Summertime Sadness ✨

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Donde Horacio está a punto de volver a entrar en depresión por la pérdida de los pocos amigos que le quedaban, y coge unas vacaciones a Las Bahamas...

Parte 1 de 2

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Bajó del avión, con la mano sobre los ojos para evitar el sol. Respiró el aire puro de esa isla y sintió aliviarse un peso en su pecho. Sólo con estar apartado de la ciudad, con estar lejos, ya sentía el torbellino de emociones en su interior apaciguarse un poco. Era el consejo que le habían dado todos después de lo que había pasado: que se alejara y calmara su mente y sus emociones antes de volver.

Pero no podía. ¿Cómo iba a poder calmarse cuando acababa de perder a tanta gente en tan poco tiempo? Podía estar lejos, podía intentar ignorarlo todo, pero no podría hacer desaparecer el shock emocional.

La depresión era como una araña subiendo por tu cuerpo: todo el mundo la temía e intentaban deshacerse de ella lo antes posible. Pero era silenciosa y rápida, y antes de que pudieras estar preparado, ella ya te estaba cubriendo el corazón con una densa tela de araña que te ahogaba. Impedía que llegara el sol, por lo que ese corazón empezaba a helarse y todas sus flores a morir. Mientras, el veneno corría por tus venas a una velocidad vertiginosa, pudriéndolo todo a su paso hasta deshacer la carne y la sangre. Y después ya no quedaba nada, ya no había nada más. 

Horacio había pasado por ello varias veces en su vida. La primera, de pequeño, después de que su madre lo abandonara. En aquel momento era demasiado joven e inocente como para saber lidiar con el dolor, y no conservaba muchos recuerdos de esa época, quizás porque su cerebro los había eliminado con el paso del tiempo, intentando deshacerse del dolor que acarreaban. Y es que pensar en su infancia era la forma más cruel de torturase a sí mismo. Sólo recordaba haber estado muy solo, muy triste, y muy incapacitado para manejar su dolor.

La segunda vez había sido tras el disparo. Había empezado a sentir algo de frío acercarse a sus huesos desde antes, desde el momento en el que Pogo volvió a por su hermano, pero su cuerpo se heló por completo cuando se dio cuenta de lo que le había hecho a Volkov. Cuando sintió el gatillo, escuchó la bala y vio la sangre. Cuando olió la pólvora. Aquel día pensó que se desmayaría de la culpabilidad que lo estrangulaba. No sentía que fuera capaz de tenerse en pie, no sentía que pudiera seguir viviendo sabiendo que él podría haber sido culpable de la muerte de la persona que amaba. Era demasiado dolor para un solo corazón.

Pero esas veces se había recuperado porque siempre había algo, o alguien, dándole un motivo para seguir, para ir a terapia, para olvidar. Y esta vez sería lo mismo.

Volkov le ofreció pasarse por su casa. Y, durante el viaje en avión, Horacio no pudo evitar pensar en las vueltas que daba la vida, y en el lugar en el que ponía a los protagonistas, como si todo fuera fruto de un caprichoso e injusto guión. Dos hombres diferentes cruzan sus caminos una tarde de abril y el mundo cambia completamente, el destino se entrecruza de una manera tristemente cómica. Después, uno de ellos decide empezar a bromear con el otro, sin saber que se está metiendo en la boca del lobo. El tiempo pasa y las cosas cambian velozmente. Como el aleteo de una mariposa que causa un tornado al otro lado del mundo, pero esa vez las mariposas estaban en sus estómagos y los tornados en sus corazones. Y creen que es hora de consagrar su vida al amor, porque en él encuentran el sentido de su existencia.

Pero, después, llega la tormenta -en ese caso en forma de bala, en una montaña, bajo el sol de agosto-  para enseñarles que nunca están a salvo de ella. Aún así, el tiempo sigue pasando, sigue corriendo, sigue huyendo. Y ellos vuelven a hablar. Los dos protagonistas no se reencuentran, porque es difícil mirarse a los ojos teniendo un pasado tan delicado en común, pero hablan diariamente para que el otro se sienta menos solo. Y uno de los dos está destrozado, mientras el otro está lejos para ignorar sus pedazos rotos. Así que le propone pasar un tiempo con él porque cree, ingenuamente, que su presencia puede ayudar. Y el otro acepta, porque necesita que lo cuiden y porque ninguno de los dos quiere seguir estando solo.

↳;; ❝Volkacio AUs♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora