XXV. Me mirase

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Fernanda

-¿Nos vemos otro día? – me preguntó titubeante y sonreí enternecida –
- Las veces que sean necesarias – agarré sus mejillas y la besé – Te amo – susurré en medio del beso y sonreímos a la par –
- Te amo Fernanda – me susurró y nos separamos, ambas sonriendo embobadas la una por la otra –

La vi subirse al coche y luego prenderlo para irse, suspiré suavemente y caminé hasta mi coche para subir con una radiante sonrisa, misma sonrisa con la que llegué media hora después a mi casa. Me bajé del coche y caminé hasta la entrada la cuál abrí con lentitud y en silencio, viendo que era la 1:10 de la madrugada, entré lentamente y en silencio para luego cerrar la puerta y apoyar todo mi cuerpo en ella y suspirar como muchacha enamorada.

- Si no estuvieras con papá diría que estás enamorada – la sonrisa se me desapareció y vi a Adrián saliendo de la cocina – tranquila que sé que eres incapaz de serle infiel a papá – me dio un beso en la frente y desapareció entre la oscuridad de la casa –

Me quedé paralizada pensando en las palabra de mi hijo, no era capaz de serle infiel y acabo de llegar de mi departamento de soltera después de estar con otra mujer, mi comadre y amiga, de declararle mi amor, de decirle que la amo, no era capaz de serle infiel a mi marido, ya le era infiel con Carlota y mi cabeza pesaba de sólo pensarlo. ¿Cómo llegué hasta este punto? ¿Cuándo llegamos a enamorarnos? Me enamoré de una aventura, una lujuria, una fantasía… mi tormentosa traición y ya no había marcha atrás.

Subí hasta mi habitación y dejé mi cartera en la cama, aún Josh no llegaba, pero supongo que es porque está con Emiliano como dijo que lo llamaría, fui hasta el baño y me quedé viendo mi imagen en el espejo, mi mirada no era la misma, incluso ni me preocupaba por saber de mi marido, sonreí como tonta al recordar las palabras de Carlota y allí estaba viendo mi rostro, esa sonrisa que provocaba sólo ella, suspiré pesadamente y oí la puerta de la habitación abrirse, salí y vi a mi marido tambaleándose con media sonrisa en el rostro, negué y lo ayudé a acostarse, le quité los zapatos y lo arropé mientras decía palabras inentendible, luego de unos minutos cayó profundamente dormido. Fui hasta el ventanal y vi la noche, la luna estaba frente a mí y rogué inmensamente que esto no acabará mal.

Unos minutos después fui hasta el baño dónde me cambié y me puse una pijama de seda color vinotinto, y fui hasta donde estaba la cartera para sacar mi celular y vi un mensaje recién llegado y sonreí al ver el remitente.

Carlota: “Ya llegué, pero a los minutos llegó Emiliano así que lo ayudé a acostarse y luego me fui a cambiar, supongo que ya estás dormida” 1:40 a.m.
Fernanda: “Ya me iba a ir a dormir, también ayudé a Josh y me puse una pijama" 1:43 a.m.
Carlota: “Gracias por esta noche tan maravillosa" 1:44 a.m.
Fernanda: “Gracias a ti por todo, mi amor” 1:45 a.m.
Carlota: “Descansa mi amor” 1:47 a.m.
Fernanda: “Descansa mi amor" 1:48 a.m.

Me quedé embobada viendo su último mensaje al menos cinco minutos, pero un ronquido de Josh me hizo reaccionar y volver a mi realidad, debo dormir con Josh a mi lado y no con ella, que es lo que más quiero en el mundo, me acosté y en cuestión de segundos me quedé profundamente dormida.

-¿Carlota que sucede? – pregunté aturdida al ver el rostro inexpresivo de la rubia –
- Lo sabe todo – respondió con la voz entrecortada y yo me quedé petrificada –

Me levanté de golpe y con el pecho agitado, con sudor en la frente y la respiración errática, volteé a ver a mi lado y Josh seguía dormido, miré el reloj y eran ya las 7:00 de la mañana, me levanté en silencio y fui hasta el baño, me miré al espejo y dejé que la respiración ya estuviera más pausada, abrí la llave de la ducha y lentamente me fui quitando la pijama, me amarre el cabello en una cola y me metí a ducharme.

Una hora más tarde de una buena ducha, salí y me puse un conjunto deportivo, unos tenis negros con blancos, bajé hasta la cocina y comencé a hacer el desayuno, a eso de las 8:30 de la mañana bajó Adrián bostezando y le sonreí haciendo que me saludará con aquella voz ronca de cada vez que se despierta, así que lo mandé a dormir y luego asearse para venir a desayunar y se reía, pero me hizo caso.

-¡Chicos bajen! – grité después de colocar la mesa - ¡Josh! – volví a gritar y vi una Sara sonriente entrar a la cocina –
- Hola mami – me dejó un beso en la mejilla y me sorprendí de tan buen humor un domingo a las 9 de la mañana –
- ¿Y esa felicidad? – volteó a verme y se reía –
- Salí con Paolo – gritaba mientras daba saltitos y me reía para abrazarla –
- Felicidades mi amor – mi pequeña asentía y sonreía como cuando de pequeña yo la llevaba a comer helados, no sé cuando creció –
- Estoy tan feliz mami – me dijo al separarse del abrazo y Adrián nos interrumpió, ya despierto completamente me dio un beso en la mejilla y uno a Sara para luego acercarse a agarrar un vaso y echarse zumo de naranja –
- ¿Qué te hace feliz hermanita? – Sara volvió a sonreír como niña enamorada y me enterneció –
- Salí con Paolo – gritó de nuevo y Adrián se quedó paralizado como en shock –

Me quedé viendo la reacción de mi hijo y sentí que algo no iba bien, al menos no para él, volteó a ver a Sara y su mirada reflejaba decepción aunque la felicitó y Sara saltó a abrazarlo, me anoté mentalmente hablar con mi hijo en el mejor momento. Al rato bajó Josh y nos sentamos a desayunar, hablar de trivialidades y pude notar a Adrián perdido entre sus pensamientos y entrelace nuestras manos, me sonrió de lado y seguimos desayunando.

Luego de desayunar, subí a la habitación, agarré mi celular y sonreí al abrir un mensaje y ver un buenos días de Carlota, suspiré suavemente y cuando me di la vuelta estaba Josh apoyado en el umbral de la puerta cruzado de brazos y pegué un pequeño saltico al verlo, puse mi mano en el pecho, su mirada era intensa y no expresaba nada.

-¿Quién era? – me preguntó serio y miré mi celular – digo como suspiraste como enamorada – negué y sonreí nerviosa –
- No sé de qué hablas – respondí para intentar salir de la habitación pero me agarró del brazo, me lastimaba – me lastimas Josh – dije luego de gemir de dolor –
- Cuidado con lo que haces Fernanda Pollet – me soltó de golpe y vi como mi brazo se tornó rojo –
- No inventes cosas Josh – salí de la habitación y fui hasta mi taller de pintura –


Pase el día pintando, como siempre cada vez que estoy en el taller entro como en un trance, no sé que hora es, ni sí es de día o de noche, solo estoy absorta a lo que hago y soy feliz así, ahorita lo necesito para alejar aquellas voces que sólo se aferran a hablar de Josh, Carlota, Emiliano y yo, como Carlota y yo los engañamos sin merecerlos.

-¿Amor? – entró delicadamente Josh al taller y volteé a verlo, sonreí de lado - ¿vas a comer?
- ¿Qué hora es? – pregunté volviendo a la realidad –
- Son las 8:20 de la noche y en un rato vienen Carlota y Emiliano – me tense al oír aquellas palabras – Yo hice la cena – miré a Josh sorprendida y sonreí de lado –
- Vale ya me arreglo y bajo – asintió y me lanzó un beso mientras le guiñe un ojo –

Salí del taller y fui a mi habitación, quería tardar una vida para así no verlos pero es imposible, me bañé y vestí, decidí colocarme una falda lápiz color negro, una camisa de seda manga larga y de botones de estampado floral, unos tacones de agujas a juegos con la falda, me dejé el cabello suelto, me maquillé y me puse labial rojo casi vinotinto, estaba lista, me puse los accesorios y salí de la habitación, encontrándome a Adrián quién no estaba muy feliz quién sabe porqué, le guiñe un ojo, él entró a su habitación y yo bajé hasta el living dónde estaban los tres hablando y riéndose cuando se dieron cuenta de mi presencia, Josh babeaba, Emiliano sonreía amablemente y luego estaba ella que me miraba intensamente intentando desnudarme con la mirada y era lo único que me encantaba de esta reunión, que ella me mirase, nada más ella.

Traición Where stories live. Discover now