Cap #4

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Alec

–¿Tú eres el brujo?

–S-sí, soy yo.

–Wow, no luces como tal.

Todos los brujos siempre eran o extravagantes como Catarina, o refinados como Ragnor, el novio de esta. Nunca había visto a un brujo medio vagabundo.

–Bueno, tú tampoco pareces un cazador de sombras. Con todas esas... lentejuelas.

No puedo evitar mirar mi traje de combate.

–Bien, entra –me quito de la puerta para que pueda pasar.

Magnus se acerca y mira el interior como si le aterrara la idea de entrar al Instituto. Sé que no tenemos una reputación muy buena entre los subterráneos, pero por favor, no es como si lo fuera a apuñalar por la espalda.

–¿Y en qué puedo ayudar?

–Mi hermana Isabelle está herida, ¿puedes curarla?

–Primero debo ver qué tiene.

–Desde luego, acompáñame.

Comienzo a subir las escaleras y escucho los pasos de Magnus tras de mí. Es extraño, por mis botas yo provocó un sonido fuerte, mientras que sus pasos con suerte se escuchan. Al llegar a la enfermería abro la puerta y veo como Jace, Clary y mi parabatai están alrededor de la cama de Isabelle. Me acerco y veo a mi hermana demasiado pálida, con oscuras ojeras y su boca seca. De los vendajes en su pierna sale algo parecido a sangre, pero de color amarillo.

–¿Ella es mi paciente? –Magnus ya no se escucha nervioso o indeciso.

–Su nombre es Isabelle –dice Simon.

–¿Tú eres el brujo? –Jace mira a Magnus como yo lo hice.

–Necesito que se vayan.

–¿Qué? –pregunta Clary.

–Si quieren que la cure necesito concentrarme, así que por favor, váyanse.

–Pero...

–Nos vamos –interrumpo a Clary.

Los demás me siguen y cierro la puerta para dejar a Magnus trabajar.

–¿Estás seguro que debemos dejarlo solo? –pregunta Jace.

–¿De qué hablas? ¿Piensas que matará a Isabelle? –respondo sarcástico.

–No, es sólo que... ¿y si roba algo? –puntualiza Clary.

–No lo creo...

–¿Viste cómo estaba vestido? –me interrumpe Simon.

-Sé que no es elegante...

No puedo terminar de defenderlo gracias a un grito de dolor.

–¡Isabelle! –grito histérico e intento abrir la puerta– ¡Is..!

Otro grito se escucha y me hace saltar hacia atrás.

–¡Abre! –exijo a golpes– ¡Isabelle!

Otro grito, este más fuerte y agudo. Si pudiera ver mi cara ahora mismo estoy seguro que no tendría color. Sigo golpeando y forzando la puerta al mismo tiempo que grito, pero no sirve de nada, incluso Clary prueba con algunas armas pero ninguna funciona.
Al final, nos quedamos exhaustos junto a la puerta, de la cual ya no proviene ningún sonido.

Jace

Abro los ojos por culpa de la luz solar que entra por las ventanas. Me incorporo y veo a Clary a mi lado y Simon al otro, los tres en el piso afuera de la enfermería. Después de gritar y gritar, y tocar y tocar, nos quedamos dormidos. Estoy seguro que hay peores formas de despertar que al lado de Clary, aunque me gustaría quitar a Simon de la escena.
Me levanto y estiro la espalda... diablos hoy me dolerá. Mientras me trueno los brazos veo a Alec dormido recargado en la puerta y como esta se abre. Me acerco para evitar que Alec choque con el piso, pero es demasiado tarde, pierde el equilibrio y su cabeza suena contra la madera.

–L-lo siento –se disculpa Magnus, al menos así dijo Alec que se llamaba–. ¿Estás bien?

Se arrodilla y ayuda a que Alec se levante. Podrá parecer un espagueti pasado de cocción, pero sin duda tiene fuerza.

–¿Cómo está? –responde Alec.

–Mejor. Lamento los gritos, es sólo que fue doloroso...

–Se notó –interrumpo al brujo.

Por el ángel, parecía que le arrancaban la pierna.

–¿Y cuánto será?

–¿Eh? –Magnus parece confundido, ¿acaso es una pregunta tan tonta?

–Creo que se refiere al pago –aclara Alec–. ¿Cuánto te debemos?

–Ah, no... ¿Tienen comida?

–Sí –respondo inseguro.

¿Habrá un Instituto sin comida?

–¿Podría comer algo? –pregunta con un pequeño brillo en sus ojos.

–Seguro. Ve y...

–¡Gracias! –sonríe con agradecimiento y sale corriendo escaleras abajo.

Parece que conoce el camino.

–¿Acaba de cobrarnos con comida? –pregunta Alec incrédulo.

–Eso parece –afirmo igual de desconcertado.

–Iré a ver a Isabelle –Alec entra a la enfermería pero todavía parece sorprendido.

Yo pienso en despertar a Clary cuando se escucha el ruido de un teléfono, lo reconozco, es el de la biblioteca, el que suena cuando hay emergencias.
Llego a tiempo para contestar al cuarto timbrazo.

–¿Bueno?

–¿Jace? –pregunta una voz seria del otro lado.

Sé de quien se trata, Robert, el padre de Alec e Izzy.

–Sí, ¿qué ocurre?

–¿Dónde están Alec e Isabelle?

–Isabelle está herida y Alec la cuida.

–¿Herida? ¿Cómo? ¿Qué pasó?

–Un demonio...

–¿Sabes qué?, no importa. Ahora necesito que me digas si hay un cazador de sombras en el Instituto.

–Estoy yo –odio cuando olvidan que también soy un cazador de sombras.

Pero tu entrenamiento no está completo. ¿Hay alguien más?

–Clary y Simon –respondo finalmente.

–Bien. Diles que hay una fábrica abandonada cerca del río, actividad nivel siete. ¿Entendido?

–Fabrica, río, nivel siete –repito las palabras clave para no olvidarlo.

–Excelente. Adiós.

Cuelga y yo hago lo mismo. Otra misión, otra tarea para los "entrenados", otra puerta cerrada.
Ya estoy ansioso por pasar mi examen y ser un cazador de sombras completo.

Un mundo de cabeza *Malec*Where stories live. Discover now