↳;; ❝Volkacio AUs♡

It's u✨

Donde Volkov y Horacio son invitados a la boda de Greco e Iris, y deciden fingir que no están juntos. O, bueno, por lo menos lo intentan.

Parte 1 de 2.

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Horacio contuvo un suspiro, pero fue incapaz de luchar contra la sonrisa que pujaba por salir de sus labios. Las manos de Volkov bajo su camiseta, frías pero increíblemente suaves, hacían que se le erizara la piel, y le causaban escalofríos, de la manera más agradable posible.

Pero el motivo por el que sonreía no era simplemente por las sensaciones físicas. Evidentemente, liarse tan fervientemente con la persona de la que estaba enamorado generaba un sinfín de sensaciones físicas placenteras. Pero iba más allá de eso, ascendía hasta un plano emocional. Sonreía al sentirse tan querido, tan deseado, tan cuidado por Volkov.

Separó sus labios unos segundos, buscando darle un respiro al ruso. Su relación estaba aún muy reciente, apenas llevaban unas semanas como pareja, y Horacio tenía que recordarse constantemente que en ocasiones Volkov no podía seguirle el ritmo, pero que no lo admitiría bajo ningún concepto y él debía encargarse de detener la situación a tiempo.

Se debatió entre levantarse de encima de él o mantenerse en esa posición, pero Volkov lo decidió por él antes de que pudiera hacer un solo movimiento, tirando de sus caderas para que se recostara de nuevo sobre su cuerpo. Suspiraron, regulando su respiración y calmando sus corazones, que latían fuerte pecho contra pecho.

Continuaron con los mimos todavía sin cruzar palabra. Las manos de Volkov ascendieron para acariciar el cabello de Horacio, mientras él se abrazaba a su pecho y apoyaba su rostro en la cálida piel de su cuello.

—¿Estás bien? —preguntó Horacio, abriendo los ojos y levantando la cabeza brevemente para asegurarse de que no se sentía incómodo.

—Muy bien —respondió. Horacio le sonrió, y él le devolvió el gesto, aún con las mejillas encendidas.

Abrazados sobre la cama de ese hotel, habían decidido matar el tiempo de alguna manera. Al principio habían tenido la intención de ver una película, pero una cosa había llevado a la otra y habían acabado liándose sobre las sábanas, como si volvieran a ser dos adolescentes viviendo su primer amor. Y es que en realidad así se sentían, en especial Volkov.

—Creo que es mejor que me levante —dijo Horacio, riendo avergonzado. Quitó su pierna de encima de las del ruso, colocándose boca arriba a su lado, ambos con la vista fija en el techo.

Todavía tenían la respiración algo agitada, pero intentaron obviar todas las reacciones de su cuerpo tras ese breve pero intenso y cálido contacto físico. Saliendo abruptamente de esa burbuja de paz y complicidad, Horacio se incorporó sobre el codo para coger su móvil y mirar la hora.

—Aún falta bastante —protestó, lanzando de nuevo el móvil a las sábanas y girándose hacia Volkov, que parecía pensativo con la vista perdida en el techo—. ¿Quieres que pasemos el tiempo de alguna manera divertida?

No captó el tono juguetón en su voz, ni entendió que iba con segundas, así que en lugar de responder se giró también hacia él y le preguntó lo que llevaba pensando esos minutos.

—¿Qué le vamos a decir a la gente? —inquirió, colocando la mano en la cintura de Horacio para acariciarlo—. Vamos a la boda... ¿en calidad de qué?

Horacio sonrió al darse cuenta de que estaba haciéndole la misma pregunta que él le había hecho en el pasado, pero hablando de otra boda que ya parecía demasiado lejana.