Cap #3

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Clary

Después de lanzar cuchillos por casi una hora, Jace finalmente logró introducir cinco a la diana, no al centro, pero era algo. Él es muy lindo, alto, rubio y con ojos dorados, sino fuera por su delicada posición... quizá me plantearía la posibilidad de invitarlo a salir.

–Buen progreso –felicita Simon cuando logra meter dos seguidos.

–Gracias.

–Bueno, eso es todo. ¡A las duchas! –anuncia mi amigo.

–No hay duchas –le recuerda Jace.

–¿Enserio? –pregunta Simon falsamente sorprendido– ¿Y de dónde he sacado el agua?

–M-me refiero a que no hay aquí –se corrige Jace.

–Pero sí hay y ahora necesito una ducha –salgo de la sala de entrenamientos con esos dos detrás de mí.

Caminamos por el pasillo y al bajar las escaleras veo a Alec entrar con Izzy en brazos. Ella está inconsciente y de su pierna sale algo amarillo.

–¡Isabelle! –grito histérica.

Bajo tan rápido como puedo y me detengo frente a ellos. Isabelle tiene la piel brillante de sudor y al tocarla compruebo que está caliente.

–¿Qué le pasó?

–Un demonio la atacó.

–Llamaré a Catarina –corro rumbo a la biblioteca, pero la voz de Alec me detiene.

–Se fue a Londres.

–¿Y qué hacemos? –pregunta Jace preocupado.

–Hay un registro de todos los brujos en la biblioteca –recuerda Simon.

–Yo iré. Tú –señalo a Alec–. Llévala a la enfermería.

Sin decir nada sube y Jace lo sigue.

–Te ayudo –se apunta Simon.

Dentro de la biblioteca me dirijo al cajón marcado con la palabra: brujos. Al abrirlo veo cientos y cientos de tarjetas, saco una que dice: Malcolm Fade. Los Ángeles / California y detrás un número telefónico. Están acomodadas en orden alfabético de acuerdo a la ciudad, así que rápidamente busco la N.

–Aquí no está la N.

–N... N... ¡N! –Simon saca una tarjeta y la ve decepcionado– Es la de Catarina. No hay otra.

–¿Seguro? –pregunto mirando el montón de tarjetas.

–A ver... –introduce de nuevo la de Catarina y mueve la siguiente– Aquí hay otra con N –saca una tarjeta sucia y doblada.

–¿De quién es?

Cada brujo da una tarjeta a todos los Institutos para ser localizados en caso de emergencia, y casi siempre son personalizadas. Por ejemplo, la de Catarina está impresa en un papel azul cielo con cruces rojas en las esquinas, o la de Malcolm en papel violeta con diamantina, pero esta tarjeta es blanca y sencilla, con una gran mancha de lo que parece café en una esquina y muy arrugada.

–Magnus Bane –lee Simon forzando un poco la vista.

Tomo la tarjeta y veo que los datos están escritos a lápiz, por lo que con el paso del tiempo se han borrado un poco.

–Dice que vive aquí, ¿deberíamos llamarlo? –pregunto angustiada.

–No creo que tengamos opción.

Tomo el teléfono y marco el número indicado, rogando por no equivocarme en alguno.

–Pon el altavoz –Simon cierra el cajón de las tarjetas y se acerca para escuchar.

Presiono el botón y se escucha un bip, después de cinco bip una voz contesta al otro lado.

–¿Bueno? –responde un hombre con timidez.

–¿Magnus Bane? –pregunta Simon.

–Sí... él habla. ¿Quién es?

–Necesitamos tu ayuda. ¿Podrías venir al Instituto de Nueva York?

–Oh, yo... Iré enseguida –la llamada termina.

Si está así de nervioso por hablar por teléfono ni me imagino en persona. Espero que Isabelle esté bien.

Alec

Después de dejar a Izzy en la enfermería con Jace vendándole la pierna, salí para preguntar sobre el brujo. Catarina es la única en la ciudad, lo más seguro es que Simon y Clary tengan que llamar a otro y esperarlo, sólo rezo porque no esté muy lejos. Estoy por llegar a la biblioteca cuando el timbre resuena en las huecas paredes. Al llegar frente a la puerta escucho una voz al otro lado.

–¿Este es el Instituto de Nueva York?

–No, es el de Francia –respondo irónico.

¿Qué clase de inútil es para preguntar eso?

–Oh, désolé –escucho pasos alejarse de la entrada.

¿Se lo creyó? Abro la puerta y veo a un hombre casi llegar a la rejilla.

–¡Espera! Sí estás en Nueva York.

El hombre da media vuelta y no puedo distinguir nada de él por culpa de la noche.

–¿Enserio?

–¿Parezco francés? –no mentiré, eso sería genial.

–Lo siento. Soy Magnus, Magnus Bane, el brujo.

Se acerca y gracias a la luz puedo verlo mejor. Usa un suéter de lana gastado y pantalones grises por culpa de la mugre, no tiene zapatos, así que puedo ver sus pies sucios. Es de piel morena y detrás del cabello el reflejo de unos ojos dorados.

Primera impresión: lindo.

...

¿Que Magnus está descalzo?

¿Que parece un vagabundo?

¡¿Que Alec no se sonroja?!

No les puedo decir por qué.

Aún. 💜

Un mundo de cabeza *Malec*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora