XXXVII. ¡Juguemos nunca, nunca!

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Fernanda

Hacerle el amor a Carlota me hace tan feliz, que sí me pide lanzarme de un barranco después de hacerlo, lo hago, me lanzo. Luego de no oír más las voces de Paolo y Carlota, decidí salir del clóset y arreglarme para salir sigilosamente.

Los vi bajar así que respiré hondo, cuando desaparecieron de mi campo visual, bajé y oí la conversación de Carlota y Valentina, donde Carlota terminó dándole una bofetada y juro que no reconocí la mirada de Valentina, le amenace pero eso empeoró todo y terminó diciéndome palabras hirientes, pero que tenía razón si lo vemos desde su punto de vista.

Lloré en los brazos de Carlota hasta quedarme dormida, no sé cómo hizo para subirme pero lo agradecí cuando desperté en la cama. Cuando me desperté todos estaban abajo y sonreí al verlos, aunque tenía los ojos rojos y eso preocupó a Josh, sin embargo, el día mejoró un poco cuando todos nos pusimos a ver películas y en la noche hicimos una fogata afuera.

Vi entrar a Carlota y por alguna razón que desconozco, mi cuerpo, alma y corazón estaban inquietos con esa entrada de Carlota a la casa, quise ocupar mi mente con la locura de los chicos, incluso bebiendo pero seguía igual, así que decidí entrar y vi la peor imagen de todas, sabía lo que sentía Valentina por ella, pero jamás pensé que cayera tan bajo, fuera tan ruin, soy su hermana por Dios, pero venga quién no moriría por Carlota si es la rubia más hermosa, una lágrima recorrió mi mejilla y Carlota se separó de golpe de Valentina, quién volteó a verme y en cuestión de segundos Carlota volteó a verme con cara de shock.

Salí corriendo de la casa y no sabía a dónde ir, sólo sabía que no quería estar allí, cuando me paré estaba en los establos, caminé mientras veía a los caballos quiénes ya descansaban, duré un rato con ellos, hablándoles para no parecer loca hablando sola, cuando su voz me paralizó, no quería voltear y verla aunque quisiera quitarle algún rastro de esos labios desconocidos.

-¿Hablas con caballos? – preguntó burlona y subí los hombros en modo de restarle importancia –
- Siempre es bueno hablar con algo u algún animal – respondí luego de acariciar a un caballo blanco –
- Se llama Corona – dijo suavemente y sentí sus pasos aproximarse con lentitud –
- ¿Verdad que sí Corona? – le pregunté al caballo blanco y este relincho haciéndome sonreír –
- ¿Corona qué tal te cae esta bella dama? – preguntó Carlota con amabilidad al caballo haciéndolo relinchar – Le has caído muy bien – dijo sonriente volteando a verme y volteé a verla –
- Gracias Corona - susurré sonriente – eres todo un caballero hermoso – volvió a relinchar y nos reímos - 
- Fernanda lo que viste, esta lejos de la realidad – habló Carlota y yo me tense –
- Sé lo que vi – repliqué –
- No, yo no entré a la casa para que Valentina me besara, yo sólo quería verte bien y le pedí a Valentina que hablase contigo, pero se puso irónica y de un momento a otro – la interrumpí dándole un suave beso –

Un beso que borrará sus rastros, un beso tierno, un beso que le dijera que le creo, que la amo y que sé lo que vi, que le agradezco por preocuparse por mí y que la amo, sí, sobre todo que la amo muchísimo, enredó sus brazos en mi cuello y mis manos fueron a su trasero, haciendo que la alzará y enredara sus piernas a mis caderas, sonreímos al escuchar a Corona relinchar y entramos a un establo vacío, donde la acosté lentamente y me separé de ella para verla a los ojos, sus perlas azules brillaban y sonreí, acaricié su rostro y cerró los ojos para luego jadear y me sentí completa en ese momento, con Carlota me siento como nunca, ni con Josh me sentí alguna vez así y eso que creí que era el amor de mi vida.

Volví a besarla y mi mano bajó hasta sus muslos, haciendo que enredara sus piernas en mis caderas, suspiré en su boca y ella botó un gemido ahogado, bajé con besos por su cuello, mientras le quitaba el vestido, y sonreí cuando vi de nuevo que estaba aún sin brasier, jugué con sus senos mientras salían gemidos de su boca, bajé por su abdomen y vientre bajo con besos y mordiscos, mientras arqueaba la espalda y sus manos se enredaban en mi cabello, le quité la braga y bajé hasta su centro donde jugué, lamí, succione, sus gemidos me prendían aún más, subí con la punta de la lengua hasta llegar a su boca y la besé intensamente mientras la penetraba con dos dedos, para luego meter uno más, sentí sus uñas en mi espalda y gemí de dolor pero fue por segundos, sus caderas iban sincronizadas con mis movimientos, unos minutos más tardes se corrió en mis dedos y sonreí en medio de nuestro beso, esperé a que nuestras respiraciones se calmaran y estaba viendo la escena más caliente de toda mi vida, Carlota con los ojos cerrados, su cabello alborotado, desnuda y con unas gotas de sudor en medio del pecho, juro que no hay mejor escena que esa.

