XIV. ¡Mamá, Papá!

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Carlota

Ya era sábado, iba a la oficina media mañana y luego estaría con los chicos hasta la noche que íbamos a casa de los Toy Pollet, estoy tan nerviosa de verlos, me daría mucho celos verlos juntos y sé que tendré muchas ganas de besar a Fernanda.

Me levanté de la cama y fui a asearme y echarme una buena ducha, al salir vi la hora eran las 7:30 de la mañana, se me hacía tarde así que me vestí súper rápido, opté por un pantalón negro de vestir, una camisa manga larga de seda con botones, zapatos altos a juegos con el pantalón y me hice una coleta alta, me maquillé y usé labial rosa suave, me echo perfume, agarro la cartera y salgo a la cocina, donde estaba Emiliano desayunando, estaba muy pensativo, últimamente lo he notado muy pensativo, me preocupa mucho.

-¡Buenos días! – dije apurada –
- ¡Buenos días! – susurró para volver a comer –

Lo miré desde la barra de la cocina y algo me parecía que no iba bien, sin embargo, negué ante aquellos pensamientos, agarré zumo de naranja me serví un poco, tomé y agarré una manzana, le di un beso en la mejilla y salí del departamento sin esperar un “hasta luego” de Emiliano y mejor así. Bajé hasta el estacionamiento y allí entré a mi coche súper apurada para irme a la oficina.



-¿Carlota? – pregunta Laura con media cabeza dentro de mi oficina y alcé la mirada –
- Dime Laura – volví mi mirada al computador –
- Son las 4:00 de la tarde, me dijiste que pasarías el día con tus hijos – abrí los ojos como platos y me sorprendí al ver la hora en mi celular –
- Tengo mil llamadas de la casa – dije en un susurro –
- El señor Emiliano llamó y mandó a decir que espera no se le olvide ir a casa – decía Laura pausadamente –
- ¡Mierda! – susurré apagando el computador y levantándome del sillón – no puedo seguir así Laura – la miré y me reí haciendo que se relajará – me voy, mil gracias, ya puedes irte tú también – le dije amablemente –
- Hasta el lunes señora Carlota – asentí y salí corriendo de la oficina –

Una hora me bastó para llegar a casa y porque el tráfico no me permitió llegar más rápido, los chicos me esperaban y por otro lado Emiliano estaba molesto conmigo y es entendible, hasta yo lo estaría, pero Paolo y Juan Carlos me hicieron más amena la tarde, me bañé y me cambié para ponernos a ver películas hasta que fuesen las ocho de la noche y nos fuéramos a cambiar para irnos a la casa de Fernanda y Josh.


-¡Estoy lista! – dije caminando hasta la cocina y como ninguno hablaba subí la mirada y estaban boquiabiertos, sonreí sonrojada –
- Estás hermosa mamá – dijo Paolo acercándose para agarrar mi mano y subirla para darme una vuelta mientras Juan Carlos silbaba y yo me reía –
- Estás hermosa Carlota – dijo amablemente Emiliano y le agradecí – Bueno ya estamos todos listos, vámonos – Emiliano y Juan Carlos se adelantaron –
- ¿Nos vamos señorita? – preguntó un amable Paolo y sonreí –
- Vamos señorito – le di un beso en la mejilla y sonreímos para salir del departamento –

Llegamos en treinta minutos a casa de Fernanda, bajamos todos y Emiliano seguía hablando con Juan, mientras Paolo me ofreció su brazo y llegamos a la puerta la cual tocó Emiliano y salió Sara a abrir quién quedó boquiabierta al verme y pegó un pequeño grito para así lanzarse a abrazarme y me reí, tan bella siempre Sarita.

-¡Mamá, Papá! Miren quién llegó a casa y está guapísima – Sara me arrastró hasta el living y cuando voltearon, ambos quedaron boquiabiertos y tragué saliva –
- Pero que guapa comadre, que bueno que aceptaste venir – se acercó Josh quién me abrazó y sonreímos –
- Estás preciosa – dijo Fernanda al estar frente a mí y asentí, sus ojos cafés brillaban y yo suspiré –
- Mil gracias, tú también – le respondí y nos abrazamos –
- En veinte minutos te espero en el baño de empleados, queda acá abajo igual – me susurró al oído y sentí mis piernas desfallecer –
- Allí estaré – le respondí y rompió el abrazo sonriendo –
- ¿Whisky? – preguntó cambiando el ambiente –
- Whisky – respondió Emiliano y me miró aunque yo seguía embobada –
- Vino – dije como pude y sonreí –
- Cerveza – dijo un emocionado Paolo y Fernanda se reía para ir a la barra a servir lo que pedimos, mientras tanto Josh me sacaba conversación y podía notar a Emiliano con un semblante muy serio, insisto en que me preocupa –

Unos minutos después llegó Fernanda con las bebidas y le agradecimos, allí se unió a la conversación y Emiliano volvía a ser el mismo de siempre, lo cuál agradecí internamente, cinco minutos más tarde llegaron la familia de Fernanda quien gritaba emocionada y lloraba, me dio tanta ternura, en estos 20 años pocas veces vi así a Fernanda y siempre me causaba una gran ternura y ganas de cumplir todo lo que desee, ahora entiendo el porqué.

