Cap #22

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Isabelle

Encontrar el edificio no fue ningún problema, apesta a Blackthorn y es el único en Peck Slip con las ventanas tapiadas. Ladro para que Maia sepa que la encontré y mientras espero, la puerta principal se abre.
Tiberius sale con una ballesta cargada. Me sorprende lo natural que parece con un arma a pesar de su edad; en sus ojos grises puedo ver que no dudará en matarme si doy un paso en falso. Me mantengo quieta hasta que escucho los pasos de Maia acercase.

–Wow, calma, calma –Maia se pone entre Tiberius y yo–. Somos nosotras, las lobas que te salvaron de una paliza ¿recuerdas?

Tiberius baja la ballesta.

–Perdón, hemos tenido problemas con un lobo desde que llegamos –saca la cadena de oro de sus pantalones–. Supongo que lo quieres de vuelta.

–Y supongo que tú quieres esto.

Maia levanta sus manos con que carga las bolsas llenas de comida, algunas latas de atún o verduras, pero la mayoría son aves que cacé. Es emocionante, no de la misma forma que cazar demonios, pero sigue corriendo en mis venas esa sensación de libertad cada vez que alcanzo mi objetivo. Debe ser algo natural en mí.

–Pasen.

Ambas aceptamos la invitación de Tiberius y yo, sin dejar mi forma animal, entro al edificio seguida de Maia.
El primer piso está tapizado de vidrios rotos que fueron estratégicamente barridos para formar un camino directo a las escaleras que subimos hasta el tercer piso, donde detrás de la puerta nos espera una escena adorable. Julian y Octavian se entretienen con las sombras que crea la melliza de Tiberius, Livia, con la luz de la chimenea. Todos ellos se parecen con su cabello castaño y ojos azul verdoso, Tiberius es el único que no comparte esas características, su cabello negro cae lacio sobre sus ojos grises.
Detrás de mí, Tiberius y Maia entran y ella cierra la puerta; noto que ya tiene puesta su cadena y que Tiberius deja la ballesta en la mesa, lo que provoca un sonido que atrae la atención de los otros.
Julian se acerca gateando, tiene doce años pero su mirada es igual a la de su hermano de dos. Recuerdo su ceremonia de primera runa, estaba tan aterrado y no logró calmarse hasta que Tiberius, contra las órdenes de su padre, le llevó un peluche de abeja que sostuvo como si de eso dependiera su vida.

–¿Amigas?

–Sí, Jules, ellas son las chicas que me salvaron, Maia e Isabelle –presenta Tiberius señalándonos y después a cada uno de sus hermanos–. Y ellos son mis hermanos, Julian, Livia y Octavian.

Sólo entonces me doy cuenta de quiénes faltan. Mark, quien defendió a Tiberius de los gritos de su padre, y Drusilla, aquella niña que no quería soltar su sable durante la cena.

–¿Tú eres el único nefilim con marcas? –Maia mira a Julian directamente a los ojos y él se encoge sobre si mismo– Te hice una pregunta, chico.

Maia da un paso al frente y, con una velocidad sorprendente, Tiberius toma la ballesta de la mesa.

–No des un paso más –amenaza sin rastro de broma.

Antes que la situación empeore, me transformo y no me importa estar desnuda frente a unos niños cuando me levanto y coloco frente a Maia.

–Tranquilo, no va a hacerle nada ¿está bien? Ninguna le hará nada.

Tiberius me mira sorprendido y muy lentamente deja de apuntarnos pero no suelta el arma. Noto que el resto de sus hermanos se había puesto detrás de él como si fuera un escudo.

–¿Isabelle Lightwood?

–Sí, soy yo. ¿Cómo estás?

Tiberius mira a Maia detrás de mí.

–¿Tú la infectaste?

–No –respondo por ella–. Fue un lobo en el primer ataque al Instituto de Nueva York.

El niño deja el arma de vuelta en la mesa y me sonríe de un modo muy peculiar.

–Bueno, nunca pensé que la primera chica que vería desnuda sería la misma que usaba una playera que decía: NUEVA YORK ES DE SPIDER-MAN.

Jonathan

Escucho pasos acercarse y bajo de mi cama a tiempo cuando la puerta de mi prisión personal se abre. Es un movimiento doloroso, pero desde hace días decidí que no volvería a verme débil frente a nadie.

–Adivinaré –me ofrezco–. Ya reconsideró mi oferta.

Los guardias, dos demonios sombras con agujeros de fuego como ojos, se acercan a mí y yo extiendo mis brazos. La sombra de la derecha une mis muñecas con chispas rojas y cuando termina, la otra comienza a empujarme fuera de la celda. Me sorprende que reconozca el camino con la poca luz de las antorchas y parece que el demonio detrás de mí lo nota, ya que no dice a dónde debo ir. Una vez quedo frente a la puerta negra, la sombra toca con fuerza.

–Adelante.

La puerta se abre sola y yo entro sin miedo. La que una vez fue la oficina de Raphael ahora la ocupan dos hombres, bueno, técnicamente el segundo es un demonio confinado a un pentagrama en la esquina.

–Gracias. Puedes retirarte.

La sombra obedece la orden y se va.

–¿En qué puedo ayudarte ahora? –levanto mis muñecas encadenadas y muevo los dedos de la única mano que me queda– ¿Necesitas la otra? ¿O tal vez un poco más de sangre?

Él se mantiene serio y mira al demonio en el pentagrama antes de responder. El demonio, un hombre alto y moreno, con facciones perfectamente elegidas y vestido con un traje blanco, no dice nada, ni siquiera cambia su expresión relajada con que lo he visto estos últimos días. Es extraño, así no es como imaginaba a un príncipe del infierno. Asmodeus parece tan humano.

–No, con lo que tomamos fue suficiente –responde finalmente–. Te traje aquí porque quiero agradecerte.

–¿Agradecerme? –doy un paso al frente y él se mantiene firme tras el escritorio. Ya no es el mismo brujo que saqué del Instituto– Por tú culpa no hay nefilim en la tierra, mataste a mi padre frente a mí, me cortaste la mano con mi propia espada y después me diste latigazos hasta que supliqué la muerte. ¿Y quieres agradecerme?

–Así es –cuando asiente, el cuello alto de su suéter se baja un poco permitiéndome ver su cicatriz–. Gracias, Jonathan, ya tomé todo lo que necesitaba de ti y ahora puedes irte.

Magnus mira a su padre y él parpadea antes que un círculo negro se forme a mis pies. El círculo se ilumina tanto que me obliga a cerrar los ojos y cuando vuelvo a abrirlos me doy cuenta que ya no estoy en el búnker, en realidad no tengo idea de dónde estoy hasta que la puerta se abre y una figura sosteniendo una espada entra.

–¿Jonathan?

–¿Clary?

...

¿Les gusta el rumbo que va tomando la historia? ¿Me odian? ¿Prefieren la película o la serie? (Es para una tarea)

En fin, este capítulo lo dedico a:

@KeyGrisales . @sarahtenorioherrera . @vickyneko-chan . @brenda_yurico . @SweepGirl111 . BreeBane . @lunalovegood2003

💜

Un mundo de cabeza *Malec*Where stories live. Discover now