-No quiero que tengas rastros de ningún beso que no sean los míos – acaricié su mejilla y la oí reír –
- ¿Sólo los tuyos? – preguntó vacilante –
- Sólo los míos – le susurré para agarrarla de la mandíbula y volver a besarla, nuestras lenguas danzaban y nuestros cuerpos se prendían de nuevo –

Pero Corona relincho y unas voces se escucharon afuera de los establos y le susurré que hiciera silencio, en su mirada se notaba miedo y nuestras respiraciones estaban agitadas. Le pedí que nos arregláramos rápido, eso hicimos y nos dimos un par de besos más para luego sonreír como tontas, salimos para colocarnos frente a Corona y unos segundos después entraron Josh y Emiliano quiénes nos miraban serios y nos miramos ambas, para luego verlos a ellos.

-¿Qué hacen aquí? – pregunta Josh en modo de reclamo –
- Viendo a Corona – respondió Carlota –
- ¡Pudieron avisar! – exclamó Emiliano elevando la voz y vi a Carlota tensarse –
- Fue mi error, ya pueden calmarse – respondí suavemente –
- Amor vámonos – dijo Josh acercándose a mí y lo esquive para irme adelante, volteé a verla y estaba sonriendo triunfante y sonreí para luego sacarle la lengua –
- Ya, vámonos – la oí decir con fastidio y nos siguieron –

Cuando llegamos a la casa, los chicos estaban bebiendo y Valentina me miraba seriamente, le mantuve la mirada hasta que Adrián me llamó y volteé a verlo sonriente.

-¡Juguemos nunca, nunca! – gritó Valentina y los chicos se emocionaron –
- Por fin, alguien que tiene buen gusto – dijo Paolo y todos se rieron – ¿se anotan? – preguntó mirándonos –
- Digan que sí mamá y madrina – Carlota y yo nos miramos, pero nos rendimos y nos unimos a los chicos –
- Comienzo yo – dijo Valentina y su mirada oscura me dio un mal pálpito – ¡Nunca, nunca estaría con mi comadre! – dijo sonriente y todos empezaron a reírse pero Valentina y yo nos quedamos mirándonos intensamente –

Vimos a Juan Carlos beber, diciendo que sí lo estaría mientras Emiliano lo regañaba y todos se reían, Carlota estaba pérdida en sus pensamientos y Valentina sonreía triunfante.

-Creo que quien haga eso, es un asco de ser humano, la infidelidad no tiene perdón y menos si es con alguien tan cercano – tragué saliva y pude ver a Carlota tensarse –
- Yo pienso que es mejor hablar claro – respondió Josh, después bebió de su cerveza –
- Yo opino que quien lo hace es una persona que cae muy pero muy bajo – dice Valentina mirándome y me levanté para irme a la cocina o la mataría –

Llegué a la cocina y agarré un vaso para tomar agua, después de prepararme el vaso de agua me apoyé de la barra donde me lo tomé con pausa mientras pensaba en lo que estaba bien y lo que no, y definitivamente lo que hago no está bien, pero la amo, la amo demasiado, sentí una mano acariciar mis caderas y volví de aquel trance, aquel viaje astral, la vi de reojo, apoyó su mentón en mi hombro y suspiré pesadamente.

-Vamos a estar bien – me susurró y sólo eso quería oír para no sentirme tan porquería –
- Estamos bien – repetí en un susurro y entrelace nuestras manos –
- Te amo Fernanda – susurró en mi oído y sonreí embobada –
- Te amo Carlota – volteé la cara y le di un beso en la mejilla haciéndola sonreír –

No tenía claro que podría pasar a partir de ahora, Valentina claramente tiene un rencor porque Carlota me ama a mí y al parecer es capaz de todo por hacer que nos descubran, no me interesa, si la tengo a ella no me interesa luchar contra demonios, contra bestias salvajes, contra lo que sea, si la tengo a mi lado, me siento completa, me siento invencible, me siento gigante, sólo si la tengo a mi lado, con nuestras manos entrelazadas y diciéndome que me ama como yo la amo a ella.

Traición Where stories live. Discover now