Todos se fueron al patio trasero, incluso los chicos quienes se cambiaron para meterse a la piscina, Josh y Emiliano se encargaban de la barbacoa, Fernanda pasó por mi lado haciendo rozar nuestras manos y cruzando nuestras miradas, me sonrió pícara, caminó hasta el baño de empleados, miré a todos lados, no había nadie y la seguí hasta aquel baño, al llegar me atrajo a ella y cerró la puerta con seguro, nuestras miradas se conectaron por unos segundos y sus manos fueron a mis mejillas para atraerme a ella y fundirnos en un intenso beso, beso que tanto necesitábamos, nuestra piel se estremecían, eso nos respondía lo tanto que pensábamos y era que nos necesitábamos.

-¿Estás segura? – susurré al separarnos del beso –
- Nunca estuve tan segura de algo como estar aquí contigo, te dije que quiero besar tu tatuaje – me quitó el vestido lentamente sin quitarme la mirada, sus ojos cafés se oscurecieron y sus pupilas se dilataron, sonreía pícara mientras sus manos bajaban hasta mi braga para meterla dentro y frotar mi centro –

Suspiré bajo y me dio la vuelta haciendo que pegará mis manos a la puerta y suspirar por aquel movimiento, la vi de reojos y sonreía, agarró mi cabello suelto y lo amarró a su mano para bajar entre besos por mi espalda, mi respiración se volvió errática en segundos, pasó por el tatuaje, lo acarició y le dejó un beso haciéndome sonreír y jadear.

Me volvió a voltear dejándome frente a ella y nos besamos lentamente, nuestras lenguas se necesitaban, el beso se volvió intenso y jadee en medio del beso, bajó hasta mis pechos con besos y los lamió, mordió, succiono, me mordía el labio para no gemir, subió a mi boca para besarme y en un rápido movimiento me subió al lavabo, para así bajar con besos y mordiscos hasta mi centro donde lamio, succionaba, entraba y salía hasta hacerme explotar y llegar al clímax, mi respiración estaba agitada, subió lentamente con la punta de la lengua y cuando nos besamos, haciendo que yo saboreara mi sabor, tocaron la puerta y nos separamos de golpe, me hizo señas de que hiciera silencio y sonreí.

-¿Quién? – preguntó pausadamente –
- Hija la tía Carmen, quiero ir al baño – dijo con voz desesperada y empecé a torturar a Fernanda con besos en el cuello –
- Tía ve al baño de mi cuarto tranquila – cerró los ojos al sentir mis besos –
- Esta bien hija, hasta luego – al no escuchar más a su tía, ni pasos, se separó de mí y sonreí angelical –
- ¿Me quieres matar? – preguntó pegada a la puerta y sonreí para no reír y me mordía el dedo pulga en modo de no saber que decía – sabes a lo que me refiero – cuando iba a abrir la boca vi un morado donde la besé y abrí los ojos como plato asustada –

Fernanda se miró al espejo y suspiró pesadamente, luego cerro los ojos fuertemente y negó varias veces, los abrió y me miró por unos segundos para agarrar mis mejillas y atraerme a ella para besarme y sonreí con la certeza que no estaba molesta, me bajé del lavabo y me iba a empezar a vestir.

-Esto se queda conmigo – la mire sorprendida – por el chupetón, estamos ahora a manos – sonreía y me reí bajito –

Me ayudó a colocarme el vestido y me dejó un beso en el cuello haciéndome estremecer, me volteé y puse mis brazos en su cuello, mientras ella colocaba sus manos en mis caderas, nos miramos un par de segundos y ella rompió el silencio.

-No sé cómo sobreviviré a no besarte en toda la noche, o no morirme de celos porque Emiliano te toqué o besé – susurró con voz ronca mientras apoyaba mi mentón en su hombro –
- Prometo no estar muy cerca de él mi vida – y la oí suspirar –
- Es tu marido – dijo derrotada –
- Y Josh el tuyo – se quedó en silencio y me alejé para verla a los ojos, estaba pérdida en algún punto pero muy lejos de aquí – Fernanda – susurré y me miró –
- Te prometo no dejar que me toque o bese – dijo finalmente y sonreí para acercarme a ella y darle un beso –

Después de estar arregladas salió primero ella y a los minutos salí yo, como lo dejé todo anteriormente; no había nadie dentro de casa así que fui hasta la cocina y me tomé una copa de whisky fondo blanco para evitar los nervios y salí hasta el patio trasero donde estaban todos, incluso ella sonriendo al lado de Josh y frente a mi marido, por mi parte decidí acercarme a los chicos.

Traición Where stories live. Discover now