XXII. Muy distante

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Josh

-¿Puedo pasar? – alzo la mirada y media cabeza de Emiliano se encuentra dentro de mi oficina, asiento y termina de entrar - ¡Hola! – sus manos están metida en su pantalón y me levantó de mi asiento, recorrí el escritorio y caminé hasta quedar frente a él –
- ¡Hola! – dije sorprendido aún –
- Tanto tiempo sin verte – dijo con aquella voz que siempre usa cuando está avergonzado –
- Así lo quisiste tú – asintió y bajo la mirada – nunca te hice nada para que te alejaras
- Lo sé, el imbécil fui yo por insultarte, por insultar a mi mujer, en dudar de ambos – dijo arrepentido –
- Las cosas se arreglan hablando, no escapando – suspiró y alzó la mirada, sus ojos estaban cristalizados y se me partió el corazón – Te extrañé tanto idiota – lo abracé como hace un mes no lo hacía –
- Perdóname hermano, juro no volverá a pasar Josh, pero perdóname – dijo en medio del abrazo y más fuerte lo abracé –
- No hay nada que perdonar – me separé unos centímetros y agarré sus mejillas con mis manos – nunca dudes que eres mi hermano y jamás te haría un daño como ese, te amo y siempre estaré feliz de ser tu mejor amigo y hermano idiota – lo volví a abrazar y sentí que estaba completo –

Todo este tiempo sin saber de Emiliano fue duro, aunque tengo a mi familia y con ellos me siento completo, Emiliano es mi hermano, jamás había peleado de tal magnitud como para que me dejase de hablar, jamás. 

Y después de un mes volver a verlo, y que me pida perdón, para mí es una prueba de que jamás voy a perder a mi hermano, a mi amigo, a mi compadre, gracias a Dios y la vida por devolvérmelo, por un momento creí que jamás volvería a hablarme y eso en un punto me partía el corazón, son demasiados años juntos, demasiadas locuras, demasiadas risas, no podían sólo perderse así por así y es allí dónde las palabras de Carlota me vienen a la mente “han sido 20 años juntos Josh, no puedo sólo tirar todo a la basura por una pelea". La entiendo tanto, son tantos años conociendo a mi hermano como para tirarlo todo a la basura, sólo por una pelea insignificante.

-¿Quieres almorzar? – me preguntó emocionado luego de un rato hablando –
- ¿Qué te parece cena hoy en mi casa? Así vas con Carlota – le pregunté entusiasmado y sus ojos brillaban mientras asentía eufórico –
- ¿Le dices a Fer que haga su magnífica lasaña? – me reí y asentí –
- Se lo diré que lo haga en tu honor – nos reímos –

Una hora más tarde nos despedimos y él se fue para llevar todas sus cosas de nuevo a su hogar, no estoy del todo contento con aquel regreso, presiento que no va a terminar nada bien, después de todo se han hecho mucho daño, y por lo que he hablado con Carlota, ya ella no lo quiere, al menos no como antes, pero bueno, no puedo meterme en esa relación.


En un parpadeo se hicieron las 6 de la tarde, arreglé todo en la oficina y salí, al llegar al escritorio de Ariadna me despedí a lo cual ella respondió con dulzura y sonreí, fui hasta el ascensor, allí bajé hasta el estacionamiento y luego me subí a mi coche para irme a casa, siempre esta era la parte feliz de mis días, irme a casa a ver mi familia, mis hijos hermosos y a mi esposa preciosa que tanto amo.

Una hora y media más tarde llegué a casa, encontrándome la escena más hermosa de todas, Adrián, Sara y Fernanda riéndose mientras jugaban un juego de mesas, me encantaba tanto verlos así.

-¡Yo quiero jugar! – dije emocionado y todos voltearon a verme –
- ¡Papá! – gritó la luz de mis ojos, mi pequeña Sara para correr a abrazarme –
- ¡Papá! – también dijo Adrián sonriendo mientras se acercaba para abrazarme –
- Josh – me saludó sonriendo Fernanda, me dio un casto beso y suspiré mientras ella se reía –

Juro que la risa de Fernanda lleva a quién sea hasta el cielo, sientes una paz tan increíble que sólo quieres vivir toda la vida escuchándola reír y tengo tanta suerte de tenerla a mi lado, hasta que seamos viejitos, hasta que la muerte nos separe.

Traición Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt