↳;; ❝Volkacio AUs♡

bloody sunshine✨

Importante antes de leer:

Voy a saltarme los últimos días del reto, porque no tengo ideas para ninguno de ellos así que los dejaré para más adelante y ahora escribiré One Shots aleatorios de lo que me apetezca cada día. 

¿Hasta cuando? Hasta que me canse. Puede ser en una semana, en un mes o en cuatro meses, no lo sé. 

Falta poco para que empiecen mis clases, así que probablemente no pueda seguir trayendo actualización diaria (aunque lo intentaré) 

También quería decir que me va a dar igual lo que pase en la serie, no tendrá que ver con mis AUs (en general) o sea que aunque mueran todos seguiré escribiendo hasta, como dije, que me canse. 

Perdón por el mucho texto, ahora sí...

23➪ vacations

AU donde Volkov es un vampiro (parte 3) y se coge unos días de vacaciones de comisaría para aclarar cosas 👀

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Ni siquiera leyó el mensaje de Horacio cuando lo recibió, tan sólo lo ignoró, como había hecho con todos los mensajes suyos que había recibido la última semana.

No iba a mentir, le dolía estar haciendo esto. Se había abierto con ese chico más que con nadie y apartarlo de repente no era algo que hiciera gustosamente, pero tenía que hacerlo. No quería morderlo y, dada la frecuencia con la que soñaba que lo hacía, sabía que acabaría haciendolo si pasaba mucho tiempo con él.

Para Horacio tampoco había sido una semana sencilla. De la noche a la mañana había perdido los avances en su relación con Volkov, y ni siquiera sabía por qué. No le hablaba, en comisaría lo evitaba, ignoraba sus mensajes y no le dirigía ni una sola mirada. Pero estaba dispuesto a averiguar qué estaba pasando.

Había visto a Volkov entrar en los vestuarios, tan silencioso como la primera vez que se presentó en comisaría, con la única diferencia de que, en esta ocasión, sólo Horacio le prestó atención. Y, como la primera vez, lo siguió. Esta vez no dudó al abrir la puerta, y Volkov se sobresaltó y se limpió la boca con el dorso de la mano. Hizo el amago de guardar la botella de nuevo en su taquilla, pero al ver que era Horacio el que había entrado, se relajó de nuevo y bebió otro trago del líquido.

—Volkov —habló Horacio, cerrando la puerta detrás de él—. Tenemos que hablar.

—No tenemos nada de lo que hablar —dejó sus pertenencias de nuevo en su taquilla y se giró, sin mirar a Horacio, para marcharse de allí, pero el chico sacó una pequeña llave del bolsillo de su pantalón y cerró la puerta.

—¿¡Pero qué haces!? —se acercó más a la puerta e intentó abrirla, a pesar de saber que no iba a conseguirlo—. Abre la puerta.

—No —se apartó un poco de Volkov y guardó la llave de nuevo en el bolsillo del pantalón de su uniforme—. Habla conmigo y te dejo salir.

—Estás loco, no puedes retenerme en contra de mi voluntad.

—¿Por qué no?

—¡Porque se llama secuestro y está penado por la ley! —Volkov suspiró y se sentó en uno de los bancos que estaban delante de las taquillas. Horacio se sentó en el suelo, en frente de él, pero lo más lejos posible—. Además, ¿de dónde has sacado la llave?

Horacio dejó escapar una sonrisa traviesa.

—La he robado del despacho de Conway. No se lo digas a nadie.