XI. No quiero volver a alejarme

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Fernanda

Esta era mi última oportunidad o definitivamente iba a parar a loca, tengo a Carlota en mi departamento, camino a mi cuarto y aunque tengo los sentimientos y nervios a flor de piel, estoy definitivamente segura de que quiero esto.

Hace dos meses hice la mayor estupidez de mi vida, fue decirle que la sacaría de mi mente, marcar un estúpido distanciamiento que no funcionó para nada, me empeoró la mente para ser sincera. Han sido dos meses dónde no me he podido acercar del todo a Josh, dónde un beso ya no me transmite el mismo amor que antes y estar con él se me ha vuelto una tortura. En estos dos meses donde no la he visto, es cuando más la he pensado y soñado, hace cinco meses toda mi vida era tranquila y de repente un gesto, una mirada, un roce volvieron patas arribas todo lo que yo pensé jamás me pasaría, hace dos meses la besé y aunque intenté sacar ese beso y a ella de mi mente, de mí, nunca pude.

Tenía la necesidad de verla, sin embargo, Emiliano siempre llegaba sólo a todas las reuniones planificadas, con un invento detrás de otro, la entendía era mi culpa, yo hice lo mismo meses atrás y no puedo sólo molestarme, yo fui la idiota que le dijo que lo mejor era distanciarnos para sacarnos de nuestras mentes, ojalá hubiese sido fácil hacer eso.

-¿Estás segura? – preguntó con miedo al estar en el cuarto –
- Nunca estuve tan segura de algo como ahora – dije en un susurro –

Lentamente le quité cada botón de la camisa hasta poder quitársela, Carlota me miraba intensamente con ese mar azul en sus ojos, su torso era perfecto, por favor Carlota es perfecta, es una diosa, lentamente le desabroche el botón del vaquero y con su ayuda se lo quité, y por un segundo mi mirada revoloteaba por todo su cuerpo, su ropa interior de encaje y a combinación, me pregunto si ya tenía mente de esto o no, llegué a su mirada y no podía descifrarla.

Me acerqué y la besé con intensidad, bajé mi mano hasta su trasero y la alcé haciendo que rodeará mis caderas con sus piernas, caminé hasta la cama donde nos acosté lentamente, bajé a su cuello y echó la cabeza hacia atrás para darme más acceso a esa parte, besé su hombro, la clavícula mientras le quitaba el brasier, me alejé un segundo, maldición esta mujer fue hecha por los dioses, me atrajo a ella besándome y sonreí en medio de aquel beso, bajé entre besos hasta llegar a sus senos donde me sentí en una nube.

Sus jadeos eran suaves, pero me prendían demasiado, luego bajé con la punta de la lengua hasta el abdomen y lentamente le quité la única prenda que faltaba, su respiración era errática y me fascinaba verla así, subí con besos y mordiscos por sus muslos hasta llegar a su centro, dónde pase la lengua lentamente y pude oír el mejor sonido de todos, un gemido de ella.

-¡Oh por Dios! – dijo entre gemidos, mientras enredaba una mano a mi cabello y la otra a las sábanas, y arqueaba la espalda –

Después de lamer, succionar, entrar y salir con mi lengua, subir a aquel botón que la hacía gemir más fuerte, subí lentamente hasta su boca para besarla, haciendo que probará su sabor, en medio de aquel beso, metí dos dedos y se arqueo mientras gemía, sus caderas iban sincronizadas a mis movimientos y sus gemidos cada vez eran más y más, sus uñas estaban aferradas a mi espalda hasta que llegó al increíble clímax y gritó fuertemente mi nombre, la besé, saqué los dedos y luego de separarnos los metí a mi boca bajo su intensa mirada, se mordía el labio inferior hasta que saqué aquellos dedos con su sabor y me atrajo a ella para besarme y subirse ahorcajadas, me quitó la ropa en cuestión de segundos.

