XLV. ¿Una mujer?

2K 148 19
                                    

Carlota

Ayer vi a Fernanda, estaba tan radiante, tan hermosa, no pude evitar darle un beso, necesitaba sentirla, necesitaba tenerla cerca, suspiré y me mordí el labio inferior de sólo pensar en ella.

-¿Señora Carlota? – preguntó Laura entrando cautelosamente –
- Dime Laura – le respondí sonriendo –
- La buscan afuera – me dijo pausadamente y me pareció extraño, no tenía cita hoy –
- ¿Quién? – pregunté y mi mirada se fue a la puerta donde lo vi sonriente y tragué saliva –
- Yo, soy yo comadre – respondió cruzándose de brazos y me levanté de golpe –
- Josh – susurré y miré a Laura quién tenía cara de disculpas y volví a verlo, para luego acercarme y darle un abrazo –
- Tráele algo de tomar al señor Laura, por favor – dije amablemente –
- Whisky esta bien – pidió Josh y miré el reloj de mi muñeca –
- Apenas son las 5 de la tarde ¿no es muy temprano? – pregunté tanteando –
- Nunca es temprano para un buen whisky – respondió sonriendo mostrando los dientes y asentí lentamente –
- Ya se lo traigo señor – asentimos ambos y me senté frente a Josh –

Me miró sonriente y no entendí nada, tenía muchos nervios pero intenté disimularlos, esperé a que él hablase cuando iba a hacerlo llegó Laura con el vaso de whisky y le agradecimos mientras la vimos retirarse, volví mi mirada a Josh y esté tomaba un trago, esperé hasta que estuviera listo y me dijera que hacía aquí.

-¿Te preguntarás que hago aquí? – asentí – Emiliano me llamó – seguía sin entender – para que hablase contigo
- ¿Conmigo? – asintió –
- Contigo, sobre su matrimonio – respiré profundamente y negué –
- No eres terapeuta de que yo sepa – lo oí reírse y me quedé sin expresión –
- Ahora vengo por ti y vamos a tomarnos unos tragos – se levantó y le seguí hasta acompañarlo a la puerta –
- ¿Tengo otra opción? – pregunté vacilante –
- No, no tienes otra opción – me reí y me dio un beso en la mejilla para abrir la puerta y verlo salir –

Me quedé pensando en lo que vino Josh y no entiendo nada, ¿para qué Emiliano va a querer eso? Si él puede hablar conmigo claramente, me crucé de brazos y suspiré pesadamente, negué y entré de nuevo a mi oficina pero pidiéndole a Laura que viniera conmigo, me siguió y le pedí algunos casos que necesitaba, salió a buscarlos y cinco minutos más tarde volvió con ellos, le sonreí aliviada y le agradecí para luego verla salir, tenía mucho trabajo y no tenía cabeza para hacerlos.



En un parpadeo se fue el día y Laura se despidió de mí para irse a casa, terminaba de firmar algunos papeles cuando tocaron la puerta y pedí que entrarán, cuando vi a un Josh sonriente apoyado en el umbral de la puerta, es un rubio realmente guapo y entiendo porque Fernanda ha estado tan enamorada de él, suspiré y sonreí para pedirle unos minutos a lo que él aceptó entre risas.

-¡Listo! – dije agarrando mi abrigo, mi cartera, saqué mi celular para avisarle a Paolo que saldría y volvería quizá tarde a lo que él se despidió y me pidió que me cuidará - ¿Vamos? – pregunté sonriendo y me hizo seña para que pasará primero –
- ¡Vamos Señora! – le di un golpecito en el hombro y se reía mientras yo negaba –
- ¡Vamos señor! – le dije y puso cara de ofendido a lo que me reí –

Bajamos hasta los coches, cada quién se fue en el suyo, decidí ir detrás para seguirlo ya que no sabía a dónde íbamos, llegamos a un bar más o menos a las afueras de la ciudad y me pareció raro, cuando bajamos de los coches, Josh me explicó que era un bar nuevo que quería venir y que mejor oportunidad que a tomarnos unos tragos, asentí no muy convencida pero igual lo seguí hasta dentro, al abrir la puerta la famosa campana dio la confirmación que nuevos clientes llegaban, y el barman nos recibió con una sonrisa amable.

-¿Qué desean tomar? – preguntó amablemente el chico –
- A mí dame la bebida de la casa y ¿tú Carlota? – me preguntó Josh –
- Una cerveza esta bien – respondí colocando mi cartera detrás del taburete, frente a la barra – ¿ahora si me dices que quieres? – Josh se ríe –
- ¿Cómo engañar a una abogada? – negué victoriosa –
- Jamás – susurré –

Agradecimos al chico cuando nos dejó nuestros tragos y chocamos nuestras bebidas para decir “salud" y beber de ellas. Josh le comentó al barman que la bebida era exquisita, me dio desconfianza aquella bebida rosada así que preferí quedarme con mi cerveza y reírme de los comentarios de Josh.

