Cap #27

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Jace

El guardia que me guía se detiene y señala una puerta a la derecha del pasillo que más que puerta parece un montón de espuma comprimida.

–Dentro te espera Ragnor Fell –señala el guardia lo obvio cuando no cruzo de inmediato.

–Sí, gracias.

Paso a través de la espuma, lo que se siente húmedo y un poco sofocante, y al otro lado me encuentro con una habitación circular ocupada en gran parte por lo que parece una tina de piedra donde la cabeza de Ragnor sobresale.
Como yo, sufrió heridas de esos demonios sombras, en su caso mucho más graves después de hacer explotar uno; cuando llegamos a Féera su piel estaba casi carbonizada.

–¿Ragnor?

Ahora su piel ya no es negra y sangrante, se ve su tono verde natural pero está toda arrugada por las cicatrices. En especial las circulares sobre su frente donde una vez estuvieron sus cuernos.

–Hola –saluda casi sin mover los labios, en realidad lo único que mueve fluidamente son sus ojos–. ¿Cómo me veo?

–Mejor que yo.

Me doy cuenta que hay un banquillo junto a la tina y me siento para quedar frente a frente.

–Agradezco tu amabilidad.

–Y yo te agradezco que me salvaras la vida.

Ragnor suspira y mira el agua tranquila que lo rodea, o tal vez mire su pecho cicatrizado.

–¿Algún otro brujo está vivo?

–El rey dice que no, pero cuando desperté me dijo que tampoco había nefilim y Simon está aquí y ahora sé que los Blackthorn también están vivos. Tal vez igual se equivoca con eso.

–Tal vez –asiente Ragnor–. ¿Y cómo estás?

Nunca había escuchado esa pregunta tan cruel, pero no es su culpa que así sea.

–Simon me dijo que sólo a mí me obligaron a matar a un brujo. Lo que significa que prácticamente ayudé al exterminio de mi especie por nada.

Ragnor me ve a los ojos y debo decir que es un poco incómodo. Sus cicatrices hacen que su cara parezca derretida.

–¿Y te arrepientes? ¿Te arrepientes de haber ayudado a Magnus, Raphael y los demás?

–Sí.

–Bien –suspira aliviado–. Me alegra escucharlo.

–¿Por qué?

–Porque significa que no salvé a un desperdicio de nefilim.

–Si eso pensabas de mí, que era un desperdicio, ¿por qué me salvaste?

Quisiera enojarme con Ragnor, en realidad con cualquiera más que yo mismo, pero no creo que nadie más merezca mi odio.
Un hada de cabello negro y piel perlada entra con toallas y lo que parecen unos pantalones.

–El agua ya debió hacer efecto, último brujo –el hada roza el agua con la punta de su dedo y noto que Ragnor aprieta los dientes.

–Lo lástimas –le reclamo al hombre que no parece mayor de veinte años.

Es extraño, me parece conocido. Sacude su dedo y mira seriamente a Ragnor.

Un mundo de cabeza *Malec*Where stories live. Discover now