Cap #26

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Tiberius

–Il y'a longtemps que je t'aime, jamais je ne t'oublierai. J'ai perdu mon ami sans l'avoir mérité, pour un bouquet de roses, que je lui refusais. Il y'a longtemps que je t'aime, jamais je ne t'oublierai. [*].

Cuando Isabelle termina de cantar, Tavvy finalmente cae dormido. Lo arropo para evitar que sus manos salgan de las cobijas, odia que pase eso, le asusta.

–Gracias por ayudarme.

–No hay problema, no tengo sueño. ¿Tú sí? –pregunta Isabelle, sin duda por mi gesto de tallarme los ojos.

–No –susurro para no despertar a mi hermano–. Tengo que ir a ver a Jules.

–No es...

–Está bien –la interrumpo–. Los últimos días he dormido casi tres horas, estoy acostumbrado.

–Eso no es bueno para nadie, Tiberius –ella me sigue fuera del cuarto–. Menos para quien cuida a tres personas.

Abro la puerta del cuarto que comparto con Jules. Él está en la cama rodeado de almohadas. Hace días, cuando no podía dormir, lo convencí de que era su pequeña muralla y dentro nada podía pasarle.
Quisiera dormir como él, o tener un lugar seguro como él, o no tener ninguna preocupación como él.

–Tal vez, pero tengo que hacerlo.

–Tú no puedes cuidar a tus hermanos solo, Tiberius –miro a Isabelle con reproche pero ella me mira como solía hacerlo Mark, como si me tuviera lástima y admiración al mismo tiempo–. Ven con nosotras, a la guarida de los Praetor, podemos ayudarlos, hay una chica a la que le encantaría cuidar a Tavvy y Jules.

–No, yo debo cuidarlos, Isabelle, es lo mínimo que les debo.

–¿A quiénes?

Tal vez no debería decírselo, aunque de todas formas no importa, lo hecho hecho está.

–No les conté todo, en la cocina, sobre cómo escapamos.

–No tienes que hacerlo sino quieres, imagino que debió ser terrible.

–Pero tal vez sí quiero.

Isabelle se acomoda en el marco de la puerta, parece saber que mi relato no será corto.

–Entonces te escucho.

–Estábamos en la sala. Mark fue por nosotros para sacarnos cuando las salvaguardas cayeron, entonces nos dijo que debíamos mantenernos ahí, la casa del Cónsul tenía más protecciones. Mi padre estaba frente a una ventana por la que un hada de ojos negro y azul se asomó, se presentó como miembro de la cacería salvaje y dijo que venía para sacarnos. Mi padre la echó diciendo que no aceptaríamos ayuda, que no huiríamos de nuestra ciudad sagrada; entonces Mark le gritó que era un idiota, que las protecciones caerían y debíamos irnos si queríamos vivir. "Un cazador de sombras no huye, lucha y gana sin ayuda de subterráneos, aunque sea un hada". Eso dijo mi padre antes que Mark intentara abrir la puerta. Mi padre lo detuvo y golpeó en la cara, le amenazó con matarlo si volvía a desobedecerlo. Mark se lanzó contra él y comenzaron a pelear a puño limpio. Mark era bueno, pero mi padre era el Cónsul por una razón. Lo sometió y le clavó su espada en el cuello, su sangre lo salpicó y Jules se asustó y comenzó a llorar. Mi padre lo miró y le dijo que sino se callaba sería el siguiente. Jules siguió llorando y mi padre se levantó para ir hacia él, entonces yo le lancé un pedazo de vidrio de un marco que él y Mark habían tirado durante su pelea.

Un mundo de cabeza *Malec*Where stories live. Discover now