LIII. ¿Papá y mi madrina?

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Sara

Flashback

-¡Vamos Sara! Llegamos tarde – me reclamaba Daniela mientras caminábamos rápido –
- No entiendo porque tan apurada, es Inglés y aparte es un profesor nuevo – dije casi corriendo –
- ¡Por eso! – dijo veloz y en alta voz – es nuevo, no quiero dar mala imagen – me reí y mi mejor amiga me fulminó con la mirada –
- Vale, igual ya llegamos – dije frenándome para no golpearme con Daniela –

Nos arreglamos las blusas y el cabello, bueno el cabello fue Dani, respiramos profundamente y tocamos la puerta  oímos un “adelante" y eso hicimos, cuando lo vi me quedé paralizada, pero mi mejor amiga me arrastró hasta nuestros puestos y fue cuando me miró y sí, en sus ojos había sorpresa como estaba yo.

Fin flashback

No podía sacar de mi cabeza aquel ojos bonitos que ahora sé que es mi profesor, que decepcionante, primero me enamoro de mi cuñado y ahora me llama la atención mi profesor pero venga, ¿cómo no? Si es hermoso, es cabello castaño, piel morena, ojos verdes, alto, sonrisa perfecta y bueno se viste hermoso, aparte da unas clases magistrales y tiene un buen sentido del humor.

-No puede ser Sara – me dije mientras colocaba la almohada en mi cara para gritar –
- ¿Qué no puede ser? – preguntó mi madre al entrar y me senté de golpe –
- Cosas mami – nos reímos mientras mi mamá negaba –
- ¿Qué cosas hija? – la miré vacilante y sonreí preocupada de su reacción –
- Me llama la atención alguien – susurré –
- ¿Él que nos contaste en la cena? – asentí – ¿pero? – suspiré pesadamente –
- Pero no puedo seguir viéndolo – susurré mirando a un punto fijo de mi escritorio –
- ¿Por qué no? – preguntó curiosa –
- Es mi profesor de Inglés – susurré y mi mamá se quedó en silencio, volteé a verla y estaba petrificada –
- ¡Mierda! – dijo en susurro y se echó a reír luego, la miré confusa –
- ¿La risa es por qué? – pregunté incómoda –
- Bueno me da risa la situación, ¿quieres un consejo? – asentí - ¿cómo madre o psicóloga? – suspiré –
- Ambas – respondí –
- Como madre, no me agrada que te guste alguien tan mayor pero eres mayor de edad, así que no veo el pecado y como psicóloga ¿hay química? – asentí sonriente – entonces no dejes que su profesión te haga sentir mal, es una carrera que vas a tener también – dijo sonriente y me quedé pensativa –
- Tienes razón mamá – ella sonreía emocionada y me reí –
- Ahora cuéntame ¿cómo es? – suspiré embobada –
- Es moreno, cabello castaño, ojos verdes – sonreí embobada – alto, en clases usa gafas y se ve más guapo, su sonrisa es perfecta, pero – me que completamente seria y pensativa –
- ¿Pero? – preguntó mi madre –
- Todas mueren por él y me molesta mucho – mi mamá se echó a reír y me crucé de brazos hasta que oímos a Adrián llegar –
- Te dejo mi amor, si necesitas hablar dímelo y piensa lo que te dije – se levantó de la cama y me dejó un beso en la cabeza – Te amo, te llamo para que bajes a comer – asentí y le lancé un beso –

Decido dejar de pensar en Alonso y me pongo a hacer algunas tareas que tenía. Una hora más tarde escucho la voz de mi madre llamándome y bajo, sonrío cuando huelo lo que hizo mi madre y me sonríe para decirme que es mi comida favorita y salto de la emoción, llegó Paolo y nos pusimos todos a cenar.

-¿Y qué tal Paolo? ¿Cómo te va? – preguntó mi papá en la cena –
- Pues, padrino de maravilla no me va pero puedo con todo o eso intento – responde para luego meterse otro bocado a la boca y vi a Adrián agarrar fuerte su mano y sonreí –
- ¿Emiliano aún? – Paolo asintió y mi papá suspiró negando – ese cabezota no aprende – nos reímos todos –
- Tiene razón padrino – mi papá rodaba los ojos para comer –
- ¿Y mi madrina como lo lleva? – Paolo se notaba triste –
- Ella es quién la lleva peor por Juan Carlos, se ha vuelto un rebelde sin causas y mi mamá ya no sabe que hacer con él, aparte mi papá le echa la culpa de todo y por todo – mi mamá se quedó pensativa y mi papá se veía preocupado –
- ¿Pero no le ha hecho nada, verdad? – preguntó mi  papá –
- No, hasta ahora no, la única vez – Paolo se quedó en silencio pero prosiguió – que le subió la mano fue cuando se fue de casa pero mamá lo amenazó – sonrió orgulloso de ella –
- Era cierto – susurró mi mamá y todos la miramos –
- ¿Qué era cierto Fernanda? – mi madre reacciona y ve a mi papá, pero negó y mi papá asintió lentamente –
- Hijo, no te prometo nada, pero intentaré hablar con tu papá – Paolo suspiró pesadamente –
- No lo sé padrino, ahorita mi papá está paranoico después de lo que le dije de mamá – mi mamá alzó la mirada y mi papá la miró –
- Bueno, pero algo se debe hacer Pao – mi cuñado asintió y sonrió de lado –
- El tiempo, confío en el – dijo calmado –

Sonreímos y seguimos cenando, en silencio era mejor, al finalizar mis padres se despidieron, papá se fue a la biblioteca y mamá a su habitación, me quedé un rato con los chicos hablando pero me despedí, fui a despedirme de papá, pero cuando llegué a la puerta lo oí hablando con alguien.

-Ella está bien, pero hoy – se quedó en silencio – se enteró que Emiliano te iba a golpear – mi papá se quedó en silencio –
- Papá y mi madrina – susurré sin creerlo –
- Calma rubia, todo va a estar bien – dijo pausadamente –

Decidí tocar la puerta y entrar, mi papá sonrió al verme y colgó sin despedirse mucho, lo cual me pareció raro y me acordé de las palabras de Paolo “me alegra tanto que mi madre amé a alguien más, que sí la hace feliz”.

-¿Hija? – mi papá me sacó de mis pensamientos –
- ¿Si? – lo miré y él sonreía sin entender –
- ¿Qué sucede mi amor? – se levantó y rodeó el escritorio para quedar a mi lado y abrazarme –
- Me vine a despedir, voy a dormir – le respondí para dejarle un beso en la mejilla y abrazarlo –
- ¡Buenas noches mi niña! – asentí y me separé de él –
- ¡Buenas noches papito! – me sonreía y le lancé un beso para caminar hasta la puerta y salir –

No puede ser cierto, el amante de mi madrina no puede ser mi padre, suena insensato donde lo vea, caminé hasta el living y pasé por los chicos quiénes me preguntaron "¿si me pasaba algo?" Y les mentí, era mejor porque ni yo entendía nada, menos ellos, si Emiliano está como está sin saber nombre, si se entera es capaz de cometer una locura, tengo que saber la verdad, subí a mi habitación y me fui a echar un baño. Al salir del baño con la pijama puesta, me acosté y me quedé mirando el techo, pero llegaban a mi mente esos ojos verdes y decidí darme la vuelta, en segundos me quedé profundamente dormida.

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