XL. Amo a Paolo

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Fernanda

Han pasado varios días desde aquel viaje y que no veo a Carlota, mi vida familiar parece tan normal como que Valentina me pidió disculpa y ya estamos bien, Josh cada vez está mejor en la empresa, Adrián está raro, siempre malhumorado y él no suele ser así, y Sara por lo que me contó esta saliendo con Paolo me alegro por ellos, pero me da tanto miedo pensar en que irá a pasar cuando se enteren de la verdad. ¿Carlota y yo seremos capaces de hablar con nuestros maridos?.

Estaba pensando cuando Marta mi asistente tocó la puerta, le pedí que entrará, me avisó que Emiliano estaba afuera esperándome, no entendí, de que yo sepa no suele venir a mi consultorio, le pedí que lo dejará pasar y al ver a Marta salir, me entraron unos nervios nada normales, un miedo indescriptible, me levanté del sillón y me arreglé la bata de algunas arrugas, lo vi entrar con esos ojos verdes y esa sonrisa risueña y un dolor en el pecho me atravesó como cada noche que veo a Josh.

- ¿Comadre cómo te va? – se acercó a abrazarme y sonreí de lado –
- Muy bien compadre y ¿esa sorpresa? ¿Tú por aquí? – pregunté calmada y sonriendo –
- Necesito hablar contigo comadre – me puse nerviosa aunque sé disfrazar mis nervios – una consulta – suspiré y asentí sonriente –
- Esto no suelo hacerlo, pero siéntate y cuéntame ¿por qué estas aquí? – lo oí suspirar y mirar a algún punto de la pared –
- Tengo problemas matrimoniales con Carlota – esas palabras salieron como balas de la boca de Emiliano y tocaron cada parte de mi cuerpo –
- Pero yo no soy terapeuta matrimonial – dije como podía y él sonreía –
- Pero eres mi amiga y la esposa de mi mejor amigo – dijo suavemente – creo que Carlota me engaña – su voz se quebraba –
- ¿Por qué lo piensas? – pregunté con un nudo en la garganta –
- Ya no me quiere cerca, ni siquiera hacemos el amor, es más hace poco casi – sé quedó en silencio intentando ordenar sus palabras – Casi la obligo a que estuviéramos juntos – me levanté de golpe y vi su mirada cristalizada – Lo siento tanto – empezó a llorar –
- Emiliano – fue lo único que pude decir –
- Y cuando me fui de la casa fue porque casi – se quedó mirando hacia algún punto y sentí mi mundo marearse, no quería oír lo que venía – casi le pego de no ser porque Paolo me sacó a la fuerza de nuestra habitación – susurró y sentí náuseas, ya entendía todo –
- Por Dios – susurré y puse mi mano en la boca de lo sorprendida que me encontraba –

Me explicó todo lo que sucedió, como pude lo aconsejé, fue lo más difícil de toda mi vida, pasando primeramente porque la amante de Carlota soy yo y Emiliano sólo está mal porque su esposa a cambiado radicalmente con él, claro y todo es mi maldita culpa por meterme en un matrimonio, aparte que soy casada al igual que ella, son mejores amigos nuestros maridos.

Paso la hora en un parpadeo y por primera vez lo agradecí, me levanté y me despedí de Emiliano quién salió más tranquilo, pero yo estaba más inquieta después de aquella consulta tan poco ética, suspiré y me apoyé del escritorio para mirar un punto fijo en la pared y repasar todo lo que escuché en esa consulta, es mi amigo, el mejor amigo de mi esposo, el esposo de mi amante, estaba cruzada de brazos y molesta conmigo misma, no escuché la puerta, estaba tan sumergida en mis pensamientos pero sentí unos labios en mi mejilla y fue cuando volví a la realidad, era ella quién me saco de mis pensamientos, venía con un conjunto casual con estampado floreal, con un escote perfecto, que me derretía, su cabellera rubia en una coleta alta, un maquillaje que hacía resaltar sus preciosos ojos azules, y un rojo intenso en sus labios, más sus zapatos altos a juegos, estaba perfecta y suspiré de sólo verla, todo lo anterior a ella se me olvidó de sólo verla, sonreí mostrando mis dientes y ella me siguió la sonrisa.

Lentamente se acercó a mí y unió nuestras bocas creando una colisión perfecta, una sincronización inmediata, un encaje único, nuestras bocas estaban hechas la una para la otra, mis brazos se enredaron en su cuello y los suyos en mis caderas, sus manos subían y bajaban en mi espalda, la yema de sus pulgares con toda la delicadeza subían y bajaban por mi vertebral y sentía la piel erizada.

