Cap #20

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Isabelle

–¿Ya llegamos? –pregunto a la chica que conduce la camioneta.

–Falta poco.

Me re acomodo en el asiento del copiloto e intento ver el lado positivo de estar junto a esta chica morena con tatuajes raros en los brazos. Ella me esperaba fuera del cementerio y pidió que la siguiera, supuse que era la amiga de la que habló Simon y la seguí sin hacer más preguntas.

–¿Al menos podría saber tu nombre? –pregunto mirando su perfil serio.

–Maia –responde sin más.

–¿Y eso es todo? ¿Sólo dirás eso?

–¿Qué más quieres saber?

–¿A dónde vamos? ¿De dónde conoces a Simon? ¿Por qué habría de confiar en ti?

–Isabelle, conocí a Simon cuando fue enviado para asesinarme. Fui su primera misión.

–¿La loba en el río?

Maia ríe, pero sigue sin mirarme.

–Lindo título. Sí, esa era yo.

–Según el reporte matabas humanos y los dejabas en el río –comento con desconfianza.

–Así es, eso dice el reporte mas no los hechos –la miro sin comprender, pero dejo que siga–. Simon me siguió por una semana para descubrir que a quienes mataba eran nefilim que rompían los acuerdos.

–¿Como una justiciera de propia mano? Eso esta mal. Debiste dejarlo...

–¿A quién? ¿A los nefilim? –pregunta sarcástica–. Simon me siguió y al descubrir eso no me mató. Desde entonces nos mantuvimos en contacto, lo cual lo guió a conocer uno de mis secretos.

–¿Cuál?

Maia detiene la camioneta frente a un edificio enorme decorado de manera sobria.

–Isabelle Lightwood –Maia estira el brazo, me doy cuenta que sus tatuajes son mantras de los upanishads, y abre la puerta de mi lado–. Bienvenida al Praetor lupus.

Jace

Sólo por un segundo esperé que esto no fuera cierto, pero aquí esta, Alec mirándome con ojos de odio.

–Los dejaré solos –Raphael se va y cierra la celda tras de si.

–Si lo piensas bien, esto es tu culpa –me siento en la única silla en la habitación–. Si no hubieras ido a reunirte con Magnus...

–¡Y si tú no hubieras sido un cobarde tal vez esto no habría pasado!

Alec comienza a forcejear de nuevo con las cadenas.

–Alec, sólo lograrás romper tus muñecas –advierto con calma, pero él no hace caso–. Alec, por favor deja eso.

Alec toma las cadenas y de un impulso queda suspendido en el aire, lo que da suficiente espacio a sus pies para patearme contra la pared. Cuando me estrello caigo al piso y lo miro sorprendido.

–No importa si estoy encadenado, sigues siendo el peor nefilim de todos –se burla volviendo a bajar al piso.

–¿Realmente crees que eso importa ahora? –me levanto y siento mi espalda adolorida–. Esta guerra ya está perdida. Las clasificaciones no importarán mañana.

–¿Mañana?

–Sí, mañana esta guerra acabará y no importará si eres mejor que yo.

–¿Dónde está Magnus?

Un mundo de cabeza *Malec*Место, где живут истории. Откройте их для себя