Cap #29

471 51 27
                                    

Clary

–Pensé que estabas muerta.

Camille me mira y levanta una ceja.

–Digo, más muerta. ¿Totalmente muerta?

–Tranquila, tuve que encargarme de unos humanos que se creen, o se creían dueños de la ciudad –Camille sonríe y muestra sin pena sus colmillos–. Pero veo que tú tienes más que explicar, Clarissa.

La vampira señala a Jonathan, de pie lo más lejos posible de nosotras, con la cabeza. Cuando Camille llegó, Jonathan se separó de mí y de inmediato fue al punto más lejano de la habitación, pero no ha dejado de ver a Camille, parece sorprendido porque esté viva más que otra cosa.

–Apareció aquí de pronto –me acomodo en el suelo junto a la vampira–. Magnus lo envió.

–¿Está vivo? –Camille me mira y no lo hace sorprendida, más bien parece esperanzada.

–¿Por qué te importa tanto? –pregunto confundida.

–Le debo más que mi vida.

–¿A qué te refieres?

–Magnus ayudó a su hermana –responde Jonathan, quien parece haber escuchado todo sin problemas–. Fue atacada por un hombre lobo frenético cerca de su departamento. Magnus sólo vio a una mujer apunto de morir, nunca supo que al salvarla se ganó el favor de la famosa Camille Díaz.

–¿Cómo sabes eso, chico?

–Antes de decírtelo, dime cómo es que estás viva –sonrío por haber adivinado su expresión–. Raphael nos dijo que acabó contigo para hacerse con el poder del clan.

–Cuando Raphael atacó el Dumort, uno de sus hombres anunció que Jonathan, un cazador de sombras, lo buscaba –Camille se encoge de hombros–. Eso lo distrajo lo suficiente para que escapara, pero estaba tan mal herida que supongo que pensó que moriría.

–¿Y por qué no fue así? –conozco a Jonathan, está usando el mismo tono que usaba con nuestra madre.

No sólo no le agrada o no confía en Camille. La odia.

–Saliendo del Dumort entré a un departamento y devoré a una mujer mayor –acepta sin pena ni culpa. Esa parte también me la dijo a mí cuando vino hace días en busca de refugio. Antes la hubiera matado por romper los acuerdos, pero los acuerdos ya no significan nada–. Y ahora, ¿cómo sabes que Magnus salvó a mi hermana?

Jonathan tarda un poco en responder, se queda viendo a Camille y yo a él. Parece molesto y cansado, pero al mismo tiempo un poco satisfecho.

–Un vampiro nunca perdía la oportunidad de decir todos tus sucios secretos –dice finalmente.

–¿Ese vampiro tiene nombre? –noto que Camille no le cree a Jonathan.

–No lo recuerdo –Jonathan sonríe con suficiencia–. Pero era quien designaste a cuidar a Magnus en las calles.

–Elliot, sí –cuando Camille dice su nombre hay algo que logra captar mi atención–. Era un buen soldado, paciente y meticuloso, un poco promiscuo en mi opinión, pero muy confiable y leal.

–Parecía odiarte –Jonathan se cruza de brazos–. Todo el tiempo repetía que eras una idiota por no ir contra los cazadores de sombras y cuidar a un brujo traidor.

–Déjame adivinar, lo decía en voz alta cuando Raphael estaba al rededor.

Jonathan parece ser tomado por sorpresa y Camille sonríe.

–Elliot sabía que era mejor tener a Raphael contento y que me odiaba, igual que a Magnus, para él sólo era otra herramienta –la vampira se detiene un momento antes de continuar–. Me dolió mucho cuando supe que volvió a utilizarlo, que volvió a jugar con su inocencia. Yo no soy una blanca paloma, pero nunca lastimé a un niño.

–No era un niño –Jonathan se levanta y camina a grandes zancadas hacia nosotras–. Y no fue él quien resultó herido.

Jonathan levanta su brazo sin mano para mostrar su punto, pero Camille no parece querer retractarse de nada. Ella se levanta y yo miro a ambos segura que olvidaron mi existencia

–Sí lo era cuando lo reclutó por primera vez, tenía sólo quince años. ¿Y crees que no resultó herido? ¿Crees que no le dolió? Tú más que nadie debería entenderlo, Jonathan Morgenstern, entender lo que es intentar hacer lo correcto y que a cambio toda tu especie te repudie –Jonathan flaquea la mirada y Camille continúa sin piedad–. ¿Dices que Magnus te hizo eso? ¿Te cortó la mano? Está bien, te creo, vivir tres años en la calle lo obligó a hacer muchas cosas para sobrevivir, Elliot me lo dijo, pero nunca hizo nada sólo por el placer de hacerlo, siempre hubo una razón y ahora quisiera escuchar la que tuvo para hacerte eso.

Jonathan baja la mirada, parece realmente avergonzado, tanto que logra conmoverme. Me levanto e intervengo entre él y la vampira.

–No importa, Magnus lo lastimó –Camille me mira molesta por intervenir y la parte desafiante de mí reacciona–. Y en realidad es su culpa que todo el mundo esté muerto, así que no te atrevas a defenderlo.

Camille me sostiene la mirada un segundo antes de hablar.

–Ya veo. Tú eres igual a ellos, los brujos que nunca quisieron escuchar razones y prefirieron dejar que un niño viviera rodeado de personas capaces de matarlo por un poco de pan o cosas peores –cuando los ojos oscuros de Camille se enfocan en Jonathan, yo suelto aire sin saber por qué lo estaba reteniendo–. Y tú, defensor de los inocentes, deberías sentirte avergonzado.

Tras decir eso, Camille sale del santuario sin agregar nada ni cerrar la puerta.

Isabelle

»Detente.«

Por un momento me quedo quieta y todos los demás también. Busco a quién pertenece la voz, pero no veo a nadie en la calle frente al Praetor Lupus.

–¿Por qué nos detenemos? –pregunta Livia.

–Escuché...

»Tú no eres Maia Roberts. ¿Qué haces con su cadena, Isabelle Lightwood?«

Lo había olvidado, las cadenas del Praetor Lupus permiten a los miembros comunicarse telepáticamente. Es como volver escuchar a los hermanos silenciosos.

»Maia fue herida, está en su forma licántropa.«

Todos, menos Maia, me miran como si me hubiera vuelto loca al permanecer callada y de pie con la mirada fija al frente, pero ninguno dice nada y me permiten seguir conversando con el líder de los Praetor.

»¿Y quién te acompaña? Puedo sentir varios cuerpos más junto al medallón, y ninguno es un lobo.«

»Son nefilim, niños nefilim.«

Antes de escuchar su respuesta, espero un poco y temo que diga que no va a recibirlos.

»Parece que hoy los nefilim decidieron salir de su escondite. Adelante, Maia puede recuperarse y tú me explicaras su noche tan interesante.«

»¿A qué te refieres? ¿Hay otros nefilim? ¿Los haz visto?«

»Entren.«

Siento como si una llamada se cortara en mi cabeza y veo a los niños todavía con la impresión.

–Vamos. Creo que hay alguien interesante adentro.

...

Quiero dedicarle este capítulo a: @MarisaBogado y @JoshyChim y a todos desearles felices fiestas!! 💜🎄

Quiero dedicarle este capítulo a: @MarisaBogado y @JoshyChim y a todos desearles felices fiestas!! 💜🎄

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Un mundo de cabeza *Malec*Where stories live. Discover now