-Ahora sí – dijo Josh mientras terminaba su bebida – ¿qué sucede con Emiliano? – suspiré y le di un sorbo a la cerveza –
- Problemas comunes como que ya no nos soportamos, que vivimos peleando y que yo no debí volver con él, como me dijo Paolo esa noche – susurré las últimas palabras con culpa –
- ¿Entonces por qué volviste? – me quedé pensativa y sólo ella venía a mi mente –
- Porque quise intentarlo – respondí segundos después para voltear a ver a Josh –
- Una cerveza por favor – pidió Josh y sonreí – ¿Hay alguien más? – lo miré sorprendida y él sonreía al barman mientras esté le entregaba la cerveza – Gracias – dijo Josh y volteó a verme –
- Josh yo… - no podía seguir hablando, se me formaba un nudo en la garganta y lo oí suspirar –
- ¿Quién es? – no podía decirle que es su esposa –
- Nadie – susurré y él se reía suavemente –
- ¿Quién es? ¿Lo conozco? – preguntó cautelosamente y bajé la mirada a mi cerveza – ¡Hey! – me subió la mirada y se cristalizaron mis ojos – no llores rubia – me abrazó y empecé a sollozar –
- No sé cuándo comenzó todo esto, cuando dejé de querer a Emiliano – mi voz era entrecortada – cuando la quise – Josh se deshizo del abrazó y cerré los ojos fuertemente, había metido la pata –
- ¿La quise? – se quedó petrificado por segundos - ¿una mujer? – suspiré pesadamente y bajé los hombros junto con la mirada –
- Josh – susurré y me interrumpió –
- ¿Valentina? – preguntó tanteando y miré mi cerveza mientras mi cabeza se revolucionaba y empezaba a marearme – ¡Responde! – pidió y suspiré para negar –
- No, no es Valentina – respondí molesta y Josh miró hacia al frente para quedar con la vista pérdida –
- ¿Mi esposa? – preguntó en un susurro y lo miré por unos segundos, pude ver una lágrima correr en su mejilla y mi alma se partió – ¡Dímelo Carlota! – me pidió con una ansiedad en puerta, tomé de mi cerveza y agarré fuerza –
- Sí Josh, es Fernanda de la que me enamoré – yo empecé a llorar y Josh estaba paralizado –
- Posiblemente en otro momento te matará y luego la matará a ella pero – se quedó en silencio y volteó a verme, sus ojos estaban rotos como su alma y es por mi culpa – pero sé que algo en ella cambió hace meses y su amor hacia mí ya no es el mismo y... – tomó de su cerveza – entiendo son mujeres maravillosas ¿qué hicimos mal? – me preguntó y su voz entrecortada formó un nudo en mi garganta –
- ¡Hey! – agarré sus mejillas – ustedes son dos hombres increíbles – dije con voz cabreada – no hicieron nada malo, las que hicieron mal fuimos nosotras, pero te juro con mi vida que nada fue planeado, no sabemos como pasó, ni cuándo, simplemente un día todo mi mundo giraba a su alrededor, soñaba con ella, la pensaba y cuando la besé – volteé al frente y agarré mi cerveza – ya no había marcha atrás con nosotras – susurré para volver a tomar de la cerveza – ¡Perdónanos! – Josh suspiró pesadamente –
- Es mejor que me vaya – iba a pagar y negué –
- Pago yo – le susurré y me miró a los ojos, su dolor me mataba –
- Cuídate Carlota y no le hagas más daño a Emiliano, no sabes lo horrible que se siente, lo estoy viviendo – me dio un beso en la frente y se marchó –

Me quedé paralizada, mi mente volaba a mil kilómetros por segundos y mi remordimiento era más visible cada vez, llamé a Alejandra quién llegó enseguida y me abrazó fuerte, cuando llegó llevaba dos cervezas e iba por la tercera, mientras le contaba todo y como Josh era el mejor ser humano y le hice tanto daño, cuando finalizamos de hablar ya llevaba más de ocho cervezas y no podía mantenerme de pie sola, Alejandra pagó y me llevo a casa.

-¡Gracias! – le dije efusiva y se reía –
- Vamos a subir Carlota – agarró mi cartera y me ayudó a salir – No puedes ni con tu alma
- ¿Mamá? – Ale y yo volteamos a la vez - ¿qué sucede? – se acercó Paolo y Alejandra sonrió apenada –
- ¿La ayudas a subir? – Paolo asintió y me cargó –
- Cuídate rubia y haz las cosas bien – asentí seria y apunto de llorar –

Alejandra se despidió de Paolo y se marchó, mientras Paolo me cargó para subir y cuando se cansaba me bajaba pero que si por segundos por el ascensor. Al llegar al departamento me acostó en la habitación y me arropó, sólo me quitó los zapatos mientras yo decía palabras inentendibles, me dio un beso en la frente y se despidió de mí, pero en vez de dormirme me levanté y agarré mi celular para escribirle a Fernanda.

-“Le conté toda la verdad a Josh… Carlota" 12:05 a.m.

Deje el teléfono en la mesa de noche y me volví a acostar quedándome profundamente dormida.

Traición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora