↳;; ❝Volkacio AUs♡

bloody valentine [3]✨

Extra 3 del AU del vampiro. O donde Gustabo se entera de todo. 

Y todo es todo. 

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Gustabo había tenido un mal presentimiento desde el momento en el que vio a Volkov entrar en comisaría y Horacio lo siguió con la mirada, casi babeando. Y quizás Gustabo se dio cuenta de que a Horacio le atraía Volkov incluso antes que cualquiera de ellos dos, porque conocía a su hermano. Y no le gustó como le habló Volkov. 

Horacio le contó que se estaban haciendo cercanos, y una parte de él estaba feliz por Horacio, pero seguía teniendo ese mal presentimiento. Gustabo era muchas cosas, pero sobretodo, intuitivo. Sabía como funcionaba la psicología, por eso se le daba tan bien manipular, y con una simple mirada de Volkov recibía escalofríos por todo el cuerpo, pero de los malos. 

Cuando Volkov y Horacio se distanciaron, su hermano parecía confundido. Gustabo intentó sacarle algo de información, instarle a que le contara qué había pasado, pero Horacio se negaba. El secreto de Volkov se había convertido también en el secreto de Horacio, y eso enfadaba a Gustabo, porque su hermano ya tenía suficientes problemas como para pensar en más. 

Pero Horacio no respondía a sus preguntas con más que divagaciones, y, a pesar de la transparencia que lo caracterizaba, no dejaba entrever nada respecto al tema de Volkov. 

El día en el que Gustabo explotó fue el día del código 3. Su herida era un simple disparo en el hombro, ya había recibido miles y no se preocupó, pero lo de Horacio fue más. Gustabo había visto la camiseta llena de sangre de Horacio, y supo que eso sí que era grave. Pero no le dio tiempo a decir nada más, porque los médicos le aseguraron que dentro no había nadie. Y Volkov también se había ido, así que a Gustabo no le costó mucho unir puntos para saber quien se había llevado a Horacio.

Llamó, hecho una furia, al ruso. Le gritó todos los insultos que se le ocurrieron, e incluso amenazó con demandarlo (ni siquiera sabía con qué cargos, porque Gustabo nunca se había aprendido los delitos, pero algo se le ocurriría), y Volkov le dijo que estaba con él, y que estaba bien, que luego lo llamaría. 

Gustabo no le creyó, pero no sabía donde vivía Volkov y en comisaría no podían darle esa información, así que no pudo hacer nada más que esperar. 
Cuando habló con Horacio, éste se negó a dar detalles de lo que le había hecho Volkov, y eso aumentó su curiosidad. Y su preocupación. 

Y fue aún mayor cuando Horacio casi se desmayó en comisaría, y confió más en Volkov que en él para que le ayudara. Eso le había dolido a Gustabo, pero era un hombre orgulloso y no iba a decírselo explícitamente, sino que dejaría caer comentarios cargados de veneno para lastimar a Horacio, porque eso era lo único que sabía hacer. No estaba orgulloso de quien era, pero no podía cambiarse. 

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Recibió el mensaje de Horacio de madrugada, pero estaba despierto, por lo cual no fue un problema. Le mandaba la dirección de la casa de Volkov, información bastante útil, y le decía que le debía una explicación. 

Cogió su coche y condujo hasta la ubicación, intentando pensar las posibles excusas que tendría Horacio para justificar su extraño comportamiento, pero no se le ocurría nada. 

Llamó a la puerta lo más agresivamente que su puño le permitió, porque esa era la forma de disimular los nervios de Gustabo, con violencia. Y escuchó ruidos al otro lado, y las voces de Volkov y Horacio susurrando algo, pero no supo discernir el qué. 

Pensó que le abriría el ruso, pero fue Horacio el que lo hizo, con una sonrisa falsa que buscaba tranquilizar a Gustabo, pero que solamente le ponía los pelos de punta, porque le daba a entender que pasaba algo malo. Tenía la cresta algo despeinada, la ropa un poco arrugada y una mirada nerviosa.