Cap #5

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Alec

Isabelle sigue dormida, por lo que decido bajar para ver qué tal están las cosas. Llego a la cocina y me encuentro con Magnus devorando una manzana mientras vigila algo en una olla.

–Buenos días –lo saludo.

Magnus me mira y por el ángel, tiene un rostro precioso. Su cabello está hacia atrás y deja ver su cara, fina, de pómulos marcados y ojos rasgados, con pupilas de gato de un color entre dorado y verde. Una hermosa marca de brujo.

–¿Qué cocinas? –pregunto curioso.

–Nada especial –se sonroja y vuelve a mirar lo que fuera que está dentro de la olla.

–Déjame ver –me acerco, pero choco con algo que me impide dar un paso más. Estiro mi mano y toco una especie de pared invisible–. ¿Qué es esto?

–En verdad no quisiera que miraras.

–¿Tú lo hiciste?

–¡Listo! –anuncia con alivio.

Apaga la estufa, se acerca a unos cajones y saca un plato, vierte el contenido de la olla en el plato y lo tapa con otro. No me da tiempo de ver qué es, ya que Magnus se coloca enfrente de mí.

–¡Magnus, quita esto! –le exijo.

–Ya no está –dice pasando junto a mí.

Doy la vuelta y lo sigo fuera de la cocina.

–¿Adónde vas?

–A-a casa –abre la puerta principal, pero yo la cierro.

–¿No nos invitarás a comer? –pregunto un tanto ofendido.

Mira sus manos con las que sostiene el plato a reventar de comida.

–Y-yo la necesito.

–¿Necesitas?

–Sí –responde cabizbajo.

–Espera un segundo... –mi cerebro comienza a trabajar. Esa ropa, sin zapatos, necesita comida– Magnus tú, ¿tienes a dónde ir?

Hablo de la forma más delicada que puedo. Él me mira sorprendido y triste. Baja nuevamente la cabeza y niega lentamente.

–¿Por qué?

Sé que todo brujo cobra por sus servicios y por ello la mayoría vive cómodamente o aún mejor, pero nunca me había encontrado a uno que no tuviera nada.

–Historia larga.

–¿Dónde te quedas?

–En un callejón no muy lejos.

–¿No preferirías aquí?

Me mira sorprendido y un poco asustado. ¿Así de fatal es nuestra reputación? Le ofrezco un techo y comida caliente y pareciera que lo invité a vivir en el infierno.

–Y-yo... –mira a todos lados, como intentando buscar una salida.

–Si no quieres está bien. Pero al menos déjame darte algo de ropa o comida.

–¿Te gusto?

Lo miro sorprendido. ¿Acaba de preguntar si me gusta? Bueno, es lindo, tan tímido y dulce, aunque normalmente me gustan los hombres más confiados, y claro, de vez en cuando las mujeres, pero ¿gustar? Mmm...

–Sí.

–¿Y sólo por sexo?

Eso me sorprende aún más. No puedo decir cómo será su cuerpo ya que lo cubre mucho, pero lo primero que noté no fueron sus brazos o su cadera, sino sus ojos. Si quiero algo con él será más que una noche en la cama.

Un mundo de cabeza *Malec*Where stories live. Discover now