Valentina
-¿Así que mi hermana? – pregunté vacilante, aunque sabiendo la respuesta después de verlas –
- Sí, tu hermana – respondió para luego tomarse un trago de cerveza –
- Pero… - volteó a verme y sonreí de lado - ¿estás bien? – pregunté luego de verle el rostro afligido mientras veía a mi hermana y su marido –
- Sí, sé en que me metí cuando acepté que amaba a esa mujer y también sé que no puedo exigir, somos dos mujeres casadas, aparte de que nuestros maridos son mejores amigos – chasquee la lengua y tomé de mi Margarita –
- Sí, está jodida la situación – Carlota asintió y bajó la mirada a un anillo de oro que tenía en su dedo –
- Muy jodida – repitió sin fuerza –
- Pero vamos, vinimos a pasarla bien y eso vamos a hacer – la agarré de la mano y nos levantamos a bailar –Bailamos entre risas y malos chistes de mi parte, sus movimientos me embelesaban y ella lo sabía porque cada cierto tiempo me subía la mirada con la mano en el mentón o se reía de mi rostro, me esta gustando muchísimo esta rubia y no puedo verla de otra manera, esta de por medio mi gemela y se le nota que muere por Carlota.
Unas cinco canciones después nos volvimos a sentar y con mis chistes malos la hice reír, era lo que necesitaba para sentirme conforme, pero no todo es como queremos, a eso de las 3 de la madrugada cuando mi hermana se iba, vi sus miradas conectarse, estas dos mujeres se mueren la una por la otra, suspiré al leerle los labios a mi hermana y me entristecí aún más al leer los labios de Carlota. Se aman y nadie puede evitarlo.
-¿Nos vamos? – le grité al oído a Carlota luego de que Fernanda se fue y volteó a verme –
- ¿Segura? – asentí – vale, pago yo – negué –
- No, pago yo – la oí reír y suspiré –
- Que pago yo – repitió y me puse seria –
- Sí pagas, te robo un beso – su sonrisa se borró y su rostro formaba sorpresa, sonreí victoriosa –Sabia que eso jamás iba a suceder, pero verla sonrojarse sorprendida, me gustaba mucho, sé que hay mucho feelings entre ambas, pero también sé que no puedo luchar contra mi hermana, así que sólo seré vecina y amiga de la rubia, aunque me duela más a mí. Fui a pagar y me despedí con educación, fui hasta la mesa y le avisé a Carlota que estaba listo, ya nos podíamos ir.
-¿Puedo manejar? – me hizo un puchero y me reí –
- ¿Siempre haces eso para convencer a la gente? – me miró sorprendida y bajó la mirada segundos después – ¿qué sucede? – pregunté preocupada –
- Fernanda también me preguntó eso una vez, las mismas palabras – asentí lentamente y la abracé –
- Maneje señora Carlota – se reía y negué, me había vencido sin hacer mucha estrategia –Luego de subirnos al coche, cada una iba en silencio, cada quién en su mundo, cuando sentí su mano entrelazar la mía y volteé a verla, su sonrisa me transmitía tanta paz, que jamás quería dejar de mirarla, suspiré suavemente y volteé otra vez a ver al frente mientras apoyaba mi cabeza a la ventanilla.
Unos veinte minutos después llegamos al edificio, bajamos del coche, enredó su brazo al mío y apoyó su cabeza en mi hombro, me sentí tan completa en ese momento, saludamos al portero quien nos saludó con educación y esperamos al ascensor, cuando llegó subimos hasta nuestro piso y la acompañé hasta la puerta de su departamento.
