...Cap #2...

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Capítulo especial dedicado a Magnus en el mundo de cabeza.

Magnus

»Ahora, cuéntame los malos momentos. Todos los que recuerdes.«

»Cuando nací, mi madre me dejó en un cesto de basura, o eso fue lo que me dijo Ragnor cuando le pregunté por ella. Pero no lo dijo como si hubiera sido una mala persona por abandonarme y dejarme morir, más bien lo dijo como si fuera la víctima y yo debiera entenderla y compadecerla.«

»¿Y lo hiciste?«

»Por un tiempo sí, pero ya no. La odio igual que ella me odió a mí.«

»Bien. Pero el odio es un sentimiento que envenena tu alma, no vale la pena. Olvídalo. Ahora piensa en buenos momentos, los que tuviste con tus cuidadores, por ejemplo.«

»Ragnor y Catarina. Ambos me adoptaron y cuidaron como a un hijo, bueno, él, ella nunca fue del tipo maternal, parecía más una profesora. Era él quien me contaba cuentos para dormir y hacía fiestas de cumpleaños a las que invitaba a todos los brujos del mundo. Gracias a ellos aprendí a controlar mi magia, entender mi naturaleza y sobre todo alejarme de los problemas.«

»¿Cómo cuáles?«

»Mundanos. Catarina siempre me dijo que no los ayudara, que ellos tenían sus propias formas de salvarse.«

»Pero tú salvaste a una mundana ¿verdad? Y eso te condenó.«

Abro lo ojos y veo al hombre de pie frente a mí. No ha cambiado nada desde que llegó, sigue en pie después de dos semanas, con su cabello perfectamente peinado para enmarcar su rostro y traje blanco que acentúa su piel morena.

–¿Algún problema, hijo?

Asmodeus, príncipe del infierno y mi padre biológico, me mira casi con pena.

–No quiero recordar eso –digo firmemente–. Pasó hace años y... Quiero dejarlo en el pasado.

–La única forma de dejar algo en el pasado es olvidándolo. Yo haré que olvides, hijo, para que todo ese dolor se vaya, pero primero tienes que dejarme ver lo que te hace sufrir para arrancarlo de tu memoria.

Cuando no respondo inmediatamente, mi padre vuelve a intentarlo.

–Sé que será doloroso recordarlo, volver a pensar en aquella noche que cambió tu vida, pero después de eso, de que el amargo momento desaparezca, podrás pensar únicamente en lo bueno. Y entonces, Alec regresará.

Miro a la izquierda de la habitación donde dos recipientes con sangre son iluminados por velas negras sostenidas con una mano cercenada. La mano y sangre de Jonathan.

–¿Seguro que no puedes traerlo sólo con eso?

Miro a mi padre a los ojos, los únicos iguales a los míos, y me veo a mí mismo sentado recto y desafiante. Es extraño verme así, confiado, cuando antes bajaba la cabeza o me sonrojaba por cualquier cosa.

–Podría traerlo –dice finalmente mi padre–. Ahora mismo, con una sola palabra, pero entonces regresaría como un fantasma o en el mejor de los casos como un no muerto, y tú no quieres eso. Lo quieres contigo tal y como era antes. Para eso necesito energía que sólo pueden darme los recuerdos, y qué mejor que sean tuyos. Además te estoy haciendo un favor al librarte de esos que tanto pesan en tu alma, hijo.

Un mundo de cabeza *Malec*Where stories live. Discover now