XIII. De sus picardías se recuerda

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Fernanda

-¿Fernanda? - escuché que me llamaban y volteé, cuando vi era Emiliano, intenté sonreír sin sentir remordimiento -
- Emiliano que gusto verte - dije amablemente y empezaba a ponerme nerviosa - ¿qué haces por aquí?
- Vine a tomarme un café con un amigo que me encontré - asentí y sonreí - ¿te dijo Josh que nos vemos este fin de semana? - asentí -
- Sí, me dijo anoche precisamente - sonreí y Emiliano asintió - ¿vas solo? - pregunté en un intento de saber si ella iba - cómo últimamente has ido solo a la casa - terminé para disimular -
- No le he preguntado a Carlota pero intentaré convencerla para que dejé el trabajo por un rato - me reí y asentí mientras Emiliano sonreía - Bueno te dejo Fer - acarició mi mano y tragué saliva -
- Hasta mañana Emiliano - dije y me volteé para salir de aquel lugar, todo era bien pero esa despedida me dejó un mal sabor -

Así que Carlota no sabe nada aún, esperaré a que Emiliano le diga y escribirle para terminar de convencerla, aunque sé que no iba por mi culpa y no por el trabajo. Llegué a mi consultorio y saludé amablemente a Marta quién me explicaba que pacientes me tocaba hoy.


El día pasó súper rápido, eran las 2:30 de la tarde cuando me llegó un mensaje de Josh avisándome que efectivamente Carlota aceptó venir a casa este fin de semana y sonreí ampliamente, era muy feliz con aquella noticia así que le escribí un mensaje.

Fernanda: "Espero verte mañana en la noche" 2:30 p.m.

Bloquee el celular y lo dejé en el escritorio, pero a los minutos me llegó una notificación de mensaje y sonreí mordiéndome el labio inferior, sabía que era ella, efectivamente era ella y abrí el mensaje.

Carlota: "Allí estaré sin falta" 2:35 p.m.
Fernanda: "Excelente porque anhelo volver a besar aquel tatuaje que tienes en la espalda" 2:35 p.m.
Carlota: "Me encanta, porque ese tatuaje extraña tus labios, al igual que yo" 2:36 p.m.

Sonreí pícara ante esa respuesta y suspiré, cuando iba a responder apareció Marta avisándome que la señora Alfonsina llegó, así que dejé el celular en el escritorio y atendí a mi última paciente.

La hora pasó hecha una eternidad, pero me gusta ayudar a la señora Alfonsina, después de todo va mejorando día tras día y el asesinato de su marido ya no le parece tanto un trauma como hace dos años atrás cuando llegó a mi consultorio, derrotada, traumada e incapaz de seguir con su vida.

Después de ver partir a la señora Alfonsina, arreglé algunos papeles, agarré mi cartera, arreglé mi falda lapiz y salí del consultorio, me despedí de Marta y caminé hacía mi coche para ir a casa, estaba sumamente feliz cada que recordaba que iba a ver a Carlota y no precisamente en mis sueños, sino en mi casa.

-¡Mierda! - susurré al estar sola en mi coche y mirando al frente - La veré en mi casa - no podía pensar en otra cosa que en Josh y Emiliano -

Era evidente que es injusto lo que estamos haciendo, pero no es nuestra culpa lo que estamos pasando, jamás pensamos que después de 20 años estaríamos viviendo este tipo de aventura, aunque por el paso que vamos llamarlo aventura es una falta de respeto, cerré los ojos fuertemente y suspiré pesadamente, abrí lentamente los ojos y prendí el coche para irme a casa, era muchos pensamientos por hoy.

Al llegar a casa me encontré a Adrián y Sara cocinando, sonreí sin comprender esa sorpresa y se reían de mi cara, seguro era un poema, pregunté que sucedía pero no me decían nada, Josh bajó con ropa de casa, es decir, bermuda y camisa casual con unas letras en la parte de atrás, la recuerdo porque sé la regalé yo.

