XLI. No quiero perderte

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Adrián

Llevo toda mi vida conociendo a Paolo y hasta hace cuatro años empecé a sentir algo por él, hasta hace dos años él por mí o al menos eso me confesó, cuando lo veo en la universidad todo mi día se alegra, así sea verlo cinco minutos, soy tan feliz y ahora está saliendo con mi hermana y no sé como sentirme con ello.

-¡Hey! – me grita Daniel y alzo la mirada - ¿otra vez Paolo? – asentí y volví a bajar la mirada – ese imbécil – bufó mi mejor amigo –
- Es que ahora no sé que hacer, está saliendo con mi hermana – bajé la mirada y un nudo se me hizo en la garganta –
- Hermano, él no es para ti – suspiré pesadamente – ¡Salgamos! Para que conozcas a alguien más – dijo Daniel convencido –
- Él no necesita conocer a nadie más – alcé la mirada para ver a Paolo y Daniel luchando con la mirada – ¿me acompañas Adrián? – los miré a ambos y me levanté –
- Ya vengo Dani – intenté calmarlo pero estaba a la defensiva –
- Llámame cualquier cosa – asentí y me despedí de él –

Me fui a caminar con Paolo quién me invitó a comer helado, eran estos momentos donde amaba a la vida, cuando lo tenía a mi lado, agarrando mi mano y diciendo algún mal chiste que me hiciera reír.

-Adrián – susurró y volteé a verlo, estaba nervioso – no quiero perderte – su mirada estaba fija en sus manos –
- No me vas a perder – susurré y suspiró –
- Cuando oí a tu amigo decir eso, quería partirle la cara, pero más a mí por ser tan imbécil – sonreí y le di un beso en la mejilla –
- Yo no iba a salir a conocer a nadie ¿vale? – me miró sonriendo y asentía – pero no te burles de mi hermana Paolo, por favor – se quedó mirando algún punto y luego volvió –
- ¡Vale! Voy a hablar con ella y decirle que no puedo estar a su lado – agarró mi mano y me miró a los ojos – que amo a alguien más – sonreí sonrojado y lo abracé oyendo su hermosa risa –

Le dije que iría a ver a mi madre así que me dejó en el consultorio y me pidió que lo llamará cualquier cosa, lo cual siempre me ha parecido tan tierno de su parte, nos despedimos y me bajé, saludé a Marta quién me pidió un tiempo que iba a dejar unos papeles pero decidí no esperarme y entré al consultorio, ¡mierda! Mi cerebro va a colapsar de sólo ver esto, Carlota y mamá.

-¡Mamá! – dije en un susurro y las vi separarse de golpe –
- Hi… hijo – dijo y yo no podía más, sentía la vista nublada y la cabeza mareada – puedo explicártelo – volvió a decir y yo no quería oír nada, por ahora estaba muy mareado y molesto –
- Mejor me voy – susurré y salí corriendo dejando atrás a mi madre llamándome –

Caminé hasta casa pensando ¿cuándo? ¿cómo? ¿qué es todo esto? Mi papá por Dios cuando se entere se va a morir, y mi padrino las va a matar, nosotros ¿qué haremos?.

No sé en que momento llegué a casa pero lo hice y fui directo a mi cuarto, necesitaba pensar pero lo que hice fue llorar, llorar de rabia, llorar de frustración, llorar porque estoy escondiéndome como ellas dos, porque le estamos haciendo daño a mi hermana como ellas a mi padre y mi padrino, no esta bien lo que estamos haciendo los cuatro, no es justo para nadie.

Oí que tocaban la puerta y a la tercera vez hablé para que entraran, era mi madre, su perfume podía olerlo a kilómetros de distancia, lo siguiente que hice fue confesarle mi verdad y lloré aún más, ella me abrazaba con tanta fuerza, le pedí que le contará la verdad a mi padre y ella me pidió que luchará por Paolo, nunca pensé estar en una guerra con Sara por alguien y es más, no estamos en una guerra porque ella no sabe la verdad, pero me va a odiar cuando se entere de todo.

Me quedé dormido con los cariños de mi madre y cuando mi mamá me despertó, ya estaba la cena lista, cada uno contó su día, mi madre y yo no hablamos de lo que vi, mi padre estaba emocionado con un negocio nuevo y Sara hablando de Paolo a quién claramente vio hoy y no le contó nada, suspiré pesadamente al oírla hablar de él, luego de terminar la cena le pregunté a mi madre si quería ayuda y se negó, me despedí y fui a dormir lo necesitaba para no regresar mi ansiedad por culpa de Paolo, subí me fui a duchar, me puse lo primero que vi al salir del baño y me acosté, mañana seria otro día.

Traición Where stories live. Discover now