no time to die✨

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Soulmate AU donde, cuando tu alma gemela está a punto de morir, aparece en tu muñeca un contador con el tiempo que falta para tu propia muerte. Tú puedes decidir si cederle la mitad de ese tiempo o dejarle morir y conservar tu tiempo. 

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El zumbido en sus oídos dificultaba que pudiera escuchar lo que las voces a su alrededor intentaban comunicarle, pero podía percibir el tono desesperado en los gritos de Horacio. Sentía la bala alojada en su vientre y la sangre humedecer su camisa, pero no le dolía. Se sentía relajado, casi dormido, y sabía que eso no era bueno. 

Horacio presionó con sus manos la herida, rogándole a Volkov que le mirara, que no cerrara los ojos. Estaba más pálido que nunca, y Horacio no sabía qué más hacer además de esperar a que llegaran los EMS. Había recibido un disparo de unos atracadores. 

"Va a salir de esta" se dijo, intentando convencerse a sí mismo "ha pasado por cosas peores". Pero sintió un cosquilleo en su muñeca y se dio cuenta de que quizás había llegado el momento. El momento por el que todas las almas gemelas deben pasar, un momento para el que se preparan mentalmente toda su vida, y que aún así es a lo que más temen. 

No quería mirar, de verdad que no quería hacerlo, pero su curiosidad le pudo. El reloj de su piel atraía su mirada como polos opuestos, y no pudo evitar echar un vistazo. 

22 horas 16 minutos 49 segundos 

48…

47… 

El cuerpo casi inconsciente de su pareja en su regazo lo devolvió a la realidad. Los segundos pasaban, y no podía perderlos. Sinceramente, no le sorprendía que a ambos les quedara tan poco tiempo. No habían tenido una buena vida, no tenían hábitos saludables y sus trabajos eran extremadamente peligrosos. No estaban destinados a envejecer juntos. Pero entender que su muerte estaba cerca no la hacía menos dolorosa. 

Cuando miró a Volkov, se dio cuenta de que había abierto los ojos con dificultad y estaba mirando su muñeca. No tardó mucho en levantar la cabeza para hacer contacto visual con Horacio, y vio la determinación sustituir al miedo en su mirada. 

Si hubiera tenido la suficiente energía, le habría sujetado el brazo para que no lo hiciera, para que no le cediera parte de su tiempo de vida, le habría dicho que disfrutara hasta el último segundo, pero no pudo. Sintió el tacto de Horacio en su piel, y una corriente eléctrica recorrer todos y cada uno de los centímetros de su cuerpo, centrándose sobre todo en la herida de su vientre. Cerró los ojos porque se mareó ante las sensaciones, como si estuviera dando vueltas, cuando su cabeza seguía reposando en las piernas del chico. 

Y cuando los abrió, la herida parecía sangrar menos, y sentía un ligero cosquilleo en las palmas de sus manos. 

—Horacio… —protestó, pero el mencionado se encogió de hombros. Ya no había vuelta atrás, ya le había cedido la mitad de sus horas de vida. Sabía que Volkov iba a quejarse, pero él no se arrepentía. Lo volvería a hacer las veces que hiciera falta. 

Si iban a morir, por lo menos que fuera a la vez. Que ninguno tuviera que lidiar con la pérdida del otro. 

-[🖤]-

No esperaron a la ambulancia, a pesar de que su herida seguía doliendo. Si iba a morir en unas horas, ¿para qué iba a perder el poco tiempo que le quedaba curandose una herida? 

Así que se dieron la mano y caminaron por la ciudad, sumidos en sus pensamientos. Tenían tan poco tiempo y tantas cosas por hacer… pero, al contrario de lo que podía parecer, no tenían prisa. Sabían que no les quedaba tiempo como para hacer todo aquello que habían pospuesto para el futuro, un futuro que ya no existiría, así que no tenía sentido frustrarse. Se contentaban con la presencia del otro a su lado. 

La mano de Horacio estaba caliente contra la suya, y era reconfortante sentir esa calidez que emanaba siempre el cuerpo de su pareja, únicamente comparable con el calor de los rayos de sol, deshaciendo el hielo que lo había acompañado prácticamente toda su vida. 

-[🖤]-

Se sentaron en la orilla de la playa, las olas rompiendo contra la arena fría mojando sus pantalones y parte de sus camisas, pero les daba igual. 

No dijeron nada, y Volkov apoyó su cabeza en el hombro de Horacio. Fue entonces cuando se dio cuenta de que al ruso debía de dolerle todavía la herida, y probablemente estuviera muy cansado, pero pronto podría descansar. El mero pensamiento le revolvió las tripas. 

Volkov cerró los ojos, aspirando el aroma salado del mar. Tenía la mente en blanco, pero no sentía miedo. Todo el mundo moriría en algún momento, ¿por qué debería darle miedo que llegara su hora si era inevitable? Descansaría después de una vida siendo comisario, volvería a ver a su familia y todo iría bien. Quizás lo único que le dolía era saber que Horacio se iría también con él, porque se sentía un poco culpable. La mente de Horacio, en cambio, no estaba en silencio, sino que estaba llena de pensamientos que se enredaban entre ellos y lo asfixiaban. Las cosas que quedaban pendientes, todo aquello que dejaría atrás. 

Todos sus planes quedaban pendientes para su próxima vida. 

—¿Sabes qué? —la voz de Horacio hizo que Volkov abriera los ojos—. Cuando acaricié a Perla esta mañana, no pensé que fuera a ser la última vez. 

Y soltó una risita falsa que sonó más como un jadeo. Volkov levantó la cabeza de su hombro y lo miró, y vio que estaba arrugando su nariz intentando no llorar, así que se incorporó mejor y le dio un beso ahí. No sabía qué decirle para hacerle sentir mejor, así que solo le dio un abrazo fuerte, de esos abrazos que parecen calentar hasta tus huesos. 

—No quiero tener miedo —confesó Horacio, secándose con el dorso de la mano las lágrimas que se le habían escapado—. ¿Qué crees que va a pasar ahora? 

—No tengo ni idea —y era cierto. Tiró de Horacio suavemente para que fuera él esta vez el que se recostara sobre su hombro mientras que buscaba su mano para entrelazar sus dedos—. Pero vamos a estar juntos sea lo que sea. 

Y Horacio se permitió cerrar los ojos y bajar la guardia, se permitió no preocuparse por nada por lo menos las últimas horas de su vida. 

El sol se consumió en el horizonte al mismo tiempo que los segundos se consumían en su muñeca. En ningún momento soltaron sus manos. 

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Escribí esto hace tiempo en twt (por eso es tan corto) así que lo subo aquí también



↳;; ❝Volkacio AUs♡Where stories live. Discover now