Capítulo #2

266 23 76
                                    

Jace

Por quinta vez abro la puerta del cuarto de Magnus con cuidado de no hacer ruido y lo encuentro recostado, pero ya no dormido, con su mano extendida de la que chispas azules e intermitentes salen. Él sólo mira aburrido su magia desvanecerse antes de nacer por completo. Bien, parece que hoy está de mejor humor. Ayer no paraba de gritar que nadie entrara y a cualquiera que se atrevía a intentarlo, le lanzaba desde un lápiz hasta una cacerola.
Cuando entro, Presidente Miau maúlla emocionado antes de salir lo más rápido que sus patitas le permiten. Supongo que no le gustó quedarse encerrado con su mal humorado dueño todo un día.

–Ah, eres tú –suspira Magnus después de verme–. Imagino que Maryse ya se hartó de mi presencia.

–No es una idea tan loca –camino hasta alcanzar la silla de ruedas eléctrica y acercarla a la cama–. Pero tuvo que ir al consejo temprano y yo tampoco tenía nada que hacer.

Desde que regresamos, se ha quedado en el Instituto porque Maryse y Robert insistieron después de saber que resultó herido por intentar salvar a Alec. Decir que es extraño verlos ser tan atentos con el brujo cuando no están en Alacante, es decir poco.

–Eso es muy atento –Magnus se sienta con dificultad–. Pero yo sé que la verdad es que quieres quedarte con mi ropa.

Miro el closet improvisado abierto y levanto las cejas.

–Bueno, la chamarra de cuero rosa no estaría mal –extiendo mis brazos hacia Magnus, pero él me hace una señal pidiendo que lo deje intentar acomodarse en la silla solo.

Es una elegante silla negra que Catarina consiguió y Magnus decoró con joyas en las ruedas y la parte trasera donde se lee: AÚN SOY MÁS FABULOSO QUE TÚ.
Cuando Magnus logra subir, hace avanzar la silla hacia la puerta con una palanca y yo lo sigo. Según Catarina, volverá a caminar gracias a la magia del lago Lyn que reparó su algo espinal, pero eso tomará al menos seis meses de terapia.

–¿Y los demás? –pregunta Magnus notando el extraño silencio.

Normalmente Isabelle estaría abajo, ignorándome y haciendo plática con Magnus. Según ella, traicioné el pacto entre hermanos y mi castigo es su desprecio por tiempo indefinido. Por suerte, Clary lo entendió mejor, después del tercer "imbécil", me perdonó e hizo jurar no volver a ocultarle nada así de grave. Mientras que Simon se limitó a decir que ojalá me hubiera visto con alas y ahora me llama angelito en lugar de teñido. Y debo decir que nunca pensé extrañar el teñido.
Ambos también suelen estar aquí, pero no hoy.

–Fueron a Jade Wolf por una llamada urgente de Maia –le explico a Magnus mientras ambos nos dirigimos al comedor.

–¿Está bien?

–Sí, tranquilo, sólo una pequeña revuelta de unos novatos.

Magnus asiente, pensativo, pero no dice nada. Supongo que una revuelta de lobos no le parecerá algo tan insignificante como a nosotros.
El brujo se acerca a la mesa y hace aparecer un desayuno completo. Desde que vive aquí he notado que el desayuno y comida han mejorado, y que he subido unos kilos.

–Así que te dejaron para ser de niñera.

–También no puedo salir, ¿recuerdas? –tomo un plato de sándwiches y un jugo de naranja– La Clave cree que haría algo estúpido. Como si me quedara algo estúpido que hacer –añado con la boca llena de indignación y pan.

–Bueno, en mi experiencia con los Herondale, siempre les queda algo estúpido que hacer –dice Magnus con cariño mientras se sirve café.

–Gracias –alzo un vaso de jugo en su dirección y Magnus hace lo mismo antes de dar un largo trago.

Un mundo de cabeza *Malec*Where stories live. Discover now