L. ¿Te gusta?

2K 134 6
                                    

Sara

Cuando Paolo me dijo que era gay jamás en mi vida pensé que su novio sería mi hermano, siento tanto remordimiento porque yo hablaba sobre mis salidas con Paolo y mi “felicidad" delante de él, y ahora entiendo sus irás, su dolor en la mirada, claro mi mamá lo sabía y por eso me dijo que fuera lento con él, por eso Adrián y Paolo nunca se separaban, pero no entiendo Adrián en una ocasión dijo que tenía novia, suspiré pesadamente y me pierdo en mi mundo cuando me sobresalto por el roce de una mano en mi pierna derecha, alcé la mirada y sonreí nostálgica, mi madre me abrazó y fue cuando lloré como nunca antes.

-¡Tranquila mi amor! – mis sollozos aumentaban – llora, sácalo – mi madre acariciaba mi espalda hasta que logré calmarme – ¿mejor? – asentí –
- ¿Desde cuándo lo supiste? – pregunté con la voz rasposa –
- Desde hace meses – respondió mi madre apenada y asentí –
- Y obvio yo soy la imbécil, la ilusionada que debía enterarse de última – la rabia me abraza y mi madre suspira –
- Lo esencial es invisible a los ojos – comentó y terminé la frase –
- El principito – susurré –
- Hija hay cosas que se salen de mis manos, pero jamás he querido que sufran mi amor – mi mamá me abrazó y volví a sentir un nudo en la garganta –
- No puedo verlos a los ojos, cuando ahora sé que Paolo quien siempre me ha gustado lleva un año siendo mi cuñado – dije con la voz entrecortada –
- El mundo es loco, pero créeme nadie tiene la culpa de esta situación, ahora hay que apoyar a tu hermano y a Paolo – asentí y levantamos la mirada al oír una voz rasposa –
- Comadre nos vamos – mi madre se levantó y luego me levanté yo – disculpa el show – mi madre estaba seria y sólo negaba –

Primero me dio un abrazo y sonreí incómoda cuando nos separamos, luego intentó acercarse a mi madre pero está dio un paso atrás y mi padrino bajó la mirada, suspiró, luego la volvió a subir para mirar a mi madre y sonreír de lado, cuando entramos a la casa, mi madrina estaba pérdida en sus pensamientos, me recordé lo que dijo Paolo y sentí pena por mi madrina, nos despedimos, más ni miró a mi madre es raro, pero no le presté atención.

-¡Adiós Sara! – volteé hacia la voz y sonreí –
- ¡Adiós Andrea! – le abracé y nos sonreímos al separarnos – piensas las palabras de Paolo – le susurré y asintió triste –
- ¡Hasta luego Sara! – me dijo Juan Carlos con cara de pocos amigos y me di la vuelta para alejarme de él –
- ¿Madrina? – me acerqué a ella y se volteó a mirarme, sonrió – ¡Hasta luego! – la abracé fuerte y la oí suspirar –
- ¡Hasta luego mi amor! – susurró y nos separamos –

Luego llegó mi padre y se despidió de mi madrina, con un abrazo y diciéndole algo en el oído que no logré escuchar aún estando a sus espaldas, me acerqué a mi tía y nos despedimos, pidiéndole que nos viéramos luego y ella asintió feliz.

Apenas todos se fueron, subí a mi habitación, necesitaba dos cosas esta noche y eran un baño largo, y dormir, dormir muchísimo, lo necesitaba como nunca. Le escribí a Adrián y sonreí con su respuesta, me fui a duchar. Después de una larga ducha me puse mi pijama y me acosté, a mirar el techo, no podía dormir, suspiré frustrada y di mil vueltas.

-¿Puedo pasar? – susurró mi madre y me senté en la cama –
- Entra madre – la oí entrar y la puerta cerrarse, luego sus pasos y la tenía a mi lado –
- ¿Estás bien? – negué –
- No madre, no estoy bien – susurré –

Mi madre se acostó y me acosté a su lado, luego me abrazó fuerte y apoyé mi cabeza en su pecho, como cuando era pequeña y tenía miedo de los truenos, me hacía cariño en el cabello y así me quedaba dormida, después de todo, sabía la media verdad, no puedo molestarme con ninguno. Unos minutos más tarde y gracias a la voz hermosa de mi madre que me cantaba y sus cariños en mi cabello, me quedé profundamente dormida.




-¿Puedo entrar? – volteé y sonreí de lado para asentir –
- Entra – susurré y volví mi mirada al espejo para terminar de maquillarme –
- Por esto siempre llegamos tarde a la universidad – me reí y asentí - ¿cómo estás hermanita? – dejé de moverme y suspiré pesadamente –
- Mejor, entendí que con el amor de dos personas nadie se puede meter, además, yo ya sabía que él era gay, pero – me levanté de la silla de la peinadora y volteé mientras me apoyaba en ella y me crucé de brazos – me hubiese gustado que mi hermano confiará en mí, no soy el imbécil de Juan Carlos – Adrián bajó la mirada y asintió –
- Tienes razón y me siento tan culpable, por no confiar en ti, pero no es fácil – me dijo con la voz entrecortada y suspiré para luego caminar hasta la cama y sentarme a su lado –
- Hubiese sido más fácil y así no me enamoro de Paolo – entrelace nuestras manos –
- Discúlpame hermanita – sonreí de lado y lo abracé fuerte, estaba sorprendido pero luego me correspondió –
- Te amo idiota y quiero que seas feliz – me levanté luego de separarnos y me volví a ver al espejo –
- ¡Lista! – agarré mi cartera – ¿nos vamos? – Adrián se levantó con mejor cara y sonreí mostrando mis dientes –

Quizá me enamoré del equivocado, pero estoy muy feliz que mi hermano si esté con quién ama, salimos de casa luego de despedirnos de nuestros padres y nos montamos en el coche de Adrián para irnos a la universidad, íbamos entre chistes malos, risas y cantando, eran nuestros mejores momentos.

Una hora más tarde llegamos a la universidad y cada quien se fue a su facultad, saqué mi horario mientras caminaba al salón, me tocaba Lengua, segunda planta, cuando volví mi mirada a mi cartera para meter mi horario tropecé con alguien cayendo, pero en ningún momento toque el piso, cerré los ojos fuertemente y un carraspeo me hizo abrirlos, me paralice, sus ojos y su mirada burlona me paralizaron.

-¿Vamos a estar toda la mañana en el piso? No me molesta si una chica tan linda está encima de mí, pero tengo clases – dijo sonriente y reaccioné –
- Lo siento no estaba pendiente – me levanté y le ayudé –
- No te preocupes, yo tampoco – sonreía y me embobaba, le ayudé y me ayudó a recoger nuestras cosas, para luego al levantarnos quedarnos mirándonos fijamente – Hasta luego – susurró y se fue, me volteé a verle y suspiré –

Llegué a mi clase, pero no podía prestarle atención, esa mirada y esa sonrisa no salían de mi mente ni un segundo, la clase pasó súper rápido y junto a ella el día entero, no volví a ver a aquella persona, pero algo me decía que pronto volvería a verle, me encontré con Adrián en el estacionamiento y sonreí al verlo con Paolo.

-¡Hola! – abracé a mi hermano y esté sonreía – ¡Cuñado! – dije eufórica y me lancé a los brazos de Paolo en un fuerte abrazo y él se reía –
- Me pondría celoso pero no puedo – miré mal a mi hermano y luego explotamos en risa –

Volteé la mirada y allí le vi, fumaba y que bien se veía, me quedé petrificada con sólo ver a esa persona que no salió de mi mente en toda la mañana.

-¿Te gusta? – susurró Paolo y me sobresalte –
- Que loquito, mejor vámonos, tengo hambre – se reían y entramos al coche –

Llegamos a casa y Paolo nos cocinó algo, estaba feliz, él cocina fenomenal, hablamos un rato, almorzamos pero ya no sería más lámpara así que partí a mi habitación, quería dormir para luego hacer tarea.

-¿Vienes? – pregunta Adrián entrando a mi habitación –
- Dormiré, así que vayan ustedes y disfruten – Adrián me lanzó un beso y salió –

Me acosté para mirar al techo, esos ojos color verdes volvieron a aparecer en mi mente, suspiré frustrada y me di la vuelta, luego de unos minutos me quedé completamente dormida

Traición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora