿En verdad había contaminado el agua? Sin embargo, terminó en un lugar que no conocía en busca de algo que no sabía por dónde comenzar. Incluso pensó en la posibilidad de que el ruso le hubiera tomado el pelo.

Caminó con paso ligero por una calle solitaria y alumbrada por tan solo algunos focos muy espaciados. Una pareja que salió de una esquina tomó dirección hacia él. Al pasar por su costado, Arión torció la mirada hacia los jóvenes creyendo que así escucharía mejor.

—¿Qué está pasando con el agua? —le preguntó el joven a la chica que tenía tomada del brazo.

—No tengo idea. Hace días que no está llegando con la misma presión —repuso ella enfadada.

El joven observó a un entrometido Arión que se había detenido para mirarlos, petrificado y atento a la conversación ajena

—¿Qué miras, idiota? —bramó furioso el joven.

—¿Eh...? Lo siento... —Allí nadie lo conocía por lo que prefirió pedir disculpas antes de discutir y llamar la atención de los lugareños. Por más que estaba seguro de que saldría victorioso en una pelea contra ese desconocido, prefirió quedar como un cobarde y mantenerse al margen. Con los años aprendió que era mejor evitar una pelea a demostrar sus habilidades en el karate y el kung fu. De niño sus padres lo obligaron a aprender artes marciales por lo que estaba excesivamente cualificado para defenderse de ese joven malhumorado. Arión, fastidiado, se dio la vuelta y continuó por donde venía, alejándose de la pareja.

DOS MUNDOS - Black Hole IWhere stories live. Discover now