X. Javier

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2 meses después...

Carlita

Han pasado dos meses desde la última vez que vi a Fernanda, la primera y única vez que la besé y dos meses que le escribí donde me partió el corazón con sus respuestas, donde me dejaba claro que estaba feliz con su familia.

En estos últimos dos meses me he aferrado a mis casos, cada vez las peleas con Emiliano van en aumento por el simple hecho de que no quiero reunirme con él y sus amigos, dónde incluye la presencia de ella. Para mí, yo sigo pensando en ella, me enferma saber que ella está feliz y yo cada vez peor por su culpa, he tratado de hacer de todo para no tenerla en mente, incluso una noche donde no estaba Emiliano me fui a un bar y casi le soy infiel ¿el problema? No me sentía mal por él, sino por ella.

-¿Mamá? - alcé la mirada -
- ¡Hijo! - me levanté del sillón sonriendo - que sorpresa tenerte aquí - lo abracé y en seguida sentí sus brazos enredarse en mis caderas - siéntate - le ofrezco al separarnos -
- Mamá he venido a hablar contigo - Juan Carlos no suele ser muy serio, me senté frente a él, detrás del escritorio -
- Vale, ¿Qué sucede? - él suspiró pesadamente -
- ¿Qué sucede con papá? Todos los fines de semanas es una pelea tras otra - lo miré sorprendida - nos damos cuenta mamá - perdí la mirada en algún punto de la pared y luego miré a mi hijo pequeño, que ya no está pequeño y sonreí de lado -
- No es nada mi amor, tu papá sale todos los fines de semana con sus amigos y la verdad yo sólo estoy aferrada a mi trabajo, ya ni siquiera salimos nosotros dos y sabes que lo monótono me aturde - asintió y se levantó, yo lo seguí -
- Entiendo tu punto y quería saber tu razón - asentí - este fin de semana quiero que conozcan a mi novia y no peleen - sonreí y lo abracé, ya mi pequeño tiene una novia no podía creerlo -
- Te lo prometo mi amor - le susurré al oído y le di un beso en la mejilla -

Un rato después nos despedimos y lo vi partir, vi la hora y faltaban diez minutos para el almuerzo, así que agarré mi cartera y salí de la oficina, le sonreí a Laura mi asistente, para luego avisarle que iría a almorzar que también lo hiciera ella. Bajé hasta el estacionamiento y me monté en mi coche, fui a un restaurante cercano donde siempre voy cuando estoy en la oficina, esta vez ninguno de mis colegas podía acompañarme así que simplemente fui sola. Al llegar me recibieron con entusiasmo y me dieron la mesa de siempre, cerca de un ventanal pero nada apartado.

Pedí mi comida favorita del lugar "Pasta a la carbonera" más un vino, esperé a que llegará mi almuerzo, en eso que estaba mirando a mi alrededor vi a un sujeto que se me hacía conocido, sin embargo, no le presté mucha atención, estaba mirando por el ventanal cuando una voz fuerte y grave me hizo voltear y el sujeto anterior lo tenía frente a mí con una inmensa sonrisa, pero yo estaba sin entender.

-¿No te acuerdas de mí? - preguntó sonriente y negué - Soy Javier de León - me levanté de golpe y me quedé impresionada ¿Cuántos años pudo haber pasado? -
- Javier - susurré y me lancé a abrazarlo - por Dios ¿cuántos años han pasado sin vernos? ¿Más de 20? -
- 22 años para ser exactos - dijo riéndose - estás hermosa - se separó del abrazo y sonreí anchamente -
- Mira quién me lo dice, sigues guapísimo - le halagaba y se reía -
- Vine de visita para ver a mi psicóloga, cualquier cosa nos vemos y te invito un trago ¿Te parece? - preguntó y asentí -
- Claro que sí Javier, con gusto - le di un beso en la mejilla y lo vi partir mientras colocaban mi pedido en la mesa -

Pase el resto del tiempo almorzando, cuando volteé vi a una mujer hablando con Javier, este último cruzó miradas conmigo y sonreímos simultáneamente, cuando la mujer con quien él estaba hablando volteó y nuestras miradas conectaron, mi sonrisa desapareció, ella se levantó y caminó lentamente hasta mi mesa, me levanté de golpe y nuestras miradas gritaban todo lo que nuestras bocas no querían decir cuando la voz de Javier nos interrumpió.

Traición Where stories live. Discover now