Cap #25

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Clary 

–Esto es tan asqueroso.

Sin escuchar las protestas de mi hermano, tomo otra rata asada y comienzo a comerla. La carne no está tan mal, sabe mejor que las arañas.

–Es lo único que hay –digo con la boca llena–. Lamento no cumplir tus expectativas.

Jonathan parece avergonzado y no intenta decir nada más mientras come, o intenta hacerlo.
Miro la fogata hecha con madera del piso del comedor y pienso en los Lightwood, una familia orgullosa y respetada pese a sus escándalos. Aún se susurraba que en el siglo XIX, Benedict Lightwood tuvo un amorío con una mundana quien fue la verdadera madre de sus hijos menores, pero esos susurros fueron remplazados cuando Alec, sin ningún problema, declaró ser bisexual en su décima fiesta de cumpleaños, y claro que Isabelle siempre dio de qué hablar con su curiosidad por lo mundano. Ambos eran tan auténticos y brillantes y espontáneos como el fuego. Y ahora ambos están muertos y yo no pude hacer nada.

–¿Sabes? Cuando me clasificaron como la mejor cazadora de sombras de nuestra generación pensé que sería importante –Jonathan me mira atento y yo comienzo a jugar distraídamente con la cabeza de rata entre mis dedos–. Pensé que haría grandes cosas y que un tapiz con mi historia sería colgado en el Gard un día. Pero el Gard ya no existe y en batalla, en verdadera batalla, me dejaron inconsciente dos veces y personas murieron. Cuando vinieron por Isabelle yo no pude quitarme a los hombres de encima mientras otros se la llevaban, y cuando la señora Lewis fue devorada sólo pude huir. No soy importante, soy como cualquiera, como cualquier mundano allá afuera que preferiría estar muerto.

Jonathan se levanta, rodea la fogata y se sienta a mi lado en el piso.

–Eres muy muy superior, Clary –rio por sus palabras y él pone una mano en mi hombro–. Y también una excelente cazadora de sombras, la más rápida y fuerte y ágil que he conocido, y estoy seguro que harás cosas importantes.

–Sí, claro.

–Hablo enserio. Hace menos de media hora mataste a un demonio con parte de un candelabro, fue impresionante. Eres impresionante, hermanita y que sigas viva, que seas la última cazadora de sombras, es sólo prueba de eso.

Es cierto, pienso, nunca lo consideré. Pero entonces...

–Y tú eres el último –de pronto el mundo me pesa en los hombros y la cabeza me da vueltas.

Los últimos, los últimos cazadores de sombras, los últimos hijos de Raziel, los últimos nefilim, los últimos de una especie que vivió mil años, los últimos que saben cómo hacerle frente a los demonios, los últimos. Pero no tiene porqué ser así.
Me inclino para besar a mi hermano y él se aleja al roce.

–¿Qué haces?

–Somos los últimos cazadores de sombras, Jonathan. Debemos preservar la especie.

–¡No voy a acostarme contigo, Clary! –grita tan alto como asqueado por la idea– ¡Eres mi hermana!

–Lo sé –digo con una tranquilidad que me sorprende–. Pero la otra opción es dejar que el mundo pierda la esperanza.

–¿No lo haz visto? –Jonathan señala la puerta del santuario– El mundo ya perdió la esperanza y, escúchame muy bien, Clary, aunque bajara Raziel y nos ordenara hacerlo jamás me acostaría contigo. Será mejor que saques esa idea de tu cabeza.

Un mundo de cabeza *Malec*Where stories live. Discover now