Estábamos a la par, bajó con besos y mordiscos hasta mis pechos donde jugueteo reiteradamente, bajó hasta mi abdomen con besos y mordiscos, yo no paraba de arquearme y gemir, gemir muy fuerte, agradecía que no podía oírme los vecinos. Bajó hasta mi centro y paso su lengua, haciendo que soltara un gritico, sentí que sonreía después de ello, enrede ambas manos en su cabellera rubia, no quería que parará. Unos minutos después subió hasta mi boca y me besaba cuando entro en mí, y me salió un gemido ahogado que calló con el beso, sus embestidas estaban perfectamente sincronizadas con los movimientos de mis caderas, cuando estaba apunto de correrme salió de golpe y la miré con mala cara y me sonrió para besarme, se subió encima de mí, subió mi pierna y nuestros centros chocaban, empezó a moverse lentamente y sensual, el cuarto se empezó a llenar de muchos gemidos y a los minutos nos corrimos a la vez y con un grítico de gemido, cayó encima de mí, nuestros pechos subían y bajaban rápidamente.

Unos segundos después nos calmamos y se acostó a mi lado, apoyando su cabeza en mi pecho, mientras yo acariciaba su cabello, ella hacía trazos imaginarios en mi abdomen, ninguna decía nada, pero ambas teníamos la mente con miles de pensamientos, eso era obvio.

-¿Por qué lo hicimos? – pregunté después de un rato y alzó la mirada haciendo que conectáramos en segundos –
- ¿Por qué nos gustamos? – se apoyó de los hombros y suspiró –
- Yo creo que siento más que un gusto – dije en un susurro y la atraje para darle un beso y abrazarla – No sé que sentimos pero me gustó, y no quiero volver a alejarme de ti Carlota – dije segura de mis palabras y me miró con los ojos brillando, amo esos ojos azules –
- ¿Estas hablando en serio? – asentí – por Dios gracias – se lanzó a besarme y me reía –

Luego de aquella conversación, nos fuimos a duchar era tarde y debíamos volver a nuestras casas, en la ducha volvimos a hacer el amor, entre risas y besos terminamos de arreglarnos y fuimos hasta la cocina donde tomamos algo de agua y le di una copia de la llave, ya que espero no sea la última vez que estemos aquí.

-Fernanda toma – me dijo dándome la chamarra que una vez le presté –
- No tienes porqué Carlota – negó y sonrió –
- Era una tortura tenerla a ella y no tenerte a ti – dijo sinceramente –
- Fui una idiota, perdóname – me acerqué y puse mis manos en sus caderas mientras ella colocaba las suyas en mis mejillas –
- tranquila entiendo que era el miedo – asentí – pero de saber que por celos te ibas a decidir, hace meses lo hubiera hecho – me reí y negué –
- Admito que me dio celos pero ya antes estaba decidida sólo que no te había visto, y no sabía como acercarme a ti después de mi estupidez – terminé de hablar y me besó intensamente –
- Debemos irnos – dijo en un susurro al terminar el beso y asentí –

Salimos del departamento y al bajar al lobby del edificio, le expliqué al vigilante que ella tenía llave de mi departamento y podía venir las veces que quisiera sin restricción, el señor asintió y me sonrió para luego despedirse de ambas, al estar en el estacionamiento la acompañé hasta su coche y nos mirábamos mientras sonreíamos hasta que me dio un beso y se subió al coche para luego irse, suspiré y me monté en el mío para irme a casa, al llegar revisé mi celular aún sin bajarme del coche y tengo 5 llamadas pérdidas de Adrián, 10 de Sara y 15 de Josh, suspiré pesadamente, agarré mi cartera, mi chamarra negra con la cuál sonreí embobada y salí para caminar hasta la casa, no sabía como vería a los ojos a Josh después de todo lo que sucedió pero ya no había vuelta atrás y tampoco quería que lo hubiese, entré a casa y en el living estaban los tres muy serios esperándome, me hice la loca y subí hasta mi cuarto donde dejé todo y me cambié, bajé lentamente hasta donde estaban y esperaba el golpe, sin embargo, Josh se levantó y lo que hizo fue abrazarme fuertemente, cerré los ojos y no quise pensar más.

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