II. Familia De Sousa Oliveros

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-Emiliano ¿Qué sucede? - pregunté curiosa -
- Era Josh, que hoy cena en su casa porque lo ascendieron en el trabajo - sonreí feliz por él -
- Me alegra mucho, sin duda hay que celebrarlo - mi esposo asintió y le dejé un beso en la mejilla - voy a ver que hacen los chicos - le guiño un ojo y voy hasta los cuartos de los chicos -

Para la carrera que tiene Emiliano y la que tengo yo, muchas personas se sorprenden que vivamos en un departamento donde hay sólo tres cuartos, dos baños, pero es mi hermoso hogar.

Me llamo Carlota Oliveros de De Sousa, tengo 44 años y tengo un matrimonio de 20 años, cuando conocí a Emiliano, tenía esos pensamientos del "no al matrimonio" y aún así me lance al agua como decía mi madre, tenemos dos hijos uno de 19 años y uno de 17 años, son la luz de nuestros ojos.

Comienzo con Paolo quién es nuestro primer rayito de luz, Paolo estudia derecho como yo y es encantador ver su tal parecido conmigo, ojos azules, cabello rubio, tez blanca, pecoso y con varios lunares en los mismos lugares que yo, alto, yo mido 1.74 metros mientras mi hijo mide 1.80 metros, es atlético, se va más por el fútbol y creo que eso es lo único que nos diferencia, yo prefiero el béisbol, es mi mayor orgullo junto a Juan Carlos y la verdad me siento feliz de tenerlos.

Juan Carlos es mi hijo menor, tiene 17 años y es el vivo retrato de mi esposo Emiliano, ojos verdes, cabello castaño rulo, alto, fornido, y con una sonrisa preciosa, característica que me enamoró de Emiliano, Juan Carlos está en el último año de la escuela, por lo que siempre nos cuenta sus planes son estudiar arquitectura como su papá, pero veamos que decide al finalizar la escuela.

En cuánto a mi matrimonio, estoy casada con Emiliano De Sousa, hijo único de uno de los empresarios más importantes del estado, sin embargo, él estudió Arquitectura y luchó por tener todo lo que ahora tenemos propio, yo soy abogada y realmente entre ambos hemos creado muchas cosas propias en la cual nos sentimos muy orgullosos, es un marido ejemplar, hasta ahora no me ha sido infiel y siempre tiene algún plan, lo cual se lo agradezco, ya que siendo así no caemos en la monotonía, cosa que odio para ser realista, estos 20 años han sido de ensueños, con nuestras altas y bajas claro que sí, pero sin duda no me arrepiento de nada.

-¿Estás lista amor? - Volteé a ver a mi guapo marido y asentí sonriendo -
- Lista, vámonos - asintió y agarró la llave del coche mientras yo iba a abrir la puerta del departamento -
- Pase señora de De Sousa - me reí y negué, mientras salía hacia el ascensor -
- Gracias señor De Oliveira - sonrió, como me fascina el brillo de sus ojos -

Salimos del edificio despidiéndonos de Paco el vigilante, subimos al coche de Emiliano, nos colocamos el cinturón de seguridad y salimos a casa de Josh. Unos treinta minutos después llegamos, al tocar la puerta salió un sonriente Josh, se ve muy guapo y se lo hice saber, me agradeció con un abrazo, nos sirvió un trago, a Emiliano whisky y a mí vino, se lo agradecimos.

Unos minutos después bajó Fernanda, lleva un vestido de encaje, puedo estar segura que hasta el más ciego de los hombres babearía por esa mujer, se veía resplandeciente, indudablemente es hermosa esa castaña, vamos al comedor, siempre me he dado cuenta que mi mirada la pone nerviosa sólo que jamás hemos tocado ese tema, sonreí y le ofrecí mi ayuda después de que llegará con Emiliano, sin embargo, se negó, suspiré y asentí. Después de cenar fuimos a bailar y a eso de las 3:20 de la madrugada cada pareja se fue a su casa, le avisé cuando llegamos a nuestro departamento, Emiliano era como un papel, agradecí que Juan Carlos estuviese para que me ayudará a subirlo, luego de dejarlo en la cama dormido, me fui con mi hijo a hablar un rato en la cocina. Después nos fuimos cada uno a su habitación, lo bueno de tener uno de los baños en mi recámara es que puedo irme a duchar y no molestar a nadie con el sonido.

Una hora después de una larga ducha, me eché crema en la piel, me puse mi ropa interior y encima un short azul y una camisa ancha que me regaló hace años mi hermano antes de irse a Italia, me solté el cabello y me acosté, miré a Emiliano quién así cayera un meteorito nada podría despertarlo, sonreí y le dejé un beso en la mejilla para darme la vuelta y en cuestión de segundos quedarme profundamente dormida.

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