-¡En serio! ¿Qué sucede? Yo ya cumplí años - Adrián se reía y me le uní a la risa -
- ¿Listo chicos? - Adrián asintió - No sucede nada amor, es sólo que los chicos querían hacer la cena hoy - asentí sin creérmelo del todo -
- Me baño y bajo a cenar ¿les parece? - todos asintieron y Josh me dio un casto beso -

Subí lentamente hasta mi habitación, al llegar me quité toda la ropa y entré al baño para ducharme, no dejaba de pensar en aquel casto beso de Josh, hace meses me alegraba la vida y ahora era más una sonrisa amable, algo más fingido, ya no sé si siento lo mismo por mi esposo y eso me inquieta muchísimo, sé que Carlota está de por medio pero aún así me da tanto miedo lo que conlleva todo esto que estamos viviendo, incluso que ya no ame a mi esposo. Salí del baño unos treinta minutos después, me coloqué una pijama que iba de un short azul y una blusa rosada clara de tirantes, me recogí el cabello y bajé a cenar con Josh y los chicos.

-En serio, díganme ¿qué sucede? - los tres se miraron y sonrieron cómplices -
- ¿Mamá quieres ver a la familia? - sonreí maravillada porque la verdad es que extraño mucho a mi madre -
- ¡Claro que sí princesa! - digo emocionada -
- Bueno, entonces te aviso que vamos a casa de mis abuelos - me quedé sorprendida y miré a Josh quien sonreía satisfecho y no me salía ninguna palabra era la mejor noticia de todas -
- ¿Cuándo? - pregunté después de salir de shock -
- ¡Pronto! - responde Josh feliz y sonreí ampliamente para abrazarlos a los tres -

No puedo negar que Josh es el mejor marido del mundo, a pesar de toda la revolución que estoy viviendo, no puedo quejarme con Josh y si lo engaño no es precisamente por falta de cariño, amor y todo lo que conlleva una relación y creo que allí recurre mi mayor remordimiento de conciencia, que mientras él confía en mí, yo lo traiciono con alguien y de paso tan cercana.

Pasamos el resto de la hora hablando de nuestro día, efectivamente Josh me contó que habló con Emiliano y terminó de cuadrar la reunión de mañana, y yo pensaba en que la volvería a ver, Adrián notó que estaba distante y varias veces me preguntó si estaba bien a lo que respondí un falso "sí" que buena mentirosa me he vuelto, después de cenar Sara y Adrián se fueron a sus respectivas habitaciones y Josh aunque intentó quedarse a ayudarme, le llegó una llamada y se fue a la biblioteca, y estaba en la cocina con mis demonios, con mis miedos, con mis remordimiento pero entre todas esas cosas aparecía una sonrisa al recordar sus ojos azules y su sonrisa blanquecina, su piel suave y sus pecas, sin olvidar aquel pequeño tatuaje en su espalda, suspiré y cerré los ojos a lo que me mordí el labio inferior recordando a Carlota.

-¿1000 dólares por esos pensamientos? - me exalte al oír la voz de Adrián -
- Me asustaste - nos reímos y negaba -
- ¿Sabes qué dicen de eso no? - lo miré intrigada y sigue hablando - "El que se ríe sólo, es porqué de sus picardías se recuerda" - me reía a carcajadas y abracé a mi hijo -
- Si inventas cosas mi amor - negaba y yo me reía mientras le dejaba besos en la mejilla -
- Hablo en serio mamá, así que cuéntamelo todo - me reí y la voz de Josh nos hizo callar y mirarnos cómplices -
- ¿Qué debe contar tu mamá? - preguntó Josh serio -
- Que, ¿cómo le hace para ser tan hermosa? - responde mi hijo siendo lo más sereno del mundo y haciendo que Josh relajará su semblante -
- Eso es verdad - dice Josh sonriendo y se acerca a abrazarme, darme un beso, que estúpida, me siento infiel y mi marido es Josh -
- Bueno los dejo, voy a dormir estoy sumamente cansada - le di un beso en la mejilla a Josh y me acerqué a Adrián, le guiño un ojo y sonreímos simultáneamente, le dejo un beso en la mejilla y me fui -

No podía pensar un segundo más o explotaría, seguro me volveré loca, mañana la veré y no sé si me siento feliz por ello o nerviosa porque la tendré aquí y no sé cómo podré fingir amistad y ser sólo comadres después de haber estados juntas en mi departamento aquella noche. Al llegar a mi cuarto me acosté, no podía más y en cuestión de segundos me quedé profundamente dormida.

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