-En casa, sana y salva – dije con voz de caballero y se reía –
- Gracias dulce caballera – me reí y negué –
- Gracias por aceptar mi invitación – negaba y sonreía –
- A ti por pensar en mí – sonreí simplemente porque para mi desgracia siempre pienso en ella desde que la conocí –
- Feliz noche Carlota - metí mis manos a mi chamarra, estaba nerviosa y no sabía cómo despedirme de esta mujer –
- Feliz noche Valentina – se acercó en cámara lenta y me dejó un beso en la comisura de los labios, cerré los ojos por inercia, era feliz, sonreí como tonta – Hasta otro día – susurró y la vi entrar a su departamento –
- Hasta otro día – susurré pero ya no me podía oír –Entré a mi departamento y me sentía en una nube, nube de la que me caí cuando recordé los ojos marrones de mi hermana y su mirada hacia Carlota, e incluso cuando las vi en el baño, fui a mi cuarto y me quité toda la ropa para ir a echarme una ducha. El pensar tanto me deprimió y siempre he creído que el agua fría quita tantos pensamientos negativos. Luego de salir del baño me puse una camisa ancha blanca y me solté el cabello para acostarme a dormir, hablaré mañana con Fernanda, es lo mejor, en cuestión de segundos me quedé profundamente dormida.
-¡Buenas tardes! – alzó la mirada la chica y quedó boquiabierta, yo sonreí apenada - ¿esta Fernanda Pollet? – asintió lentamente –
- ¿Tiene cita? – negué y sonreí - ¿quién la llama?
- Valentina Pollet, ¿me la puede llamar por favor? – la chica sonrió sin entender mi gran parecido con Fernanda y la llamó por el teléfono –
- Puede entrar – dijo amablemente y asentí sonriente –
- Gracias – caminé hasta el consultorio de Fernanda y entré luego de tocar la puerta y escuchar un “adelante" –
- Hermana ¡que sorpresa! – se levantó y rodeó el escritorio para acercarse a mí y abrazarme –
- Vine para hablar contigo algo importante - me miró confundida y asintió –
- Siéntate – me señaló el sofá y nos sentamos a la vez - ¿qué sucede Val? – me preguntó sin entender –
- ¿Qué quieres con Carlota? – fui directa y la vi tensarse, mientras miraba a la nada –
- Sé más directa Valentina – dijo después de unos largos segundos –
- Me encanta Carlota, sé que es casada, pero me preocupa que ella si está enamorada de ti, más no sé que sientes tú – expliqué bajo su intensa mirada –
- La amo, como nunca amé a nadie, incluso ni a Josh, ella me causa tanta paz, aparte que besa espectacular, sin quitar su cuerpo de diosa y que con ella todo es calma, incluso en la tormenta – bajó la mirada y luego me miró con los ojos cristalizados – pero no sé cómo afrontar todo esto – susurró y asentí mientras la abrazaba y le dejé un beso en la frente –
- Ella es una mujer increíble, no la dejes ir por tus absurdos miedos Fernanda, afronta tu realidad, te enamoraste de una mujer y que aparte es tu comadre, listo – me miró sin reaccionar y proseguí – te lo digo porque afuera hay muchas Valentinas que quisieran tener a esa mujer, yo quiero – me levanté y se levantó junto a mí y la abracé –
- Valentina – susurró y negué –
- Te ama recuérdalo y demuéstraselo, o yo iré a conquistarla para que se casé conmigo – me fulminó con la mirada y me reí – guerra avisada no mata soldados – dije entre risas y me pegó en el hombro –
- Me caes mal – negué entre risas –
- Me amas – dije riendo pero luego me puse seria – te quiero feliz Fernanda, ella es tu felicidad, pero si no lo aprovechas voy a ir yo por ella y la haré feliz – Fernanda estaba inexpresiva y cruzada de brazos, la abracé y la oí suspirar – Hasta luego gemela
- Hasta luego gemela – susurró y le dejé un beso en la mejilla para salir de su consultorio –Salí firmé de que era lo mejor no seguir saliendo con Carlota, su corazón tenía un nombre grabado con fuego y ni el mismo Emiliano podía contra ello, salí del consultorio y me monté en mi coche para seguir con mi día y no pensar en aquella rubia, estaba conforme con la conversación con Fernanda, así que todo estaba bien.
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Traición
RomanceDos matrimonios de 20 años, una vida hecha, dos familias casi perfectas. ¿El problema? un día llegó la atracción, sueños, fantasías. Un beso, un roce, un par de miradas y todo dio un giro radical. Familia Toy Pollet Fernanda y Josh llevan 21 años...