XXXV. Relaja la mandíbula

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Fernanda

- ¡Nos vamos de viaje! – gritó Josh, volteé sorprendida y vi a Adrián y Sara festejando con su papá –
- ¿Cuándo? – pregunté –
- El viernes – respondió Josh emocionado –
- ¿Dónde? – volví a preguntar –
- La finca de la familia de Carlota – tragué saliva y sonreí de lado – dile a tu hermana – asentí y sonreí sin ánimos –

La finca de la familia de Carlota, es un lugar mágico, tiene caballerizas, piscinas, jacuzzi, un lago, realmente es precioso ese lugar, la última vez que fuimos nadie se quería regresar pero tocaba hacerlo, ahora es distinto todo a esa vez, digo no sabía que tanto me gustaba ella y ahora ¿qué? Un viaje todos ¿en serio? Esto es demasiado para mí.

Volví la mirada hacia la cena para terminarla y así despejar mi mente o me volvería loca, faltaban dos días para llegar al viernes y la verdad no quería que llegará, o mejor dicho no quería ir a ese repentino viaje, presiento que la de la idea fue ella, es que me cambio el nombre, cerré los ojos y suspiré pesadamente, para abrir los ojos de nuevo y seguir haciendo la cena.

Una hora más tarde estaba todo listo, nos sentamos los cuatro, cada quién contó su día. Luego de cenar cada quién se fue a su lugar, Sara a su cuarto, Adrián a su cuarto, Josh a la biblioteca y yo preferí irme a dormir, estaba demasiado cansada y ese repentino viaje me agotó mentalmente, mañana llamaría a Valentina.






2 días después...

Era viernes y estábamos arreglando nuestras maletas, mientras esperábamos a que Josh llegará por nosotros, una hora después de tener todo listo, llegó mi marido, se fue corriendo a echarse una ducha y treinta minutos después bajó listo para irnos, metimos las maletas al coche y mientras los chicos subieron a la parte de atrás, yo me subí al copiloto y Josh al puesto del piloto, Sara y Adrián estaban demasiado emocionados al igual que Josh, fuimos por Valentina y luego de buscarla puse la radio mientras todos tarareaban las canciones que iban pasando, apoyé mi cara a la ventana y sin dudarlo me quedé dormida.

Josh me despertaba suavemente y jadee sin querer, cuando abrí los ojos él sonreía, no entendí y le pregunté que sucedía, me avisó que llegamos, al bajar me agarró por las caderas y caminamos hasta el interior de la casa o bueno siempre la he llamado mansión para ser sincera, pero es una finca, mi subconsciente se ríe y le regaño por burlarse de mí, cuando entramos vemos a los chicos hablando, Juan Carlos y Paolo se acercaron y me saludaron con un beso en la mejilla, halague lo guapo que estaban, definitivamente dignos hijos de Carlota.

Cuando iba a preguntar por Carlota salió con un vestido playero, con estampado de flores, sin mangas y con amarre en el cuello, se veía preciosa, llevaba una coleta alta y estaba con unas zapatillas, aparte de sus accesorios, me quedé embelesada viéndola y ella sabía el efecto que tenía sobre mí, sonreía mientras miraba lo idiotizada que yo estaba. Emiliano me sacó de aquel trance al acercarse para saludarnos.

- Hermano, por fin llegaron – Josh y Emiliano se abrazaron con efusividad –
- Bienvenidos de nuevo – dijo Carlota abrazando a Josh –
- Hola comadre – me saludó Emiliano con un abrazo, jamás me sentí tan incómoda –
- Hola Fer – me abrazó Carlota y me dio un beso en la mejilla, la odio porque tiene demasiado poder en mí –
- Y ¿yo? – todos volteamos hacia Valentina y oí reír a Carlota –
- Cariño ven aquí – le abrió sus brazos y se acercaron para abrazarse fuertemente –
- No puedo asimilar el gran parecido entre ambas – Comentó Emiliano y asentí lentamente –

Llegamos a eso de las 6 de la tarde, ya eran las 9:20 de la noche y estábamos cenando, Carlota y Paolo se ofrecieron a cocinar, con razón mi hija suspira tanto por ese niño, si cocina delicioso, aparte de guapo e inteligente, igualito a su madre, sonreí hacia mis adentro con aquello. Josh se despidió para irse a dormir, los chicos se fueron de fiestas con Emiliano y Valentina, yo preferí no ir y Carlota desapareció.

Traición Where stories live. Discover now