- ¡Mamá! – nos separamos de golpe al oír aquella voz –
- Hi... Hijo – susurré al mirar sus ojos marrones, estaba en shock y sorprendido – Puedo explicártelo – dije con la voz quebrada –
- Mejor me… voy – intenté perseguirlo pero se fue corriendo y no lo pude alcanzar –

Volví al consultorio y Carlota estaba apoyada en el escritorio, cruzada de brazos pérdida en sus pensamientos, cuando reaccionó una lágrima recorrió su mejilla, me acerqué y la abracé tan fuerte como pude quizás para sostenerla o quizá para sostenerme a mí, que estaba apunto de derrumbarme.

- ¿Qué haremos? – me preguntó después de separarnos –
- No lo sé – respondí en un susurro – pero... ¿enfrentarías todo conmigo? – me miró y sonrió tan bonito que lograba unir cada pieza derrumbada de mi alma –
- Toda la vida enfrentaría todo contigo – sonreí y la volví a abrazar fuerte –

Un rato después se fue y yo agarré mis cosas para irme, necesitaba hablar con Adrián y era el momento indicado, me despedí de Marta y caminé hasta el coche para subir e irme a casa. Unos veinte minutos más tarde llegué y en silencio dejé todas mis cosas en el living, subí hasta el cuarto de Adrián, toqué tres veces y me dejó entrar, al entrar lo vi acostado mirando al techo, me apoyé de la puerta que había cerrado y me crucé de brazos, suspiré mientras veía a mi hijo pérdido en sus pensamientos, pensaba hablar pero se me adelanto.

- Amo a Paolo – me quedé petrificada y se sentó de golpe en la cama, sus ojos estaban rojos y cristalinos –
- ¿Qué? – susurré como pude –
- Paolo y yo somos novios, pero nadie lo sabe y ahora él sale con mi hermana para quitar sospechas de su orientación – caminé rápidamente hasta la cama y abracé a mi hijo fuertemente mientras oía sus sollozos –
- Yo pensé... – dejé mis palabras en el aire –
- No madre, yo amo a Paolo y él me ama, sólo que tiene miedo por la reacción de sus padres – asentí y lo abracé más fuerte –
- Hijo lucha por él y pon los puntos claros, dudo que Carlota se moleste – dije estás últimas palabras suavemente recordando lo que mi hijo vio –
- Quizá porqué seas su amante pero Emiliano y mi padre pegaran el grito en el cielo – dijo molesto – sus esposas amantes y sus hijos novios, caótico ¿no crees? – me preguntó mirándome a los ojos y asentí lentamente mientras tragaba saliva –

Pasamos un rato largo hablando de su historia con Paolo, me alegré tanto y le dije que los apoyaría siempre, me agradeció tanto mi pequeño y me reí, pero también me pidió que dijera la verdad por su papá, porque a pesar de todo Josh no es mal hombre y tiene razón, la mala mujer soy yo. Adrián se quedó dormido con mis caricias en su cabello y salí en silencio de su cuarto, para ir al mío y cambiarme, revisé mi celular y tenía unos mensajes de Carlota, le respondí lo que pude, que todo estaba bien y me pidió vernos mañana lo cual acepté, no le diré la relación de nuestros hijos pero si le diré que lo mejor es alejarnos por el bien de ellos.

Me fui a echar un baño largo, una hora y media después estaba bajando las escaleras para ir a la cocina, donde me encontré a Sara feliz, me comentó que salió con Paolo, le pedí que fuera lentamente y no sé como tuve las fuerzas de no decirle la verdad, pero ese era deber de Adrián, el decir la verdad, como el mía con Carlota. Me puse a hacer la cena con Sara y a las 9 de la noche llegó Josh quien corrió a echarse un baño y cambiarse, llamé a Adrián y bajó a cenar, nos mirábamos y su mirada triste al oír a Sara hablar de Paolo me partió el alma, necesito una charla larga con ese muchachito.

Después de cenar y contarnos nuestro día, Adrián me ofreció ayuda para lavar los trastes pero le dije que no, estaba bien, luego cada quién se fue a sus cosas, Adrián a su cuarto, Sara al suyo, Josh a la biblioteca y yo me fui a dormir, estaba agotada mentalmente, había sido demasiado por hoy, no podía más. Y efectivamente al tocar la almohada, unos segundos más tarde, me quedé profundamente dormida.

Traición Where stories live. Discover now